Que duermas mal podría ser culpa de tu pareja, según un nuevo estudio

Muchas decisiones sobre nuestro estilo de vida tienen una repercusión en nuestra salud. Algunas son positivas y otras, en cambio, negativas. Ahora, un nuevo estudio de la Universidad de Míchigan sugiere, avalado por estudios científicos, que nuestra pareja puede ser la responsable de que por las noches nuestro descanso no sea todo lo bueno que podría ser.

Es posible que a muchos de nosotros nos resulte familiar el hecho de que nuestro compañero o compañera de cama tenga alguna noche en la que se mueva demasiado, o ronque con ahínco, y que al día siguiente nosotros estemos hechos polvo. El trabajo científico (todo sea dicho) se ha basado en un estudio con ratones y sus patrones de sueño dentro de un contexto social.

Dormir acompañado no siempre es positivo, el insomnio se puede transmitir

Pero no todos son malas noticias. Los investigadores descubrieron que estos pequeños roedores buscan el contacto físico antes de iniciar el sueño, y que se acurrucan una vez han logrado alcanzarlo. Este es uno de los primeros estudios que muestran nuestra necesidad (y la de los mamíferos) de contacto social, incluso durante el sueño.

Pero hasta aquí la parte buena del asunto. Dormir con una pareja también tiene aspectos negativos. Los investigadores de los estudios descubrieron que los ratones, a menudo, interrumpían el sueño de aquellos con los que dormían. De forma similar, en los humanos, dormir acompañado no siempre es positivo. Ejemplo de esto último es que el insomnio se puede transmitir entre compañeros de cama.

La pregunta que surge después de saber esto es que, estando al tanto de que existen aspectos muy negativos en el hecho de dormir con nuestra pareja, ¿por qué tanto nosotros como el resto de mamíferos elegimos hacerlo voluntariamente? Los investigadores, a día de hoy, lo desconocen.

Otros aspectos más que reveladores del estudio incluyen que, cuando dormimos con nuestra pareja, se sincronizan nuestros aspectos neuropsicológicos, incluidas las fases del sueño, la duración de las fases REM, la intensidad del sueño y el momento en el que nos quedamos dormidos o nos despertamos.

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Por supuesto, la aplicación práctica de los descubrimientos que ha llevado a cabo este estudio es más que complicada si no queremos poner en riesgo nuestra vida en pareja. A pesar de esto, existen soluciones que pueden hacer que durmamos mejor si nuestro compañero dificulta nuestro descanso. Diversas fuentes afirman que en España cuatro de cada diez adultos duermen mal. Además, los estereotipos son correctos: el 50% de los hombres ronca, mientras que tan solo lo hace el 25% de las mujeres.

Es por esto que, si descubrimos que esa es nuestra situación, o la de nuestra pareja, una visita al médico puede solucionar muchos problemas que comprometen el descanso, no solo del que los padece, sino también de quien le acompaña.