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El dilema del urólogo del rey de Inglaterra
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'HOMBRES O TITANES'

El dilema del urólogo del rey de Inglaterra

Carlos III se someterá a una intervención de próstata y los motivos por los que se suele recomendar a un paciente un tratamiento quirúrgico suelen ser cinco

Foto: Carlos III y Kate Middleton, en una imagen de archivo. (Getty)
Carlos III y Kate Middleton, en una imagen de archivo. (Getty)

No me gustaría estar en los zapatos del urólogo que haya tenido que decidir el tratamiento quirúrgico de la hiperplasia benigna del rey Carlos III de Inglaterra. En los últimos días, los medios de comunicación del mundo entero se han hecho eco de la noticia, elucubrando qué técnica habrá sido la elegida para él y aprovechando la percha por otros actores para “hablar de su libro”. El paciente de Buckingham Palace en cuestión tiene 75 años, y podemos pensar que, antes de recomendar una operación, han agotado las opciones de tratamiento médico.

Los motivos por los que se suele recomendar a un paciente un tratamiento quirúrgico de su próstata suelen ser uno de estos cinco: mal control de síntomas a pesar de estar tomando tratamiento farmacológico, infecciones de orina de repetición, daño renal secundario a obstrucción, piedras en la vejiga secundarias al crecimiento de la próstata o retención urinaria crónica (portando o no sonda vesical).

Foto: Hiperplasia de próstata. (iStock)

En este momento disponemos de varias opciones para ofrecer a los pacientes, desde los conocidos láseres (verde, holmio, diodo, tulio, etc.) hasta opciones clásicas como la resección bipolar de próstata o más modernas como la cirugía robótica (adenomectomía Da Vinci), y otras aún más mínimamente invasivas como las que usan el agua como fuente de energía (Rezum, Aquablation) o las que consisten en la colocación temporal de dispositivos tipo iTIND.

Generalmente, los factores que intervienen en el proceso de toma de decisiones compartidas con el paciente son su edad, tamaño y forma de la próstata, grado de obstrucción, deseo imperativo de preservar la eyaculación, y algunos otros factores como patologías previas, toma de anticoagulantes, etc. Cuando damos una de estas recomendaciones, hay que hacer un ejercicio de balance individual y personalización, lo más honesto y ajustado a la experiencia del equipo que va a realizar el procedimiento posible y tratando de poner las expectativas en su justo lugar.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Por tanto, es importante conocer y analizar las distintas técnicas, con sus ventajas e inconvenientes y compartir estos datos abiertamente con el paciente. En el caso de Su Majestad y, por supuesto, haciendo un generoso y divertido ejercicio de imaginación y suposición, por su edad es de esperar que el tamaño prostático sea significativo y, por tanto, opciones como el iTIND (se usa en próstatas pequeñas) y el REZUM (pequeñas y medianas) no hayan sido las elegidas. Otras como la RTU bipolar podría haber sido considerada si el tamaño prostático no fuera excesivo (más de 80-90 cc) y veo menos probable que le hayan planteado una cirugía robótica en este caso. Me inclino más (ojalá se acabe publicando y sepamos si hemos acertado) por una opción de láser, y quizás si tuviera que apostar lo haría por el HOLEP (enucleación prostática con láser de holmio).

La técnica se realiza a través del conducto de la orina (uretra) y consiste en vaciar el interior de la próstata, algo así y muy simplificado como “quitar los gajos a una mandarina” preservando la cáscara. Técnica muy consolidada en todo el mundo y en especial en Reino Unido, con unos excelentes resultados inmediatos y que se mantienen a largo plazo, que permite obtener muestra para análisis anatomopatológico, entre otras muchas ventajas, como mínima estancia hospitalaria (24-48 h), alta sin sonda, rápida recuperación a la vida personal y laboral y anecdótico riesgo de incontinencia urinaria, sin afectar la erección, el orgasmo o el deseo sexual.

Foto: El 15% de la población tiene problemas de escapes de orina. (iStock)

En cualquier caso, nuestros mejores deseos para Su Majestad, que le vaya muy bien y que su urólogo tenga un “buen día”. ¡Dios salve al Rey!

No me gustaría estar en los zapatos del urólogo que haya tenido que decidir el tratamiento quirúrgico de la hiperplasia benigna del rey Carlos III de Inglaterra. En los últimos días, los medios de comunicación del mundo entero se han hecho eco de la noticia, elucubrando qué técnica habrá sido la elegida para él y aprovechando la percha por otros actores para “hablar de su libro”. El paciente de Buckingham Palace en cuestión tiene 75 años, y podemos pensar que, antes de recomendar una operación, han agotado las opciones de tratamiento médico.

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