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El refugio de la cerámica y la resina para escapar del estrés: "Ya no tomo la medicación"
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El refugio de la cerámica y la resina para escapar del estrés: "Ya no tomo la medicación"

No es la única solución, pero sí un antídoto contra el ajetreo diario, la ansiedad o la angustia. Moldear genera una reacción química satisfactoria que lleva a jóvenes y adultos a desahogarse o, a veces, hasta a vivir de ello

Foto: El taller amateur en la escuela de Marta Cerámica, Madrid. (L.B.)
El taller amateur en la escuela de Marta Cerámica, Madrid. (L.B.)

El bullicio de la calle contrasta con el silencio casi absoluto del taller. Está en el madrileño distrito de Arganzuela, dentro de la famosa M-30, donde los coches, el runrún de las conversaciones y las prisas son algo habitual. Un motivo más por el que algunos ven la cerámica como un refugio. "Antes probé con la meditación, pero no terminaba de funcionarme", cuenta Raquel, de 37 años, que ahora pasa algunas tardes en Marta Cerámica, una escuela para descubrir o consolidar esta actividad manual que, en su caso, le ha ayudado mucho. "Llegué con bastantes problemas de ansiedad. Tenía un conflicto personal que me venía a la mente todas las semanas, y aunque ya conocía los beneficios del deporte, quería probar algo más", relata. No se arrepiente.

Raquel trabaja en el departamento de marketing de una empresa de bebidas alcohólicas, un oficio que consiste en estrujarse la cabeza para dar con el eslogan más atractivo y que renueve la imagen de marca. A su lado está Roberto, de 46 años, que también se dedica a labores más analíticas que moldear cerámica: pasa los días analizando datos. Y siempre se necesitan hobbies para escapar de la rutina, o al menos eso considera él. "Si tu profesión es manual, creo que lo ideal es buscar algo extra que te haga pensar; pero si no, lo mejor son las actividades como esta", reflexiona. Es algo que ha oído decir a psicólogos y que, de hecho, corroboran los expertos.

La doctora en psicóloga Vanesa Fernández entiende que en una sociedad tan sobreestimulada como la actual, que la cerámica y otras manualidades se hayan puesto de moda es completamente positivo: "Es algo que aumenta la concentración porque afecta a los niveles de atención. Como te capta, aleja de la mente muchos pensamientos negativos".

Teniendo en cuenta el escenario social, preguntada la especialista en salud mental si el estrés es uno de los causantes de la vuelta de las artesanías, Fernández responde que sí.

placeholder Una clase de cerámica en el taller de Marta. (L.B.)
Una clase de cerámica en el taller de Marta. (L.B.)

Hay muchas claves que explican el éxito de las manualidades, pero algunas tienen más peso que otras, como que funciona para que planteen objetivos a largo plazo: "La cerámica te focaliza en un objeto que puedes utilizar luego y también marca metas, porque a veces se necesita tiempo y un lapso de varios días para acabarlo".

De hecho, la influencia en la salud mental de este tipo de actividades ha llegado hasta tal punto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado incluir el arte, las artesanías y las manualidades en el tiempo de ocio diario. Estas funcionan especialmente para manejar problemas de salud insidiosos –que se extienden a fuego lento– e incluso a relajar otros más complejos como la diabetes, la obesidad o la mala salud mental, como explicaba en 2019 la directora regional de la OMS para Europa, que entonces era Piroska Östlin.

placeholder Varios colores y materiales para crear. (L.B.)
Varios colores y materiales para crear. (L.B.)

Un buen ejemplo es Ana, de 33 años y aficionada a realizar vasijas desde hace ya un tiempo, pues el despejar su mente con esta actividad fue uno de los alicientes para sobrellevar una depresión. Ha probado con otros pasatiempos antes, pero este es el que más le ha funcionado. Eso sí, advierte de que no es lo único que puede ayudar a salir de determinados problemas, especialmente de los más graves. "Yo ya no tomo medicación, y esto también me ha servido para dejarlo, pero no hay que olvidar que a veces una solo puede ponerse en manos de profesionales", aconseja.

El componente de género

Si miramos en las aulas de manualidades, hay una cuestión que se repite en la mayoría: hay un número considerablemente mayor de mujeres que de hombres. Y es que estas actividades tienen un componente de género, como corrobora la doctora en psicología.

"Estas terapias ocupacionales se observan más en las mujeres, aunque no siempre es así. Pero los hombres suelen recurrir más a la adrenalina o a descargar energía", señala Fernández.

Foto: Foto: iStock.

Detrás de esta teoría hay un componente social, pues muchas de las actividades que se han recuperado y popularizado de nuevo se asocian más a ellas que a ellos. Independientemente del género, la psicóloga sí recomienda esta paleta de aficiones –en la que también entra la resina, el ganchillo o la costura– para salir del ritmo apabullante de la vida.

