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Tirzepatida: la condición del nuevo fármaco adelgazante para no volver a engordar
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Aprobado por la EMA

Tirzepatida: la condición del nuevo fármaco adelgazante para no volver a engordar

Las agencias reguladoras de medicamentos americana y europea han dado luz verde para la aprobación de Mounjaro para la pérdida de peso. Es muy eficaz, pero el último estudio internacional revela cómo hay que utilizarlo para mantenerse delgados

Foto: El antidiabético de Lilly es muy eficaz para la obesidad. (Reuters/George Frey)
El antidiabético de Lilly es muy eficaz para la obesidad. (Reuters/George Frey)

La obesidad avanza con paso firme y nada parece ser eficaz para frenarla. Las cifras son alarmantes: los 2.600 millones de personas con sobrepeso y obesidad de 2020 pasarán a ser 4.000 millones en 2035, revela el último Atlas Mundial de la Obesidad. Quienes van sobrados de kilos lo sufren en su día a día -la caída de su calidad de vida está relacionada con su exceso de peso-, y los gobernantes también, ya que tienen que hacer frente a la abultada factura que acarrea la atención sanitaria a los afectados (4,32 billones de dólares en 2035, calcula la Fundación Mundial contra la Obesidad).

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En este escenario, en el que los tratamientos -quirúrgicos, farmacológicos, dietéticos- no siempre alcanzan los objetivos deseados, la llegada de los agonistas del GLP1, unos medicamentos diseñados para el tratamiento de la diabetes tipo 2, han supuesto una revolución no solo para el control de esa enfermedad metabólica, también para el de la obesidad y, de paso, han supuesto ingresos millonarios para las compañías que los han desarrollado (semaglutida, Novo Nordisk -Ozempic y Wegovy-; y tirzepatida, Eli Lilly -Mounjaro y próximamente Zepbound-).

¿Cuánto dura el tratamiento?

El más popular de ellos es Ozempic y la mayor parte de las personas que lo usan aseguran estar muy satisfechas con los resultados. Sin embargo, otro nuevo fármaco, también inyectable, está ya listo para plantarle cara (y el encuentro promete estar muy equilibrado). La molécula en cuestión es tirzepatida (desarrollada por Lilly y comercializada para el tratamiento de la diabetes tipo 2 con el nombre de Mounjaro), que en los ensayos clínicos ha demostrado que, a las 36 semanas de uso, consigue una reducción del peso del 20%.

placeholder Una persona utilizando Ozempic. (Europa Press/Ricardo Rubio)
Una persona utilizando Ozempic. (Europa Press/Ricardo Rubio)

Nadie cuestiona la eficacia de estos medicamentos y, salvo el precio -el Sistema Nacional de Salud solo financia las presentaciones que se utilizan para el tratamiento de la diabetes tipo 2-, todo son halagos por parte de los médicos y de los pacientes. Sin embargo, una duda planea sobre todos ellos: ¿durante cuánto tiempo hay que utilizarlos? ¿Qué pasa si se suspende el tratamiento? ¿Se puede mantener de forma permanente?

Estas incógnitas quedan despejadas en el ensayo clínico Surmount-4 , cuyos resultados se han difundido a través de un artículo publicado en JAMA Network. El objetivo del trabajo era determinar la eficacia de tirzepatida -una inyección subcutánea a la semana- junto con dieta y actividad física para mantener la pérdida de peso en personas no diabéticas con obesidad (índice de masa corporal de 30 o más) o sobrepeso (IMC de 27) y con algún factor de riesgo cardiovascular (hipertensión, colesterol elevado o apnea del sueño).

Unos ganan, otros siguen perdiendo

Surmount-4 es un ensayo clínico fase 3 (para probar la seguridad y eficacia de un nuevo tratamiento) que consta de dos fases: en la primera, de 36 semanas de duración, todos los participantes (783 en total) recibieron tirzepatida (10 o 15 miligramos), con lo que perdieron cerca del 21% de su peso. La segunda fase, de 52 semanas de duración, incluyó a 670 de los participantes iniciales, y fueron asignados de forma aleatoria a seguir con el fármaco o a recibir placebo. Los resultados finales fueron reveladores: las personas que recibieron placebo recuperaron el 14% del peso perdido, mientras que los que siguieron con terzipatida no solo mantuvieron la pérdida de peso, sino que, además, adelgazaron otro 5,5%.

