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El sorprendente impacto de la peste negra en la salud bucal actual
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INFORME EN 'NATURE'

El sorprendente impacto de la peste negra en la salud bucal actual

La pandemia más mortífera de la historia podría seguir afectándonos muchos siglos después, concluye una reciente investigación

Foto: Es el estudio más grande hasta la fecha sobre cálculos dentales antiguos. (Pexels)
Es el estudio más grande hasta la fecha sobre cálculos dentales antiguos. (Pexels)

La peste negra, también conocida como la Gran Plaga, fue una de las pandemias más devastadoras de la historia de la humanidad. Si el covid-19 provocó la muerte de 6,3 millones de personas dejando un profundo drama a su paso, esta pandemia de peste fue demoledora en una época marcada por un profundo sufrimiento y cambios significativos.

Un enemigo letal e invisible

A mediados del siglo XIV, la peste negra se abrió paso a lo largo de la Ruta de la Seda y llegó a Crimea en 1343. A partir de ahí se extendió por Europa y, en 1347, la enfermedad había llegado a los puertos de Sicilia, transmitida por pulgas que vivían en las ratas negras que eran pasajeros habituales a bordo de los barcos mercantes. La bacteria responsable de la peste pegra fue Yersinia pestis, que causó tres formas de peste: bubónica, neumónica y septicémica. La pandemia mató a unos 25-30 millones de personas, aproximadamente un tercio de la población de Europa en ese momento de la historia: niños, mujeres, pobres, ricos, mayores, jóvenes... La enfermedad no hacía distinción.

Foto: Foto: iStock.

Pues esta terrible pandemia podría seguir afectando la salud bucal humana siglos después, contribuyendo potencialmente a algunos casos modernos de enfermedades de las encías, según apunta una reciente investigación. Los expertos de Penn State y la Universidad de Adelaida indican que esta pandemia podría haber influido inadvertidamente en el microbioma oral humano y los cambios en la dieta, y las prácticas de higiene después de ella podrían haber llevado a una transformación del microbioma oral, inclinándolo hacia uno que contribuya a las enfermedades crónicas de los humanos actuales. No hemos de olvidar que el microbioma que vive en la boca, la nariz y la faringe humanas es la segunda comunidad microbiana más grande de nuestro cuerpo después del intestino.

La importancia del microbioma

"Los microbiomas modernos están relacionados con una amplia gama de enfermedades crónicas, incluidas la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y la mala salud mental", apuntó Laura Weyrich, profesora asociada de antropología en Penn State y coautora del estudio publicado en la revista Nature Microbiology. "Descubrir los orígenes de estas comunidades microbianas puede ayudar a comprender y gestionar estas enfermedades".

Para llegar a esta conclusión, los investigadores llevaron a cabo análisis genético de muestras dentales antiguas de 235 individuos que vivieron en Gran Bretaña entre aproximadamente 2200 a.C. y 1853 d.C. Solo esta ciudad perdió entre el 30 y el 50 por ciento de su población tras la aparición de la peste en el siglo XIV, "cambiando sustancialmente la estructura de la población y los modos de vida de la ciudad", afirman los expertos.

placeholder Los investigadores procesaron las muestras en un antiguo laboratorio de ADN ultraesterilizado para minimizar la contaminación. (Pexels)
Los investigadores procesaron las muestras en un antiguo laboratorio de ADN ultraesterilizado para minimizar la contaminación. (Pexels)

Identificaron 954 especies microbianas y determinaron que pertenecían a dos comunidades distintas de bacterias y, al explorar los orígenes de estas dos comunidades, el equipo descubrió que casi el 11% de la variación total en la composición de las especies del microbioma podría explicarse por cambios temporales, incluida la llegada de la segunda fase de la plaga. ¿Y de qué manera está relacionado esto con el microbioma bucal?

"Sabemos que los supervivientes de la segunda pandemia de peste obtuvieron ingresos más altos y pudieron permitirse alimentos ricos en calorías (como carne, pescado o pan de trigo)", dijo Weyrich. "Es posible que la pandemia haya provocado cambios en la dieta de las personas que, a su vez, hayan influido en la composición de sus microbiomas orales".

Los científicos descubrieron que los pobladores del siglo XIV que poseían la variación genética, ERAP2, por ejemplo, tenían aproximadamente entre un 40 y un 50 por ciento más de probabilidades de sobrevivir si contraían la bacteria Yersinia pestis. Hoy sabemos que portar este gen reduce el riesgo de enfermedades respiratorias, pero aumentan el de enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide. Con la población estudiada, la composición del microbioma oral parecía tener una asociación significativa con la prevalencia de la enfermedad periodontal.

"Los cambios en la composición genética de la población después de la plaga pueden haber aumentado el riesgo de diabetes y esto, a su vez, el de enfermedad en las encías"

Eco en la actualidad

La peste bubónica no es responsable de todo, por supuesto, pero según análisis estadísticos, factores relacionados con el tiempo que incluyen la llegada de la peste negra puede que hayan afectado a la composición de los microbiomas orales. Es posible que la pandemia también haya cambiado la genética de la población de la ciudad de una manera que afectó indirectamente al microbioma oral.

"Nuestra investigación sugiere que los microbiomas orales modernos pueden reflejar cambios pasados en la dieta, como resultado de la segunda pandemia de peste", aclaran los autores. "Es importante destacar que este trabajo ayuda a mejorar nuestra comprensión de las enfermedades crónicas no transmisibles de la actualidad".

La peste negra, también conocida como la Gran Plaga, fue una de las pandemias más devastadoras de la historia de la humanidad. Si el covid-19 provocó la muerte de 6,3 millones de personas dejando un profundo drama a su paso, esta pandemia de peste fue demoledora en una época marcada por un profundo sufrimiento y cambios significativos.

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