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¿Por qué 2023 ha sido un buen año para los trasplantes?
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'BAJO EL MICROSCOPIO'

¿Por qué 2023 ha sido un buen año para los trasplantes?

Lo más espectacular del año pasado fue sin duda una investigación desarrollada en China, con la participación de un científico español, el castellonense Miguel Ángel Esteban, que podría cambiar en el futuro los trasplantes

Foto: Médicos consiguen trasplantar un riñón de cerdo a un humano en Nueva York. (EFE/NYU Langone Health/Joe Carrotta)
Médicos consiguen trasplantar un riñón de cerdo a un humano en Nueva York. (EFE/NYU Langone Health/Joe Carrotta)

A diferencia de lo mucho y bueno que representó 2022 para los trasplantes en todos los órdenes a lo largo del mundo, el año que acabamos de cerrar puede calificarse de bastante anodino en el plano internacional, aunque, eso sí, especialmente brillante en España.

El tema estrella en este campo durante 2022, y que más expectativas generó, fue el trasplante de órganos de cerdos manipulados genéticamente mediante la tecnología CRISPR a seres humanos superando la etapa de experimentación animal en que se habían mantenido hasta entonces. Dos trasplantes renales de cerdo y otros dos de corazón a personas en muerte cerebral en distintos centros de Estados Unidos demostraron la viabilidad biológica de esta intervención y dieron paso a la operación estrella, un trasplante de corazón porcino a un enfermo que sobrevivió durante un par de meses y falleció por causas múltiples, aunque parece que un virus transmitido a través del órgano jugó un papel determinante.

Las expectativas abiertas han sido y son enormes, pero lo cierto es que durante 2023 apenas si se han publicado (no sabemos si habrá habido más) algunas variaciones sobre el mismo tema. Unos riñones trasplantados a una persona en muerte cerebral que funcionaron satisfactoriamente durante los siete días que duró el experimento sin ser rechazados, y un segundo trasplante cardiaco porcino a un paciente que en este caso falleció a las seis semanas aparentemente por rechazo del órgano. Pocos avances como se ve.

Lo más espectacular durante 2023 fue sin duda una investigación desarrollada en China, con la participación de un científico español, el castellonense Miguel Ángel Esteban, que podría cambiar en el futuro la dinámica de los trasplantes de órganos y tejidos. Siguiendo un camino abierto hace años por el albaceteño afincado en California Juan Carlos Izpisúa, investigadores de la Universidad de Guangzhou han conseguido por primera vez cultivar un esbozo de riñón con un 60% de células humanas, en el seno de embriones de cerdo de 25-28 días a los que previamente se les habrían eliminado los genes que dan lugar a sus propios riñones.

placeholder Foto: EFE/NYU Langone Health/Joe Carrotta.
Foto: EFE/NYU Langone Health/Joe Carrotta.

Aún con mucho camino por delante, como reconocen los propios autores, estamos en la buena senda para disponer de cerdos incubadora donde cultivar órganos humanos a la carta para un determinado enfermo puesto que el material genético de los mismos sería el de las células madre del enfermo, inoculadas en el embrión porcino. De esta forma, estos cerdos quiméricos no solo serían un procedimiento para paliar la falta de órganos, sino que eliminarían el rechazo y la necesidad de tomar medicamentos inmunosupresores: la panacea de los trasplantes.

Dos acontecimientos internacionales de gran importancia en el mundo de los trasplantes han tenido también un fuerte tinte español, aunque no se les haya hecho el más mínimo caso en nuestro país, que decididamente está a otras cosas. En noviembre, Santander se convirtió en la capital mundial del trasplante al congregar una cumbre de cerca de 200 expertos con participación de la Unión Europea y la OMS, que coordinados por la ONT dieron origen a la Declaración de Santander, una verdadera hoja de ruta para la próxima década que será incorporada a las resoluciones de la OMS y que compromete tanto a países como a organismos internacionales en aspectos tan importantes como la priorización y extensión de estas terapéuticas, la ayuda a los países con menos recursos para que las puedan desarrollar, la creación de registros que evalúen los resultados, la protección del donante vivo y la lucha contra todo tipo de comercialización de la donación y el trasplante, todo ello con nuestro país en primera fila como mascarón de proa.

