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Resuelto tras 18 años: descubren el origen de las células T más escurridizas
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Resuelto tras 18 años: descubren el origen de las células T más escurridizas

Los airados debates entre científicos no aportaron nada de luz sobre un asunto que, de descubrirse, podría revolucionar la inmunidad a multitud de enfermedades. Ahora, científicos suizos han dado con la clave

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

En el año 2005 se identificaron unas células de nuestro sistema inmunitario muy especiales. Se trataba de células T, con memoria, pero que además poseían propiedades características de las células madre. Se las denominó TCM y se comprobó que tenían un papel fundamental en la protección de nuestro cuerpo frente a invasores externos.

La cuestión es que nadie sabía de dónde salían. Para ser algo tan importante para nosotros, no conocer su origen suponía un gran problema, pues dificultaba el desarrollo de medicamentos y tratamientos que las complementasen o las ayudaran a realizar su función.

Esto, por desgracia, originó uno de los debates más sonados (y airados) en el mundo de la inmunología durante casi dos décadas. Ahora, por suerte para todos, científicos suizos han conseguido dar con la clave de los precursores de estas misteriosas células.

Hay que dejar claro que la existencia de estas células no era un misterio, dado que un análisis de sangre puede darnos los datos de su presencia y, además, podemos aislarlas individualmente para investigarlas, pero desconocer la procedencia sí supone un problema muy poco común en la medicina moderna, sobre todo en este caso, dado que estas células son esenciales para nuestro sistema inmunitario adquirido, el que aprende a identificar a los invasores externos y activa instantáneamente los sistemas de protección específicos para ellos. Además, este sistema también es fundamental en la lucha inmunológica contra el cáncer.

"Una de las claves de entender el origen de las células TCM es tener la capacidad de generarlas a través de la vacunación"

Algunos investigadores creían que estas células se generaban como mutaciones de las células T normales, pero las pruebas de laboratorio no corroboraron en ningún momento esa teoría. A pesar de que las investigaciones se sucedían, muchas preguntas continuaban sin respuesta: ¿por qué son tan raras en el torrente sanguíneo, apareciendo únicamente cuando una infección está a punto de producirse? ¿Cómo podían producirse de la misma manera que las células T cuando sus funciones se diferenciaban tanto?

El estudio, publicado en la reputada revista científica Science Immunology, ha aportado algo de luz acerca de la procedencia de estas células, pues los investigadores de la Universidad de Lausana, en Suiza, han conseguido encontrar sus orígenes en modelos animales. Del mismo modo, los científicos descubrieron que, cuando los animales (humanos incluidos) están expuestos a una infección vírica, la población de células TCM se dispara. Por último, y tras mucho esfuerzo, los investigadores determinaron que provienen de las células T CD8+.

Foto: Ricardo Cubedo.

Como explica una de las investigadoras principales del estudio, Joana Gomes Silva, “para responder a una infección, las células T CD8+ son las primeras en responder, asesinando a las células de nuestro cuerpo infectadas. Mientras esto tiene lugar, de forma paralela, una población menor de células inmunes con características de células madre surge, permitiendo que se mantenga la capacidad de inmunidad después de que el patógeno haya sido eliminado”.

Llegados a este punto deberíamos preguntarnos para qué sirve todo esto. La respuesta es muy simple: podría significar el futuro de la vacunación. De hecho, como explica la propia investigadora, “una de las claves de entender el origen de las células TCM es tener la capacidad de generarlas a través de la vacunación”. Esto permitiría llevar a cabo una lucha efectiva y novedosa frente a multitud de patógenos, entre los que destacan los virus.

En el año 2005 se identificaron unas células de nuestro sistema inmunitario muy especiales. Se trataba de células T, con memoria, pero que además poseían propiedades características de las células madre. Se las denominó TCM y se comprobó que tenían un papel fundamental en la protección de nuestro cuerpo frente a invasores externos.

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