Soy química y este es el motivo por el que deberías echarle sal a tu taza de té

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La especialista en química por más de cuatro décadas Michelle Francl no se esperaba que la publicación de su libro Steeped: The Chemistry of Tea diese tanto de qué hablar. En él ofrece un consejo muy valioso para conseguir que nuestro té sea menos amargo: añadirle un poco de sal. No es la primera vez que escuchamos esta sugerencia, y muchos expertos han recomendado lo mismo a la hora de tomar café.

En un artículo de New Scientist, escrito por la propia autora, Francl explica que “si bien puede parecer extravagante, la idea de agregar una pizca de sal al té para reducir el amargor tiene sus raíces en la ciencia”. Para contrarrestar el sabor, “el ion sodio interactúa con el mecanismo químico que produce la percepción de un sabor amargo”, aclara. Como amante del té, Francl se ha tomado con humor las reacciones a su libro, y está encantada de que todo el mundo esté recomendándolo. A su vez, como química por vocación, le alegra ver cómo estos días se está hablando más de los mecanismos químicos de una simple taza de té con sal.

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La reacción de la embajada de EEUU en Reino Unido

La propia embajada de Estados Unidos en Reino Unido no se ha podido resistir a reaccionar ante tal suceso. En un comunicado oficial, que se puede leer al completo en su cuenta de X, la embajada de EEUU afirma, con tono irónico y jocoso, que el té es “un vínculo sagrado que une a nuestras naciones”, y garantizan que “la idea de añadir sal a la bebida nacional británica no es oficial en Estados Unidos”. Mientras tanto, aseguran que seguirán “preparando té de la manera adecuada: calentándolo en el microondas”.

La OMS recomienda reducir el consumo de sal

Más allá de las dudas, el rechazo o las bromas que haya podido suscitar esta propuesta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) es muy seria en cuanto al exceso de sodio en nuestra dieta. Como informa la OMS, la ingesta media mundial de sal en los adultos es de 4.310 miligramos por día, equivalente a 10,78 gramos por día de sal. Esta cantidad es más del doble de lo recomendado en adultos, que vendría a ser menos de 2000 miligramos por día de sodio, equivalente a menos de 5 gramos por día de sal.

Las dietas altas en sodio provocan el aumento de la tensión arterial, mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer gástrico y obesidad, entre otras afecciones. Según las cifras de la OMS, 1,89 millones de muertes al año se asocian al consumo excesivo de sodio. De ahí la insistencia y la importancia de reducir el consumo de sodio en nuestro día a día.