Máquinas de 'vending' sin chucherías, pero con test para la clamidia

Hace unas semanas informábamos desde Alimente de que las ETS (enfermedades de transmisión sexual, en ocasiones denominadas ITS, lo que hace referencia a que son infecciones) en España crecen a un ritmo imparable. Así lo revelaba el informe Vigilancia epidemiológica de las infecciones de transmisión sexual en España 2022, elaborado por el Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y el Ciber de Enfermedades Infecciosas del Instituto de Salud Carlos III.

En el mencionado tema publicado hace unos días se detalla, punto por punto, cuál es la situación, pero para darle un contexto a nuestro estado actual, diremos que en 2022 se confirmaron 26.518 casos en las 16 comunidades autónomas donde se tienen registros de estas infecciones. Esto sitúa la tasa de infecciones por cada 100.000 habitantes en 62,38, lo que es un desproporcionado 245% superior a la de 2016. Dicho de otro modo: la clamidia campa a sus anchas por nuestro país.

"Las máquinas de 'vending' estaban bien vistas por su conveniencia y acceso instantáneo"

Pero el caso de nuestro país, comparado a otros cercanos, es, en realidad, excelente. Tal vez, cuando hablamos de clamidia, sea necesario hacer una mención especial al Reino Unido. Sus datos, aportados por el propio Gobierno, son absolutamente terroríficos en comparación a los nuestros: 199.233 casos en 2023, lo que, teniendo en cuenta su población, supone una tasa por cada 100.000 habitantes de 296.

Claro está, si sumamos los casos de otras infecciones de transmisión sexual, como la gonorrea o la sífilis, ese número asciende. Es esta crisis sanitaria la que ha llevado al Reino Unido a desarrollar nuevas estrategias contra las ETS. Una de ellas es un programa piloto que ha estado en marcha durante el último año y del que ya tenemos algunos resultados: las máquinas de vending de test para enfermedades de trasmisión sexual.

El estudio que acompaña al programa piloto se ha publicado en la revista científica Sexually Transmitted Infections, y ha analizado hasta qué punto podría ponerse en marcha a gran escala. En total se pusieron a disposición del público un total de 11 máquinas, localizadas en las ciudades de Brighton (y su ciudad hermana, Hove, en el sureste de las islas británicas) y en Bristol, entre abril de 2022 y marzo de 2023. En su interior se encontraban test rápidos para el VIH, así como pruebas para otras ETS.

En total, durante ese tiempo, fueron adquiridos un total de 2.536 kits, y 208 usuarios rellenaron un cuestionario sobre su experiencia personal. Los test generales para ETS (no para el VIH) fueron los más populares, representando el 74% de las ventas totales. De ellos, el 78% fueron adquiridos por personas con edades comprendidas entre los 16 y los 35 años de edad.

Otro de los datos relevantes es que el 68% de los usuarios no se había hecho ningún tipo de prueba para estas enfermedades durante los últimos 12 meses y más de la mitad, el 59%, jamás se había hecho ninguna. Esto es de especial relevancia, pues muestra que, entre los grupos de riesgo, la anonimidad ofrecida por la máquina de vending permite que aquellas personas que sospechan que pueden tener una ETS, pero que, en otras circunstancias, no asistirían a su médico, sean diagnosticados, lo que pone el freno a esta epidemia, al menos por su parte.

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Como explican los investigadores, en Inglaterra, en 2022, más de la mitad de las consultas a los servicios sanitarios de salud sexual se realizó cara a cara, pero la dificultad para conseguir citas, la inversión de tiempo que suponen, los gastos de desplazamiento y el estigma social que conlleva provocó que la gente no se sometiera a ellos: "Las máquinas de vending estaban bien vistas por su conveniencia y acceso instantáneo, y podrían utilizarse para proporcionar otros servicios de medicina sexual, como proveer anticonceptivos y tratamientos posexposición, tanto para personas de rentas altas como bajas".

De todos modos, los investigadores de la Bristol Medical School, dependiente de la Universidad de Bristol, que han realizado el estudio avisan de que es necesario, antes de aplicar esta iniciativa a gran escala, entender qué es necesario para asegurar la privacidad de los usuarios y su seguridad personal al usar estas máquinas. "Del mismo modo, también es esencial llevar a cabo una evaluación socioeconómica, para ver el beneficio-coste de esta opción para reducir la demanda de citas en clínicas especializadas", apostillan los investigadores.