"Si dejas de tomar la medicación, recuperas el peso. No hay duda de que eso sucederá"

Y otra consecuencia no menos relevante es que, al suspender el medicamento, los factores de riesgo cardiovascular (hipertensión, colesterol, hígado graso, etc) que habían mejorado durante el tratamiento volvieron a empeorar.

El mensaje que hay detrás de este resultado es claro: “Si dejas de tomar la medicación, recuperas el peso. No hay duda de que eso sucederá”, advierte el doctor Louis Aronne, director de la investigación y del Centro Integral de Control de Peso de la Facultad de Medicina Weill Cornell, en Nueva York. “La obesidad es una enfermedad crónica, como la diabetes o la hipertensión arterial. Por lo tanto, debe tratarse de forma crónica”.

Mecanismo de acción

Los agonistas de GLP-1 actúan imitando a las hormonas que secreta el intestino de forma natural después de comer y que desencadenan la producción de insulina. Además, reducen el hambre debido a que ralentizan el vaciado gástrico e influyen en los receptores cerebrales de la saciedad. "En lugar de contar calorías, el medicamento ayuda a la persona a comer menos porque le indica al cerebro que está lleno", explica Aronne, y ese doble mecanismo de acción “ayuda a superar el fenómeno de meseta que se observa en algún momento [del adelgazamiento] y produce una pérdida de peso aditiva”.

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Foto: iStock.

La posibilidad de que los tratamientos para la obesidad deban ser para toda la vida no es algo que sorprenda a los especialistas. El endocrinólogo Cristóbal Morales, del Hospital Vithas Sevilla y vocal de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), matiza a El Confidencial que “tirzepatida no es un medicamento para adelgazar, es un fármaco que sirve para mantener un peso y unos hábitos de vida saludables. Al igual que los otros fármacos anteriores, y que la cirugía bariátrica, si después del tratamiento el paciente no mantiene unos hábitos saludables, vuelve a haber una reganancia de peso”.

Hecha esta aclaración recuerda que “la obesidad es una enfermedad crónica, recidivante y compleja, con mucho componente biológico, genético, psicológico y ambiental”, y de la misma forma que “a nadie se le ocurre retirar un tratamiento para una enfermedad crónica, como son la hipertensión o la diabetes, porque hayamos tenido un buen control, tampoco habría que retirar los medicamentos para la pérdida de peso".

Visto bueno y aprobación

Morales es tajante en su veredicto: “Este estudio, en el que hay una pérdida de peso nunca vista con fármacos y estilo de vida, controlado en consultas de obesidad, demuestra el cambio de paradigma en el tratamiento de esta, enfocándola como un problema de salud y no como un problema estético”.

Los resultados del Surmount-4 llegan pocas semanas después de que la FDA americana haya aprobado la inyección de Zepbound (tirzepatida) para el control crónico del peso en adultos con obesidad o sobrepeso y algún factor de riesgo cardiovascular añadido. Simultáneamente, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) también ha dado su recomendación positiva para tirzepatida para la pérdida de peso.

Foto: El fármaco Ozempic, comercializado por la danesa Novo Nordisk. (Reuters/George Frey)

Ahora se abre un periodo de negociación con el Ministerio de Sanidad para aprobar y fijar el precio de los nuevos tratamientos para adelgazar. Todo apunta a que las negociaciones no se prolongarán mucho.

Las lecciones que, por ahora, hemos aprendido de los nuevos tratamientos para la obesidad es que son muy eficaces para perder peso y para engordar los ingresos de las compañías que los han desarrollado (44.000 millones de euros a nivel mundial para el año 2030, según la compañía de asesoría financiera Bloomberg Intelligence).

Ahora que tenemos más experiencia con los nuevos tratamientos surge una duda razonable: ¿conseguirán acabar con la epidemia de obesidad?

La obesidad avanza con paso firme y nada parece ser eficaz para frenarla. Las cifras son alarmantes: los 2.600 millones de personas con sobrepeso y obesidad de 2020 pasarán a ser 4.000 millones en 2035, revela el último Atlas Mundial de la Obesidad. Quienes van sobrados de kilos lo sufren en su día a día -la caída de su calidad de vida está relacionada con su exceso de peso-, y los gobernantes también, ya que tienen que hacer frente a la abultada factura que acarrea la atención sanitaria a los afectados (4,32 billones de dólares en 2035, calcula la Fundación Mundial contra la Obesidad).

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