Foto: Foto: iStock.
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De la misma forma, el fin de la presidencia española de la Unión Europea culminó con éxito la tarea de la ONT, junto con otros dos centros directivos del Ministerio de Sanidad, al conseguir aprobar en un tiempo récord el nuevo Reglamento sobre Sustancias de Origen Humano (SoHo por sus siglas en inglés), que incluye todo tipo de tejidos, células, médula ósea, trasfusiones sanguíneas, microbiota, leche humana, células reproductoras y un largo etcétera, y conseguir el siempre complicado acuerdo entre el Consejo y el Parlamento Europeo. En realidad, toda substancia susceptible de ser obtenida de un ser humano y aplicada en otro, a excepción de los órganos que siguen regulados por una directiva del 2010 también liderada por la ONT española, quedará recogida en este reglamento que sustituye a otros que estaban en vigor desde hace más de 20 años. Falta tan solo su adopción formal, que se producirá durante la presidencia belga, a partir de la cual entrará en vigor en un plazo de 3 años una vez transcrito a los distintos países. Sería un paso de gigante para nuestro Sistema Nacional de Salud si todos estos aspectos tan relevantes contemplados por el reglamento SoHo quedaran gestionados por la ONT con los debidos refuerzos para la misma que ello implicaría.

No ha habido muchas intervenciones estrella como la de Emma, la bebé trasplantada de varios órganos abdominales en el hospital La Paz en 2022 obtenidos de un donante en parada cardiaca, aunque sí constatar su buena evolución y el hecho de que ya se han hecho tres intervenciones en el mismo hospital madrileño con esta técnica pionera en el mundo. Igualmente, pionero ha sido el trasplante pulmonar totalmente robótico realizado en el hospital Vall d’Hebron en noviembre a través de una incisión de tan solo 8 cm por encima del diafragma.

Foto: Emma, la primera niña en el mundo que recibe un trasplante de intestino de un donante en asistolia. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)

Pero, probablemente, lo más relevante del año 2023 ha sido la plena recuperación de la actividad de donación y trasplantes en España tras los destrozos ocasionados por la pandemia de covid-19, de los que aún no habíamos podido recobrarnos totalmente. En 2020 se produjo una caída de la donación de un 22,8% con tan solo una discreta recuperación en 2021, año en el que incluso fuimos superados por Estados Unidos. Tras una reacción importante en 2022, el pasado año significó alcanzar unas cifras superiores incluso a las logradas en prepandemia con máximos históricos en el número total de donantes y trasplantes de riñón, hígado y pulmón, así como en el número total de trasplantes. Cada día se producen de media en España 8 donaciones y 16 trasplantes de órganos, lo que da una idea de la magnitud de esta actividad.

El índice de donaciones por millón de habitantes, que es el dato con el que nos comparamos con el resto de los países, quedó en 48,9 donantes pmp, una décima menos que en 2019, que fue de 49, ya que, aunque las donaciones aumentaron significativamente, la población lo hizo en mayor cuantía y este dato es un cociente entre ambas magnitudes. Cuando se hagan públicas las estadísticas de todo el mundo, esta cifra superará los 50 donantes pmp porque la población que se utiliza para comparar países es la de la ONU, siempre inferior al censo. Esta cifra nos permite mantener el liderazgo mundial ya que Estados Unidos, nuestro gran rival en los últimos años, en gran medida por la terrible epidemia de fentanilo, se sitúa en 48,04 donantes pmp, aún con cifras provisionales en el momento de escribir este artículo.

placeholder Transporte de órganos para trasplantes. (iStock)
Transporte de órganos para trasplantes. (iStock)

Aunque los aumentos en la donación nunca obedecen a una sola causa, se puede afirmar que el motor del crecimiento de los trasplantes en España en los últimos 15 años ha sido la donación en parada cardiaca. Fruto de una serie de acciones que necesitaron de una reforma legislativa en 2012 y de un intenso proceso de formación de profesionales y extensión y perfeccionamiento de la técnica que aún continúa, es ya responsable del 45% de las donaciones y de casi 14.000 trasplantes desde el inicio del procedimiento, del que España es también líder mundial destacado y el único que es capaz de obtener todos los órganos con esta técnica.

A señalar que tres comunidades (Cantabria, Navarra y Murcia) superan los 70 donantes pmp (como comparación, Alemania tiene 10,4 y la Unión Europea 20,9), y diez, los 50 donantes pmp, el objetivo que se marcó la ONT para 2022 y que solo se vio frustrado por la pandemia. Tan solo dos comunidades están por debajo de 40, que fue la meta que se planteó en 2010 para toda España y que hoy día sigue siendo inalcanzable para casi todos los países.

Nuestro sistema de trasplantes es sin duda un éxito coral de toda la sociedad española, que es quien hace posible estos logros mediante el mantenimiento con sus impuestos de nuestro Sistema Nacional de Salud, la solidaridad de la población española (y de los inmigrantes, que están donando a un nivel similar) y la gran profesionalidad de sus sanitarios, médicos, enfermeras y todo el personal que logra el milagro de dar vida después de la muerte día a día. Es para sentirse legítimamente orgullosos.

A diferencia de lo mucho y bueno que representó 2022 para los trasplantes en todos los órdenes a lo largo del mundo, el año que acabamos de cerrar puede calificarse de bastante anodino en el plano internacional, aunque, eso sí, especialmente brillante en España.

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