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Ha llegado la hora de rebautizar al cáncer de próstata o mama: por qué deben cambiar el nombre
  1. Bienestar
De la ubicación del cáncer a las mutaciones

Ha llegado la hora de rebautizar al cáncer de próstata o mama: por qué deben cambiar el nombre

Durante décadas, la localización de los tumores indicaba la forma de tratarlos. Pero la mejor comprensión de la enfermedad da paso a definirla por sus características moleculares

Foto: Resonancia magnética nuclear. (iStock)
Resonancia magnética nuclear. (iStock)

Durante décadas, la localización de los tumores indicaba la forma de tratarlos. Era evidente que un cáncer de próstata no era lo mismo que otro en el pulmón, en el hígado o en la lengua, y la cirugía y la radiación se utilizaban en función de la ubicación. Pero los avances en biología molecular y en tratamientos personalizados están motivando un cambio en la manera de denominar los diferentes tipos de cáncer.

Así lo ha puesto de manifiesto un comentario publicado recientemente en la revista científica Nature y firmado por expertos franceses entre los que destaca Fabrice André, prestigioso investigador oncológico y profesor de Medicina en la Universidad Paris-Saclay.

Como recuerdan los autores del artículo, el punto de inflexión en este ámbito se produjo hace más de una década, cuando comenzó a desarrollarse la inmunoterapia. Es decir, fármacos que estimulan el sistema inmune del paciente para que sea este el que combata el tumor. Entonces, se demostró que fármacos como nivolumab reducían diferentes tipos de tumores en algunos pacientes (y no mostraban eficacia en otros)

Nivolumab tiene como objetivo PD1. Se trata de un receptor de la proteína PD-L1, que ayuda a las células tumorales a eludir la acción del sistema inmune. Por este motivo, el fármaco es especialmente efectivo en los pacientes con tumores que tienen una expresión elevada de PD-L1.

Foto: Emilia Gómez Pardo. (Arpa Práctica)

“Lo lógico habría sido realizar ensayos clínicos que probaran el efecto de nivolumab en pacientes con tumores con metástasis que tuvieran una expresión elevada de PD-L1, con independencia del órgano en que estuviera el tumor. Pero, por la clasificación que se usa para los tumores, los ensayos clínicos tuvieron que realizarse de forma secuencial en cada tipo de cáncer”, lamentan los autores. Además, como recalcan, este abordaje tuvo como consecuencia que muchos pacientes tuvieron que esperar para beneficiarse de estos tratamientos. O no pudieron llegar a hacerlo, al evolucionar su enfermedad.

Los avances en la investigación del cáncer –que, como debe subrayarse, no es una única enfermedad, sino muchas y muy distintas– están permitiendo caracterizar los tumores a nivel molecular. Y lo que es más importante: que muchos de los procesos moleculares se repiten en diferentes tipos de tumores, con independencia de dónde estén localizados.

Nuevos ‘caballos de Troya’

Los conjugados anticuerpo-fármaco (conocidos por las siglas en inglés ADC) son una de las nuevas familias de fármacos que mejor ejemplifican esta situación. Están compuestos por un anticuerpo unido con un enlace a una pequeña carga de quimioterapia: el anticuerpo encuentra a la célula tumoral y, como un caballo de Troya, ataca de manera específica a la célula tumoral, sin dañar células sanas.

placeholder Células en las que se estudia una proteína (en verde) implicada en la metástasis del cáncer de mama. (Alicia Llorente/IRB Barcelona)
Células en las que se estudia una proteína (en verde) implicada en la metástasis del cáncer de mama. (Alicia Llorente/IRB Barcelona)

El fármaco trastuzumab deruxtecán es uno de estos nuevos ADC y ha mostrado eficacia en tumores con una expresión elevada del gen HER2 (o que tienen una versión mutada del gen): así, tras lograr muy buenos resultados en cánceres de mama con esta característica, comienza a usarse en tumores de pulmón –y en otras localizaciones– que también cuentan con sobreexpresión de HER2.

No en todos los tumores

¿Cambiará la denominación de todos los tumores, como apuntan los responsables del artículo de Nature? La doctora Isabel Echavarría es secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica y matiza esta opinión. “Sí es cierto que, en ciertos tumores, se está avanzando hacia que lo que guíe el tratamiento no sea la localización del tumor, sino la alteración molecular que tenga. Pero no está tan claro en otros, como en el cáncer de mama, que es mi especialidad y que no es una única enfermedad, son varias distintas”, explica.

En cualquier caso, en ciertos tumores, el camino ya está trazado para que su abordaje sea desde el punto de vista molecular. Y así lo han dejado claro tanto la agencia reguladora estadounidense FDA como la europea EMA, que ya comienzan a aprobar nuevos fármacos con indicación agnóstica; es decir, con independencia del tumor que sea, puede usarse si está presente determinada alteración molecular.

Durante décadas, la localización de los tumores indicaba la forma de tratarlos. Era evidente que un cáncer de próstata no era lo mismo que otro en el pulmón, en el hígado o en la lengua, y la cirugía y la radiación se utilizaban en función de la ubicación. Pero los avances en biología molecular y en tratamientos personalizados están motivando un cambio en la manera de denominar los diferentes tipos de cáncer.

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