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Tu opinión no le importa nada al médico (y debería)
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Tu opinión no le importa nada al médico (y debería)

Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Cambridge y por el King's College de Londres ha puesto de manifiesto que las sensaciones que tienen los pacientes no son nada valoradas en el proceso diagnóstico

Foto: Imagen: iStock/CSA-Archive/EC Diseño.
Imagen: iStock/CSA-Archive/EC Diseño.

Según datos de Eurostat, los españoles acudimos (al menos en 2019, cuando se realizó el estudio pertinente) 7 veces al año al médico. Por supuesto, esta estadística la suben las personas con enfermedades crónicas o los grupos más vulnerables, como los ancianos. Pero lo cierto es que necesitar asistencia sanitaria, aunque no sea de urgencia, es algo muy común en nuestras vidas.

Una vez en la consulta del médico, da igual que se trate de un especialista o de nuestro doctor de atención primaria, relatamos nuestros síntomas y sensaciones, con la esperanza de que le ayuden a llegar a un diagnóstico. El problema es que, como ha revelado un nuevo estudio, los síntomas sí tienen valor para los facultativos; las mencionadas sensaciones, no tanto.

Cuando tenemos un problema de salud, más allá de lo obvio, como puede ser la fiebre o la mucosidad, también experimentamos sensaciones, a veces difíciles de describir, o sospechas de qué puede ser lo que nos está pasando o qué puede haberlo causado. Pero la realidad es que esas narraciones son mayormente menospreciadas por los profesionales de la salud.

"Cuando entro en una consulta médica, siento cómo mi cuerpo está siendo tratado como si yo no tuviera ningún tipo de autoridad sobre él"

El estudio, elaborado por investigadores de la Universidad de Cambridge y el King's College de Londres, ha desvelado que los médicos consideran que las observaciones de los pacientes son lo menos importante en las decisiones diagnósticas. No solo eso, sino que también ha mostrado que nosotros, al asistir a la consulta, exageramos o minimizamos nuestros síntomas, mucho más de lo que somos conscientes.

Estos dos problemas van de la mano: al mostrar que los síntomas descritos por los pacientes no son tan objetivos como podría parecer y, al mismo tiempo, no se le da valor a lo que opina el enfermo, el diagnóstico se puede ver dificultado tanto que, en determinados extremos, puede resultar erróneo.

Como comentan los autores del estudio, uno de los pacientes entrevistados narró la "sensación de menosprecio", tanto que llegaba a ser "degradante y deshumanizante". Además, explica el paciente, "si hubiera continuado valorando más la opinión de los médicos que la mía propia, estaría muerto. Cuando entro en una consulta médica siento cómo mi cuerpo está siendo tratado como si yo no tuviera ningún tipo de autoridad sobre él, dado que lo que siento 'no tiene ningún valor', en esos casos se trata de un entorno muy inseguro. Les digo mis síntomas y ellos me dicen que eso no puede ser, que es erróneo, que no puedo sentir dolor en ese sitio o de esa manera determinada".

placeholder El laboratorio pesa más que lo que digamos. (iStock)
El laboratorio pesa más que lo que digamos. (iStock)

Para llevar a cabo el estudio, publicado en la revista médica Rheumatology, los investigadores se centraron en el ejemplo del lupus neuropsiquiátrico, una enfermedad autoinmune e incurable y extraordinariamente difícil de diagnosticar, dado lo difusos que son sus síntomas y lo que desconocemos de ella. A los médicos que participaron en el estudio, se les dio una lista de 13 factores que intervienen en el diagnóstico de la enfermedad, entre los que se encontraban la historia clínica, las pruebas de imagen, las observaciones en consulta o las experiencias de pacientes y familiares.

Menos del 4% de los facultativos clasificaron la opinión y observaciones de los pacientes entre los 3 criterios diagnósticos principales. Los doctores, en casi todos los casos, valoraron como lo más importante sus propias observaciones en la consulta, a pesar de admitir que, en muchos casos, no estaban seguros de sus propios diagnósticos, dado que estos se basaban en síntomas "invisibles", como los dolores de cabeza, las alucinaciones o la depresión. Esos síntomas neuropsiquiátricos pueden provocar una paupérrima calidad de vida y muerte prematura, además de que los informes muestran que se diagnosticaron erróneamente (y, por tanto, también se trataron de manera errónea), al contrario de lo que ocurría con otros síntomas más obvios, como los sarpullidos.

Como señala la miembro del comité de la Alianza de Enfermedades Reumáticas Autoinmunes Raras del Reino Unido, Sue Farrington, "es momento de dejar atrás esa visión paternalista de 'el médico sabe más y mejor' y pasar a una relación más igualitaria, donde los pacientes que conviven con las enfermedades y las experiencias asociadas y los doctores que han aprendido sobre ellas colaboren entre sí".

Casi la mitad (46% de 676) de los pacientes que formaron el grupo de estudio del trabajo científico afirmaron no haber sido preguntados en ningún momento acerca de su valoración personal de los síntomas y de la enfermedad. La buena noticia es que otros (aunque no se especifica el número en el estudio) sí dijeron haber sido preguntados, y que esto resultara ser una experiencia muy positiva.

Foto: Foto: iStock.
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Algunos profesionales sanitarios, sobre todo los psiquiatras y las enfermeras, sí valoraron muy positivamente las experiencias y la opinión de los pacientes, como apuntó durante la duración del trabajo científico un psiquiatra de Gales: "Es común que los pacientes lleguen a la clínica tras haber pasado por múltiples valoraciones médicas; habiendo investigado a conciencia su situación y habiendo hecho un tremendo esfuerzo para entender qué les pasa a ellos y a su cuerpo. En múltiples ocasiones son diagnosticadores expertos sin saberlo".

La autora principal del estudio, la doctora Melanie Sloan, sostiene que "es tremendamente importante que escuchemos y valoremos las aportaciones de los pacientes sobre sus síntomas y, sobre todo, las de aquellos con problemas de salud de larga duración, dado que, a pesar de todo, son los únicos que saben cómo es vivir con ellos. A pesar de esto, también necesitamos asegurarnos de que los médicos disponen del tiempo necesario como para explorar a conciencia cada uno de los síntomas de los pacientes, cosa que es cada vez más difícil con los problemas de los sistemas sanitarios actuales".

Este cambio de punto de vista, subrayan los autores del trabajo científico, no supondría solo una mejora del diagnóstico del lupus neuropsiquiátrico, sino de todas las enfermedades y un gran paso adelante tanto para médicos como para los pacientes.

Según datos de Eurostat, los españoles acudimos (al menos en 2019, cuando se realizó el estudio pertinente) 7 veces al año al médico. Por supuesto, esta estadística la suben las personas con enfermedades crónicas o los grupos más vulnerables, como los ancianos. Pero lo cierto es que necesitar asistencia sanitaria, aunque no sea de urgencia, es algo muy común en nuestras vidas.

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