Un medicamento diseñado para la artritis demuestra que para la diabetes tipo 1 en seco
Un ensayo clínico diseñado con otros fines ha mostrado que, si se empieza a tomar esta medicina en las etapas tempranas de la enfermedad, se preservan las células que generan insulina
Se calcula que unas 90.000 personas en nuestro país padecen diabetes tipo 1. Esta enfermedad metabólica no tiene ni causa ni cura conocida (de momento). Sabemos que se debe a que en un momento dado, pudiendo existir un factor genético, nuestro sistema inmune ataca a las células pancreáticas que generan la insulina, lo que hace que los niveles de esta hormona, diseñada para regular la cantidad de azúcar en sangre, no lleguen al máximo que sería peligroso.
Aquellas personas que padecen esta enfermedad tienen que vivir el resto de su vida midiéndose el azúcar en sangre e inyectándose insulina para no sufrir las consecuencias que tiene la glucosa excesiva, que van desde el daño a los nervios hasta la pérdida de visión.
Hace unos meses entrevistamos en Alimente a Douglas A. Melton, el científico estadounidense responsable directo de uno de los mayores avances de la medicina de las últimas décadas, al poder tratar autónomamente la diabetes tipo 1 sin necesidad de una terapia continuada. Aunque su trabajo sigue en marcha (y le queda camino por delante), la posibilidad, gracias al uso de células madre, de no sentir ningún efecto de la enfermedad por el resto de nuestra vida es más que motivadora.
"Cuando la diabetes tipo 1 se diagnostica por primera vez, sigue existiendo un gran número de células productoras de insulina"
Pero hasta que este proyecto se convierta en una realidad del día a día queda mucho tiempo. Por suerte para nosotros, otros avances en este terreno de la ciencia están teniendo lugar, y todo gracias a la serendipia.
Las buenas noticias se deben a un ensayo clínico que estaba teniendo lugar en Melbourne (Australia) para buscar tratamientos efectivos contra la artritis reumatoide, otra enfermedad autoinmune, en la que nuestras defensas atacan, con gran ferocidad, a nuestras articulaciones. Los investigadores del St Vincent's Institute of Medical Research, mientras probaban su medicina contra la artritis, descubrieron que esta era capaz de parar en seco la progresión de la diabetes tipo 1, cosa que jamás se esperaron.
El trabajo científico, que ha sido publicado en el New England Journal of Medicine, muestra que la administración de esta medicina, llamada baricitinib, puede, de forma segura y efectiva, preservar la producción natural de insulina por parte de nuestras células pancreáticas y, por tanto, detener la progresión de la diabetes tipo 1 en personas que iniciaron el tratamiento en los primeros 100 días después del diagnóstico.
Como explica el autor principal del estudio, el profesor Thomas Kay, "cuando la diabetes tipo 1 se diagnostica por primera vez, sigue existiendo un gran número de células productoras de insulina. Queríamos ver si podíamos protegerlas de la destrucción a la que están sometidas por el sistema inmune. Hemos mostrado que el baricitinib es una forma segura y efectiva de enlentecer la progresión de la diabetes tipo 1".
Como señalan los investigadores, el potencial de este descubrimiento es tremendo, dado que promete ser la primera medicina (que se toma de forma oral, como una pastilla normal y corriente) capaz de modificar el desarrollo de esta enfermedad. No es de extrañar, sabiendo esto, que el propio profesor Kay esté emocionado: "Es muy excitante para nosotros ser los primeros, en cualquier sitio del planeta, que ha probado la efectividad de este medicamento para tratar la diabetes tipo 1". Y continúa: "Hasta ahora, las personas con esta enfermedad han dependido de la insulina vía bomba o inyecciones. Nuestro ensayo clínico ha mostrado que si se empieza a consumir en una etapa temprana, poco después del diagnóstico, y mientras los pacientes continúen con la medicación, su producción de insulina se mantiene. Esto conlleva que estos individuos necesiten cantidades mucho menores que el resto de pacientes".
Por supuesto, ahora es necesario llevar a cabo trabajos independientes que corroboren la efectividad y seguridad de este medicamento, pero si tenemos en cuenta las revelaciones ofrecidas por este ensayo clínico, la vida de los diabéticos podría cambiar radicalmente en los años venideros.
Se calcula que unas 90.000 personas en nuestro país padecen diabetes tipo 1. Esta enfermedad metabólica no tiene ni causa ni cura conocida (de momento). Sabemos que se debe a que en un momento dado, pudiendo existir un factor genético, nuestro sistema inmune ataca a las células pancreáticas que generan la insulina, lo que hace que los niveles de esta hormona, diseñada para regular la cantidad de azúcar en sangre, no lleguen al máximo que sería peligroso.