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¿Puede nuestro carácter predisponernos a la demencia?
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'MÁS AÑOS, MÁS VIDA'

¿Puede nuestro carácter predisponernos a la demencia?

La actitud ante la vida siempre se ha considerado como un factor que predispone a una mayor o menor longevidad. Un nuevo estudio ha encontrado que los rasgos de personalidad se relacionan con el riesgo de padecer demencia a edades avanzadas

Foto: Foto: iStock.
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Cuando hablamos de longevidad en muchas ocasiones nos centramos en la salud física, y en aspectos como la nutrición, la actividad física, el uso de suplementos, o el descanso. Pero la dimensión emocional y la salud mental tienen mucho que decir y cada vez sabemos más de su impacto sobre la salud general y sobre la esperanza de vida.

No en vano, tener una actitud positiva siempre ha sido considerado un factor que podría predisponer a una vida más larga y sana. Todos habremos escuchado en alguna ocasión hablar de las personalidades tipo A o B, y del impacto que esto tiene sobre el estrés. Y sabemos sin duda que el estrés es “no bueno” para la salud y la longevidad.

Los "grandes cinco"

Definir la personalidad no es tarea fácil. Más allá del modelo de las personalidades A y B, uno de los más aceptados y utilizados es el de la teoría de los cinco grandes rasgos. Este modelo fue propuesto por los psicólogos Lewis Goldberg y Warren Norman en la década de 1960. Su fundamento es que existen cinco grandes dimensiones básicas que conforman la personalidad y que describen las diferencias de comportamiento, sentimientos y pensamiento entre individuos.

Estos “grandes cinco” son: apertura a la experiencia, responsabilidad, extraversión, amabilidad y neuroticismo o estabilidad. Todos estos factores tienen una serie de características, y la combinación de los cinco define un perfil de personalidad individual.

La apertura a la experiencia hace referencia a las nuevas ideas, la creatividad, la curiosidad y el probar cosas nuevas. La responsabilidad se relaciona con ser comprometido y ordenado. La extraversión afecta a la sociabilidad y la energía, disfrutando de la compañía de otras personas. La amabilidad está conectada a la cooperación y la empatía. Finalmente, el neuroticismo está vinculado a la estabilidad emocional.

¿Qué personalidad se asocia a la demencia?

Un nuevo estudio ha analizado la relación entre los cinco rasgos de personalidad y el bienestar subjetivo (satisfacción vital) así como los síntomas clínicos de demencia (test cognitivo y neuropatología cerebral tras autopsia). El objetivo fue determinar si la satisfacción vital y las características de personalidad predecían el desarrollo de demencia.

Se encontró que el alto neuroticismo y unas bajas amabilidad y responsabilidad fueron factores de riesgo de demencia, mientras que la extraversión y tener alta amabilidad y responsabilidad fueron factores de personalidad protectores.

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No se encontraron asociaciones consistentes entre los factores psicológicos y la neuropatología en la autopsia. Sin embargo, los sujetos con mayor sentido de responsabilidad que no habían sido diagnosticados de demencia tenían en la autopsia un menor estadio de Braak (que define los cambios patológicos en el cerebro).

Según los autores, esto concuerda con hallazgos previos de individuos con una alta responsabilidad o con un bajo neuroticismo presentan resiliencia cognitiva. Esto quiere decir que tienen menor probabilidad de desarrollar síntomas de deterioro cognitivo y demencia, aun a pesar de que la neuropatología tras la autopsia demuestre hallazgos.

Actitud ante la vida

Estos resultados confirman otros anteriores que muestran que los rasgos de personalidad pueden relacionarse con el riesgo de demencia y permitir una identificación temprana, siendo una posible estrategia preventiva. Se encontró además que una alta responsabilidad y bajo neuroticismo actúan como factor protector frente al desarrollo de demencia, aún a pesar de que existan realmente alteraciones a nivel cerebral que podrían sugerir dicho deterioro cognitivo.

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Evitar el estrés y una actitud vital positiva es algo que sabemos contribuye a un envejecimiento más saludable y a mayor felicidad. Una característica de las zonas azules es precisamente el vivir en comunidades pequeñas con apoyo social cercano y en las que las relaciones de amistad y familiares son fuertes. Los hallazgos en centenarios muestran que estos presentan precisamente los mismos rasgos de personalidad que se han encontrado como protectores en el nuevo estudio: optimismo, extraversión, compromiso y bajo neuroticismo.

Liberarnos de los “si yo hubiera”, de los “y si…” y de los “es que…” y centrarnos en vivir el presente al máximo puede ser una fórmula para vivir más y mejor, junto con cuidar nuestros hábitos y disfrutar cada momento y cada oportunidad que nos ofrezca la vida. Tempus fugit.

Cuando hablamos de longevidad en muchas ocasiones nos centramos en la salud física, y en aspectos como la nutrición, la actividad física, el uso de suplementos, o el descanso. Pero la dimensión emocional y la salud mental tienen mucho que decir y cada vez sabemos más de su impacto sobre la salud general y sobre la esperanza de vida.

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