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Medicados para "que no molesten": la ignorada salud mental de las personas que tienen síndrome de Down
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Valoraciones inadecuadas y falsos mitos

Medicados para "que no molesten": la ignorada salud mental de las personas que tienen síndrome de Down

Los expertos alertan del infradiagnóstico de problemas psicológicos en personas con discapacidad intelectual, una situación que viene de largo en nuestro país y que sucede por múltiples factores

Foto: Una persona con síndrome de Down. (EFE/Archivo/Miguel Gutiérrez)
Una persona con síndrome de Down. (EFE/Archivo/Miguel Gutiérrez)

Las personas con discapacidad intelectual constituyen uno de los grupos poblacionales que reciben mayor número de psicofármacos. En muchas ocasiones, la gran cantidad de pastillas que se recetan no son tanto con el objetivo de mejorar su capacidad cognitiva como con la intención de controlar alteraciones de conducta u otros aspectos, “con la idea de tenerlos tranquilos o que no molesten”, explica la psiquiatra María Carmen Ortega, que forma parte del Comité Médico Asesor Down España. Una alta cantidad de medicinas, entre otras cuestiones, que enmascara problemas de salud mental que podrían ser abordados mediante otros tipos de terapias.

Cabe destacar que este colectivo cuenta con “una serie de factores predisponentes a tener mayor prevalencia de un problema de salud mental a lo largo de su vida”, señala la especialista de la Clínica Universidad de Navarra. En concreto, se estima que entre el 20 y el 40% de las personas de esta población presentará a lo largo de su vida algún tipo de alteración mental que puede derivar en un trastorno psicológico. Y los mayores damnificados son las personas con síndrome de Down —este 21 de marzo se conmemora su día—, ya que es la principal causa de discapacidad intelectual, viviendo en nuestro país unas 34.000 personas con esta alteración genética.

Pero, a pesar de la alta incidencia y de que el bienestar psicológico cada vez esté más en boga en nuestra sociedad, la salud mental de este colectivo puede no estar bien atendida. Varios estudios y expertos han alertado del infradiagnóstico existente de problemas de salud mental del colectivo.

Ni vidas fáciles, ni menos importantes

La medicación como disfraz de los síntomas psicológicos no es el único factor para la falta de conciencia del bienestar emocional de las personas con discapacidad intelectual. La Dra. Ortega, que es una de las mayores expertas de nuestro país, apunta también a "tratos inadecuados", ya que durante años “se ha restado importancia a su dignidad y valor”, “una sustracción que le ha restado importancia a su bienestar global”.

placeholder M.ª Carmen Ortega. (CUN)
M.ª Carmen Ortega. (CUN)

En esta línea señala que “se ha asumido erróneamente que las personas con síndrome de Down tienen vidas fáciles o simples. Y nada más lejos de la realidad. Experimentan en muchas ocasiones situaciones de frustración, rabia, impotencia o estrés derivadas de sus limitaciones cognitivas y funcionales, y son conscientes de que tienen que emplear un esfuerzo mucho mayor que las personas que les rodean para alcanzar un determinado objetivo”.

A ello, la miembro de la Trisomy 21 Research Society suma la equivocada consideración de que no podría hacerse nada si padecieran un trastorno mental o que no merecería la pena aliviar en ellos un malestar emocional.

Falta especialidad y dispositivos

Pero no todo viene del ideario común. Otro de los grandes problemas es la falta de formación hiperespecializada “que da lugar en algunos ámbitos profesionales a que cualquier alteración de salud mental se piense que venga derivada directamente de su cuadro sindrómico y se descarta la posibilidad de que puede haber una alteración comórbida, como puede ser un síndrome depresivo o un problema de ansiedad”.

Además, apunta a los escasos dispositivos especializados en nuestro país. Mientras en Estados Unidos y otros países europeos existen varias unidades destinadas al cuidado de la salud mental de personas con discapacidad intelectual en general y con síndrome de Down en particular, en España apenas se encuentran. “En nuestro país se ha descuidado mucho el ámbito de la salud mental en general y más en este grupo poblacional”, destaca la especialista.

Foto: Las adicciones y la salud mental pueden ir de la mano (iStock)

En concreto, en la pública existe, en Madrid, el Servicio Especializado en Salud Mental para Personas con Discapacidad Intelectual (SESM-DI), “pero que no llega a abarcar toda la demanda de atenciones por parte de los pacientes”. Y, en Cataluña, el Servei Especialitzat en Salut Mental i Discapacitat Intellectual (SESMDI), con una situación parecida.

Ante esta situación, la experta reclama más recursos para poder atender la salud psicológica del colectivo, menos infravaloración de sus necesidades y mayor especialización. Y reclama: “Las personas con discapacidad intelectual suelen tener una vida plena y satisfactoria; y que en muchas ocasiones aportan mucho más a la sociedad de lo que reciben de esta”.

Las personas con discapacidad intelectual constituyen uno de los grupos poblacionales que reciben mayor número de psicofármacos. En muchas ocasiones, la gran cantidad de pastillas que se recetan no son tanto con el objetivo de mejorar su capacidad cognitiva como con la intención de controlar alteraciones de conducta u otros aspectos, “con la idea de tenerlos tranquilos o que no molesten”, explica la psiquiatra María Carmen Ortega, que forma parte del Comité Médico Asesor Down España. Una alta cantidad de medicinas, entre otras cuestiones, que enmascara problemas de salud mental que podrían ser abordados mediante otros tipos de terapias.

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