El presente, pasado y futuro del MIR contado por sus protagonistas
Una estudiante de tercero, un médico que se presentó recientemente y una aspirante a esta edición del examen de médico interno residente cuentan sus experiencias, sus opciones y también sus decepciones
Este sábado 20 de enero, miles de graduados en Medicina se enfrentarán al examen más importante de sus vidas: el examen MIR (médico interno residente). En función de sus resultados podrán elegir una plaza que deseen en la especialidad que ellos elijan. La competencia es feroz y los nervios están a flor de piel.
Es por esto que, desde El Confidencial, hemos hablado con una persona que lo hizo hace poco, otra que se presenta hoy y una tercera que lo hará en unos años. Este es el presente, pasado y futuro del examen MIR en España.
La tendencia al alza continúa un año más (tras alcanzar el pico en 2020, cada año se ha incrementado la oferta). En esta ocasión, hay una subida del 2,6% con respecto al año pasado. Puede parecer que esto es positivo para los médicos, pues más puestos significan, al mismo tiempo, mayores posibilidades de obtener una formación y un trabajo, pero no es tan sencillo.
"Acabé harto del examen en sí. Lo hice en 2018, pero ahí no me lo preparé demasiado"
A lo que se le debe prestar especial atención es a la tasa que relaciona los inscritos y las plazas. Si hay 200 huecos extra, pero se presentan 3.000 médicos más, la tasa desciende. Este año se sitúa en el 1,59 (para cada plaza, hay 1,59 médicos, con lo que no todos, ni mucho menos, pasarán). En años anteriores, la situación fue mejor (1,35 en 2022), pero también mucho peor (2,09 en 2019).
El pasado
Hace seis años, M. J. se presentó al MIR por primera vez, sin mucha preparación y sin los objetivos demasiado claros: "Acabé harto del examen en sí. Lo hice en 2018, pero ahí no me lo preparé demasiado tiempo. Iba con la idea de tomármelo con calma, no tenía nada planeado, nada concreto. Luego, en 2019, sí que me lo preparé bien. Saqué una plaza de medicina del trabajo en Cádiz y me fui dos años y medio allí, pero no acabé la residencia".
M. J. acabó relativamente harto de esa experiencia: "Me apetecía volverme a mi ciudad y me volví". Encontró trabajo, como ocurre en muchos casos de personas que no acaban el MIR o este nos les da la plaza que quieren, en la medicina privada.
Su visión acerca de la evolución de este examen, en concreto acerca de las plazas ofertadas, es positiva, pero allí donde hay luz, también hay sombra: "Normalmente, no se valoran otras opciones más allá del MIR. Sigues la inercia de acabar la carrera y haces ese examen porque sí". Además, el médico valora la importancia de una prueba tan esencial, pero también su buen diseño: "Tiene demasiado peso. Al final estás un año ahí, estudiándolo día sí y día también. Tras una carrera de seis años, más las prácticas... Pero al final eso no tiene mucha importancia. Puedes haberlo hecho genial en la carrera, tener notazas, recomendaciones, etc, pero si al final, el día del examen se te da mal, eso afecta a toda tu carrera".
A pesar de esto, M. J. entiende que pruebas así tengan que existir: "Yo entiendo que hay que cribar, pero por su diseño no es un examen que refleje todo lo que hay, ni tu talento ni siquiera tu esfuerzo". Con esto el médico hace referencia a todos esos extraordinarios estudiantes, con grandes notas, que en un momento de tensión, en un mal día, ven muchas de sus esperanzas frustradas, sin que se eche la vista atrás para valorar toda su carrera formativa ni sus aptitudes.
Otra vía, claro está, es no hacer el MIR: "En ningún momento valoré irme de España, pero sí que me planteé mirar otras cosas, como hacer algo en la privada [cosa que acabó pasando], pero encontrar información al respecto es mucho más difícil de lo que parece. Las opciones acaban limitándose a medicina militar, medicina privada o atención primaria".
El presente
Pilar López se presenta hoy por segunda vez al MIR: "Las sensaciones de cara a mañana [la entrevista fue ayer] son claras: bastante nerviosa. Está la incertidumbre de qué pasará, pero, dentro de lo que cabe, intentando mantener la calma, porque creo que a estas alturas es lo más importante: presentarte tranquilo y dar lo mejor de ti".
La preparación para este examen es más que complicada, como todos sabemos: "Esta es la segunda vez que me presento. El año pasado empecé a preparármelo en julio porque no pude durante sexto. Hay gente que sí puede hacer eso, pero por la dinámica de mi universidad fue imposible". Eso significa que, de julio de 2022 a enero de 2023, Pilar hincó codos como nadie. A pesar de eso, los resultados no fueron los que ella esperaba: "Esta segunda vez he empezado en mayo y hasta ahora". Ya le queda poco.
Manejar las expectativas también es algo complicado. Uno llega a este examen con muchas esperanzas de cómo quiere que sea, a partir de ese momento, su carrera profesional, pero todo depende de ese día: "La primera vez que me presenté, mi primera opción era pediatría, pero finalmente no me dio para esa plaza". Podría parecer que, con un objetivo tan claro, la médico decidió repetir el MIR a modo de segundo intento, pero, como explica, no fue el caso: "Mi decisión de repetirlo no fue por no alcanzar pediatría, sino porque yo sentía que podía dar más de mí misma, tenía esa espinita clavada. Creo que haber pasado por este proceso ya una vez me ha hecho ampliar horizontes y ahora creo que podría ser feliz en muchas especialidades, así que cuando tenga mi nota, dentro de las opciones que tenga, me plantearé una u otra".