Del 'hobbie' a la alternativa laboral

La vuelta a las artesanías parece haber llegado para quedarse por un tiempo, y a muchos les sirve para sobrellevar los días. Pero hay quienes, aun empezando con ese mismo fin, terminan viendo un camino alternativo con el que dar un auténtico giro cuando lo necesitas.

Es lo que le ha ocurrido a Julia Pérez, que ahora tiene 28 años. Ella y su pareja acaban de alquilar un estudio que también les sirva como taller, pues hace tiempo que se dedican profesionalmente al arte de trabajar con cerámica o hacer pendientes y accesorios con resina. Redes sociales como Instagram se han llenado cada vez más de perfiles que exponen sus trabajos y suben imágenes de anillos, colgantes o zarcillos hechos con esta secreción orgánica que emana de las plantas, y que crece en popularidad.

placeholder Julia y Bruno presentan Gorobei, su marca de artesanías. (Cedida)
Julia y Bruno presentan Gorobei, su marca de artesanías. (Cedida)

Según la consultora y empresa investigadora de mercados Mordor Intelligence, la pandemia fue un punto de inflexión que hizo crecer las ventas. Desde entonces han ido en aumento, y las expectativas para este 2024 es llegar a las 3,55 millones de toneladas exportadas, con un crecimiento del 3,41% hasta el final de la década. Julia y su pareja, Bruno, lo utilizan mucho para crear todo tipo de artesanías. "A muchos les ayuda, pero creo que a mí me cambió la vida", se sincera. No es para menos, dado que comenzó a profesionalizarse usándolo como un mero hobbie para sobrellevar un doctorado de Bioquímica, para el que iba a empezar a cursar su tercer año.

placeholder Una de las obras artesanales de Julia y Bruno. (Cedida)
Una de las obras artesanales de Julia y Bruno. (Cedida)

Con la irrupción del coronavirus y el confinamiento obligatorio, pasó mucho tiempo consigo misma y tuvo lugar para pensar. "Comencé a plantearme si lo que había hecho hasta entonces era lo que querría hacer para el resto de mi vida", supuso, teniendo en cuenta las implicaciones económicas y de desgaste que le conllevaban en aquel momento. Al refugiarse en la cerámica descubrió que tenía habilidades inesperadas: "Se me daba bien, era algo casi instintivo". Aprovechó que su pareja, que es bioinformático y proviene de mundo ajeno al arte, también se interesó por el diseño y juntos se pusieron manos a la obra.

placeholder Una cabeza de cerámica realizada por Julia Pérez. (Cedida)
Una cabeza de cerámica realizada por Julia Pérez. (Cedida)

"Yo hacía bordados y él los planeaba. Nos entró el hambre de seguir por la vía artística e investigamos cómo hacer pendientes, y fue en un mercado de Barcelona cuando la cosa se puso más seria", cuenta. Aunque su taller actual está en Sevilla, antes vivían y trabajaban en la Ciudad Condal, donde un día decidieron exponer sus productos al público y "fue un éxito", recuerda Julia con cierta satisfacción. Con el tiempo, comenzaron a ganar el dinero suficiente como para lanzarse a vivir de ello, dejaron sus trabajos y fundaron Gorobei, su marca actual.

No es oro todo lo que reluce

Mucha gente, especialmente los jóvenes, ha vuelto a la artesanía como un salvavidas. Aunque estos dos emprendedores –no les gusta la palabra–, Julia y Bruno, advierten que al profesionalizarlo también surgen dilemas parecidos al de cualquier trabajo convencional. "A mí me ha dado una vida nueva de la que estoy agradecida y que en mi caso no cambiaría, pero en el mundo del arte también existen las altas como autónomo, las facturas o las deudas", aclara ella.

Ante todos estos testimonios, aunque no sabemos con certeza si es pronto para hablar de un boom de las artesanías, la doctora en psicología sí vive cómo llegan nuevos testimonios que ven beneficios en estas actividades, a la par que crecen los talleres, el profesorado y la afición.

El bullicio de la calle contrasta con el silencio casi absoluto del taller. Está en el madrileño distrito de Arganzuela, dentro de la famosa M-30, donde los coches, el runrún de las conversaciones y las prisas son algo habitual. Un motivo más por el que algunos ven la cerámica como un refugio. "Antes probé con la meditación, pero no terminaba de funcionarme", cuenta Raquel, de 37 años, que ahora pasa algunas tardes en Marta Cerámica, una escuela para descubrir o consolidar esta actividad manual que, en su caso, le ha ayudado mucho. "Llegué con bastantes problemas de ansiedad. Tenía un conflicto personal que me venía a la mente todas las semanas, y aunque ya conocía los beneficios del deporte, quería probar algo más", relata. No se arrepiente.

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