Un estudio revela la alta probabilidad de que el covid-19 saliese de un laboratorio

Raina MacIntyre es una de las grandes investigadoras del mundo de enfermedades infecciosas emergentes. Lleva más de 15 años estudiando los orígenes de las epidemias, imparte clases sobre ello en la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), ha trabajado en el estudio de posgrado de Bioterrorismo e Inteligencia Sanitaria de su centro y también ha escrito un libro sobre el tema, Dark Winter.

“Llevo mucho tiempo trabajando en el ámbito de la guerra biológica y el bioterrorismo, incluso con las fuerzas de seguridad y los militares. Ese trabajo despertó mi interés por investigar los orígenes de las epidemias. Así que cuando empezó el SARS-CoV-2, me interesé por el origen”, cuenta MacIntyre a El Confidencial.

Su formación, su campo de investigación y este interés que narra la han involucrado en un nuevo estudio que revela la alta probabilidad de que el covid-19 se originase en un laboratorio.

El origen del coronavirus que ha tenido al mundo en vilo ha sido muy debatido, con la mayoría de los estudios centrados en los animales. Su investigación, que ha sido publicada este viernes en la revista Risk Analysis, ha examinado la probabilidad de un origen no natural, es decir, de un laboratorio. Y los resultados apuntan precisamente una mayor probabilidad de un origen no natural del covid-19.

TE PUEDE INTERESAR

El FBI afirma que el coronavirus fue causado por una fuga en un laboratorio de Wuhan

EFE

MacIntyre explica que lleva desde 2020 pensando en este estudio, que ha visto la luz tras un año de trabajo de análisis de datos. Y aunque no proporciona una respuesta definitiva sobre el lugar del que ha salido el coronavirus, “demuestra que la probabilidad de que se haya originado en un laboratorio no es trivial y no puede descartarse como teoría de la conspiración”.

En esta misma línea, apunta a que “existe una posibilidad creíble de que sí saliera de un laboratorio”, pero no descarta al 100% el origen zoonótico. Eso sí, en cualquier caso apunta a un hecho accidental –no intencionado– como “el escenario más probable” en el caso de que este se hubiera escapado de un laboratorio.

El director de FBI, Christopher Wray, apuntó en esta línea el pasado año. “El FBI ha mantenido durante bastante tiempo que los orígenes de la pandemia probablemente se deban a un posible incidente en un laboratorio en Wuhan”, señaló Wray en marzo de 2023.

Los 11 puntos estudiados

Para llegar a sus conclusiones, los investigadores utilizaron una herramienta de análisis de riesgos que sirve para diferenciar las epidemias naturales de las no naturales. Se trata de Grunow-Finke (GFT), que evalúa 11 criterios especialmente pensados para determinar si un brote tiene, o no, un origen natural. En concreto, este sistema estudia:

• La existencia de un riesgo biológico.
• Si es una cepa vírica inusual.
• Aspectos especiales, como no poder descartar que un agente biológico haya sido manipulado genéticamente.
• Peculiaridades en la distribución geográfica de la enfermedad.
• Alta concentración del agente biológico en el ambiente.
• Peculiaridades en la intensidad y dinámica de la epidemia.
• Particularidades en el modo de transmisión.
• Peculiaridades en el momento de aparición de la epidemia.
• Propagación inusualmente rápida de la epidemia.
• Limitación de la epidemia a una población específica.
• Situaciones especiales, como cualquier circunstancia sospechosa que se identifique antes, durante o justo después del brote que pueda apuntar a una propagación antinatural.

“Grunow y Finke son científicos que trabajaban en la Academia Médica de las Fuerzas Armadas alemanas y desarrollaron una herramienta para estudiar un brote de tularemia en Kosovo entre 1999 y 2000”, explica sobre el origen de esta herramienta, que es la más utilizada.

La respuesta solo vendrá de una confesión

Para la epidemióloga, este estudio es una contribución a un conjunto de conocimientos e investigaciones sobre el tema. Y cree que “es muy poco probable que lleguemos a encontrar la respuesta definitiva”, ya que “solo puede venir de una confesión o de la publicación de documentos detallados del laboratorio”.

La investigadora recuerda que esto ya ha sucedido en la historia reciente con una enfermedad que se ha escapado de laboratorio, la del ántrax armificado de una instalación soviética de armas biológicas en Sverdlovsk.

“Los soviéticos culparon a los animales de los mercados, mataron a los perros callejeros que había en el mercado para demostrar que actuaban en consecuencia; y los expertos estadounidenses coincidieron con ellos en que era natural. Doce años después, tras la caída de la Unión Soviética, Boris Yeltsin confesó que había sido una filtración de laboratorio”, narra la epidemióloga.

“Hasta entonces, todos en la comunidad científica creían que se trataba de una zoonosis, pero algunos en la comunidad de inteligencia estadounidense siempre creyeron que había sido una filtración de laboratorio”, concluye.