La sensación de la obligatoriedad del MIR también afectó a Pilar. Valorar otras opciones (no hacer este examen) es, en sí mismo, una posibilidad que todos llegan a manejar antes o después: "Nunca me lo planteé en serio. Es una idea que a todos, en algún momento, nos ronda la cabeza. Yo no llegué a valorarlo porque, a pesar de que sea un proceso muy duro, creo que la residencia que hice aquí en España es muy buena, una gran formación, y siempre me planteé seguir aquí".
El futuro
Bárbara Azcona Santa Marina es estudiante de tercer año de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid. A pesar de que, dada la cantidad enorme de años que supone la carrera, todavía le queda un considerable trecho por delante antes de enfrentarse cara a cara al MIR, sí que nos da una clara imagen de cuáles son sus esperanzas para cuando llegue el momento: "En mi opinión, el MIR es la principal opción. Son pocos los que se plantean las salidas alternativas. Creo que es algo que la gente se plantea más cuando tienen que enfrentarse de verdad al examen. Tal vez no se ven preparados o creen que otras opciones les serían más cómodas o rentables". A pesar de que la inmensa mayor parte de los graduados en Medicina acaben haciendo el MIR, está claro que la alternativa es una idea que ronda más de una cabeza.
Si todo sigue la progresión que está teniendo ahora mismo, Bárbara, dentro de unos años, se encontrará ante una situación que, no hace mucho tiempo, habría sido envidiada: el aumento constante de plazas. Al inicio del artículo hablábamos de la ratio, una de los mejores que se recuerdan, y eso puede darle la impresión a los estudiantes de que el trabajo, si quieren, está casi asegurado. Pero la estudiante es cauta, y va paso a paso, tomando los datos con mucha cautela: "Tanto yo como mis compañeros sentimos que no hay una verdadera preocupación por la ratio ni por aquellas personas que se quedan sin su plaza MIR, sobre todo a la altura de la carrera en la cual nos encontramos. Es cierto que la mayoría estamos muy agobiados con los exámenes que tenemos ahora como para estar pensando en lo que nos deparará el futuro en tres años".
Pero no todo son buenas noticias. Sí, durante las últimas ediciones las plazas de MIR han aumentado en España, pero también lo están haciendo (y más que lo van a hacer, como explicamos en este reportaje) los graduados en Medicina, dado el incremento de oferta tanto por las facultades públicas como por las universidades privadas. De cara al futuro, le preguntamos a Bárbara acerca de la competencia que le espera: "Sin duda, el que cada vez haya más estudiantes de Medicina lleva a exigir lo mejor de cada uno para poder destacar. Supongo que esto se extrapolará al mundo laboral en un futuro. Creo también que esto es un problema en cuanto a las clases, ya que ahora mismo estamos unos 70 alumnos en cada una, y la disponibilidad de facultativos que hay para sustituir a la gran parte de los profesores que se jubilan en los siguientes años es mínima". Dicho de otro modo: no solo hay falta de médicos en los centros sanitarios, sino también en las aulas.
El MIR es un examen que provoca respeto ya en las primeras etapas de la carrera, y prepararlo requiere de una planificación precisa. De hecho, como describe Bárbara, "la convocatoria para el MIR suele ser en enero-febrero del año siguiente al que tú acabas la carrera. Por lo que si acabas 6º en mayo, tendrías desde ahí hasta entonces, es decir, unos 9 meses. Es cierto que la mayoría de personas suelen empezar a preparárselo durante el último año de carrera para tener ese tiempo extra, pese a que esto no sea nada fácil, ya que hay que compaginarlo con el TFG, el ECOE (un examen práctico que te permite ejercer como médico) y las prácticas, para poder tener los requisitos para graduarte".
No solo eso, sino que a los alumnos de Medicina se les incita, desde organizaciones privadas, a empezar mucho antes: "Desde 3º de carrera, las academias correspondientes contactan con los alumnos para hacer publicidad, enseñar sus manuales e incentivarnos a reservar nuestra plaza desde 4º o 5º, ya que si no, más tarde puedes quedarte sin hueco en la academia que tú querías". Desde un punto de vista personal, acerca de lo que ella hará, la estudiante de Medicina aclara que "es algo que no he empezado a pensar y no sé cómo me organizaré cuando llegue el momento, pero estoy segura de que tendré mucho feedback de compañeros que ya se habrán examinado y me den buenos consejos".
Hoy, miles de chavales (y no tan chavales) se enfrentan a la prueba más importante de sus vidas, la que, con total seguridad, marcará su futuro profesional. Solo podemos desearles calma y que lo hagan lo mejor posible.
Este sábado 20 de enero, miles de graduados en Medicina se enfrentarán al examen más importante de sus vidas: el examen MIR (médico interno residente). En función de sus resultados podrán elegir una plaza que deseen en la especialidad que ellos elijan. La competencia es feroz y los nervios están a flor de piel.
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