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Descubren por qué el cáncer puede provocar pérdida de memoria
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Descubren por qué el cáncer puede provocar pérdida de memoria

El síndrome paraneoplásico afecta al 2% de los pacientes de cáncer y, como si estos no tuviesen suficiente con lo suyo, añade más problemas a personas que, ya de por sí, son vulnerables

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

En casos raros, el cáncer puede provocar que nuestro cuerpo se vuelva, literalmente, loco. Cuando esto ocurre, nuestro sistema inmune, diseñado para hacer frente a los invasores externos (y al propio cáncer), comienza una especie de guerra civil contra las células sanas de nuestro organismo, lo que provoca una serie de síntomas que afectan muy negativamente a la salud de los individuos que, ya de inicio, sufren una de las enfermedades más serias que conocemos.

Diversos estudios han situado la prevalencia de esta afección, llamada síndrome paraneoplásico, entre el 1% y el 2% de los pacientes de cáncer. Las causas de que esto ocurra, hasta ahora, eran desconocidas. Desde luego, el cáncer se hacía notar de tal manera que nuestro sistema inmune atacaba a otras células, pero las razones por las que esto tenía lugar no estaban nada claras. Por suerte para nosotros, hoy se acaba de publicar un estudio que supone un paso de gigante en este terreno, pues ha identificado al posible culpable.

Como explica uno de los autores del estudio publicado en la revista científica Cell, el doctor Jason Shepherd, "los síntomas del síndrome paraneoplásico neuronal pueden incluir cambios en el comportamiento, pérdida de memoria y de coordinación y, en algunos casos, hasta ataques; son lo que caracteriza esta enfermedad. En su versión neuronal, el síndrome paraneoplásico ocurre en menos de una de cada 10.000 personas con cáncer". Como señala el científico, cada caso es diferente, variando mucho los casos entre sí, pero todos se caracterizan por involucrar rápidas reacciones inmunes contra el sistema nervioso: "Los síntomas llegan muy rápido y pueden debilitar mucho a los pacientes".

"La mayor parte de los pacientes que sufren este problema empiezan a padecer síntomas neurológicos antes de que sepan que tienen cáncer"

La importancia de esto es mayúscula, como subraya la doctora Neli Ulrich, directora del Comprehensive Cancer Center at Huntsman Cancer Institute, en la Universidad de Utah, pues "muestra que las células tumorales pueden manipular su entorno". Por otro lado, la doctora pone el acento en que "esperamos que esta investigación interdisciplinaria tenga un impacto positivo tanto en las vidas de las personas que padecen cáncer y en aquellos que sufren problemas neurológicos".

Otra de las autoras del estudio, la doctora Stacey L. Clardy, destaca, además, otra característica fundamental de este síndrome: "La mayor parte de los pacientes que sufren este problema empiezan a padecer síntomas neurológicos incluso antes de que sepan que tienen cáncer. No entendemos qué es lo que pasa a nivel celular o molecular y qué causa el síndrome, pero llegar a entender esos mecanismos es crucial para desarrollar tratamientos efectivos".

Para llevar a cabo el trabajo científico, el autor principal del estudio, el doctor Junjie Xu, examinó la estructura de las proteínas a través de sistemas de última generación. Su búsqueda dio resultado, pues descubrió que dichas proteínas se autoorganizaban en compuestos de 12 lados con una morfología muy similar a la de algunos virus. Como explica el investigador, estas estructuras concretas hacen que dichas proteínas sean muy susceptibles de ser atacadas por las defensas. De hecho, como mostraron las pruebas realizadas en ratones, las defensas del organismo solo atacaban a estas proteínas cuando se juntaban en esas estructuras, pero no cuando estaban separadas.

Foto: Rocío Arroyo, la CEO y fundadora de la empresa biotecnológica Amadix. (EC)

El problema es que esta proteína "solo se expresa en el cerebro", dice Xu, "pero algunas células cancerosas pueden generarla también, lo que desencadena una reacción inmune". En una situación normal, la proteína (llamada PNMA2) solo se localiza en el cerebro y está a salvo, pero cuando un tumor en otra parte del cuerpo empieza a producirla también, el sistema inmune detecta su localización errónea y reacciona ante ella como ante cualquier otro invasor exógeno. Se empiezan a generar anticuerpos para atacarlas, y son estos los que llegan al cerebro, sembrando el caos.

El resultado es una agresión a las áreas cerebrales involucradas en la memoria, el aprendizaje y el movimiento. Hay que puntualizar que nuestro cerebro, por regla general, dispone de la barrera hematoencefálica, que no deja pasar ni patógenos ni defensas a su interior, pero esta se ve mermada debido al cáncer. Este, aunque parezca un paso muy pequeño, no lo es, pues podría significar, de cara al futuro, la eliminación completa del síndrome paraneoplásico, de la que podrían beneficiarse cientos de miles de personas en todo el mundo.

En casos raros, el cáncer puede provocar que nuestro cuerpo se vuelva, literalmente, loco. Cuando esto ocurre, nuestro sistema inmune, diseñado para hacer frente a los invasores externos (y al propio cáncer), comienza una especie de guerra civil contra las células sanas de nuestro organismo, lo que provoca una serie de síntomas que afectan muy negativamente a la salud de los individuos que, ya de inicio, sufren una de las enfermedades más serias que conocemos.

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