El radón de los sótanos españoles no solo provoca cáncer, sino también ictus
Este elemento químico, a pesar de ser un gas noble, es la segunda causa de cáncer de pulmón en nuestro país. Ahora, según un nuevo estudio, podría ocasionar más problemas todavía
Cuando hablamos de cáncer de pulmón, lo primero que viene a nuestra mente es el tabaquismo. Hace ya muchos años que sabemos que el consumo de tabaco nos pone en serio riesgo de sufrir esta enfermedad. Desde luego, no es la única causa, pues factores genéticos u otras variables pueden dar lugar a esta patología.
El problema al que nos enfrentamos es que el segundo causante de cáncer de pulmón en nuestro país es también un desconocido para nosotros: el gas radón. Se trata de un gas noble (de los que no interactúan químicamente con nada debido a que llenan el máximo de electrones en todos sus orbitales y se sitúan en el decimoctavo grupo -o columna- de la tabla periódica). Esa falta de reactividad, en cambio, no evita que este elemento sea inestable y se descomponga a través del proceso llamado fisión.
"Descubrimos que el aumento del riesgo de ictus estaba incluso en concentraciones de radón por debajo del máximo considerado seguro"
Existen múltiples isótopos de este elemento químico que pueden proceder, a su vez, de la fisión de otros elementos más pesados como el actinio o el radio. Cuando un átomo de radón se parte, libera partículas alfa (átomos de helio 4, con dos protones y dos neutrones), con una energía altísima. Estas partículas no suelen ser especialmente peligrosas, pues hasta una delgada hoja de papel puede detenerlas. El problema es inhalar el radón, pues si está ya dentro de nuestros pulmones, su acceso a nuestras células es mucho más sencillo. No solo eso, sino que, además, los compuestos que se generan en su fisión también son peligrosos. Entre ellos destaca el polonio, que también es altamente radiactivo.
El problema al que nos enfrentamos es que la existencia del radón es inevitable: la tierra lo emite. En campo abierto, esto no supone ningún problema, pues se diluye en el aire sin más y la cantidad a la que estamos expuestos es ínfima. Pero en los edificios, la historia es muy distinta. Las casas en las que la ventilación no es especialmente buena, sobre todo en sus sótanos, acumulan este gas incoloro y eso nos puede afectar. Esta es la razón de que la tasa de cáncer de pulmón sea más alta en algunas áreas de nuestro país, como la Comunidad de Madrid, especialmente en las zonas montañosas del norte, mientras que en Valencia los casos de cáncer de pulmón a causa del radón sean mucho menores.
Pero los riesgos del radón no acaban con el cáncer, como ha descubierto un nuevo estudio publicado en la revista Neurology. Los investigadores que lo han llevado a cabo son cautos como mínimo y, dado que correlación no implica causalidad, avisan de que han descubierto una relación entre las inhalaciones moderadas e incluso leves de radón con los ictus en mujeres de mediana edad y de edad avanzada.
Para desarrollar su trabajo científico, los investigadores utilizaron como grupo de estudio a 158.910 mujeres con una edad media de 63 años que no habían presentado problemas de infartos cerebrales en el momento del inicio del trabajo científico. A todas ellas se les realizó un seguimiento durante los siguientes 13 años. Durante ese periodo se dieron 6.979 casos de ictus.
La colaboración de la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU (EPA por sus siglas en inglés) y del Servicio Geológico de EEUU (United States Geological Survey) resultó esencial, pues fueron ellos quienes aportaron los datos de contaminación por radón en cada una de las casas donde vivían (o viven) las participantes del estudio.
Tras ajustar los resultados para tener en cuenta otros factores, como el tabaquismo, la diabetes, la hipertensión arterial, etc, se determinó que los sujetos de estudio englobados en el grupo que mayor cantidad de radón inhalaba tenían un 14% más de probabilidades de sufrir trombos en los vasos sanguíneos del cerebro que las mujeres que vivían en casas con niveles prácticamente inexistentes de este gas noble.
Uno de los puntos más preocupantes que surgieron de estos datos es que muestran que, como explica Eric A. Whitsel, uno de los autores principales del estudio, “descubrimos que el aumento del riesgo de ictus se presentaba incluso en concentraciones de radón por debajo del máximo considerado seguro para el cáncer de pulmón”. Y apostilla: “Son necesarios más estudios que confirmen nuestros descubrimientos, pues esto supone una gran oportunidad para mejorar la salud pública”.
Es esencial que, si tenemos áreas poco ventiladas en los sótanos o plantas bajas de nuestras casas, sepamos si estamos en una zona de riesgo y, en caso afirmativo, tomemos medidas, ya sea para detectar la cantidad de radón que se acumula en nuestro hogar o, en cambio, asegurarnos de que la ventilación sea más que adecuada. No es mucho pedir para evitar un veneno invisible pero peligroso.
Cuando hablamos de cáncer de pulmón, lo primero que viene a nuestra mente es el tabaquismo. Hace ya muchos años que sabemos que el consumo de tabaco nos pone en serio riesgo de sufrir esta enfermedad. Desde luego, no es la única causa, pues factores genéticos u otras variables pueden dar lugar a esta patología.
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