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Por qué la obesidad debería considerarse una enfermedad crónica
  1. Bienestar
mayor riesgo de mortalidad

Por qué la obesidad debería considerarse una enfermedad crónica

Ayudaría a crear equipos multidisciplinares, necesarios para el abordaje de esta patología, que puede considerarse como una pandemia

Foto: Imagen: iStock/EC.
Imagen: iStock/EC.

Las personas con obesidad no tienen una vida nada fácil. En primer lugar, porque su salud se resiente, como afirma Irene Bretón, coordinadora electa del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN): “Tienen un mayor riesgo de mortalidad y de presentar otras enfermedades, como diabetes, enfermedades cardiacas, digestivas, respiratorias, neoplásicas, entre otras, y una peor calidad de vida”.

Pero es que además cuentan con un importante estigma social y laboral, que Bretón califica de “injustificado”. La especialista de la SEEN justifica este adjetivo: “La predisposición a desarrollar obesidad tiene una base biológica fundamental; las personas con obesidad o tendencia a ganar peso deberán cuidar su alimentación y actividad física con mayor atención durante toda la vida”.

Y recalca que la obesidad no es una cuestión de fuerza de voluntad. O, al menos, no es el único factor que influye: “En la obesidad existe una alteración de los mecanismos que regulan la reserva energética y la distribución del tejido adiposo. Estos mismos mecanismos alterados dificultan la pérdida de peso en las personas con obesidad”.

Dicho de otro modo, el cuerpo de la persona con obesidad trata de atrapar a esa persona en su propia obesidad, poniéndoles aún más difícil que a otras personas la pérdida de peso. Por eso es importante tener claro que en muchas ocasiones “se considera erróneamente que se trata de una situación derivada exclusivamente del estilo de vida o incluso de la falta de fuerza de voluntad de quien la padece”, aclara la experta.

Estigma sanitario

Esta circunstancia, a juicio de Bretón, “dificulta el acceso a la atención sanitaria necesaria y favorece el estigma que sufren las personas con obesidad”. Y continúa: “Las personas que padecen obesidad no tienen el mismo acceso a la atención clínica y a los tratamientos que precisan”, denuncia la doctora, quien asegura que “el tiempo que tardan estos pacientes en ser evaluados por este problema es excesivo”.

Y ofrece una prueba de la mano de la cirugía bariátrica: “Es un tratamiento reconocido para las personas que padecen obesidad grave, capaz de disminuir la mortalidad, revertir o mejorar las complicaciones y la calidad de vida”. Pese a que los estudios se refieren a esta intervención como costoefectiva, las administraciones sanitarias no tienen un compromiso real para con los pacientes equiparable a otros tratamientos quirúrgicos. Esto provoca que las listas de espera sean interminables.

Un 55,8% de la población adulta residente en España presenta exceso de peso

Por otro lado, “no se disponen de suficientes equipos multidisciplinares, necesarios para el abordaje de esta enfermedad, que incluyan distintos profesionales. Existe una coordinación insuficiente entre los distintos especialistas y entornos asistenciales, falta formación específica tanto al personal sanitario como a la persona que padece obesidad, que contribuiría a una corresponsabilidad en la toma de decisiones y en su propio tratamiento”, recalca Bretón.

Beneficios de reconocerla como enfermedad crónica

Para Bretón, “el reconocimiento de la importancia de la obesidad como enfermedad crónica, con graves consecuencias, es el primer paso para el control de esta auténtica epidemia. Las administraciones deben, en el ámbito de sus competencias, mejorar este entorno tan desfavorable para que sea más adecuado, facilitar que los ciudadanos tengan acceso a alimentos saludables, asequibles y sostenibles, promover la actividad física, la información y la formación necesarias, y asegurar la atención clínica que requieren las personas que padecen obesidad”.

Cuando la experta se refiere a la obesidad como una pandemia lo hace ante la prevalencia de la misma. En concreto, este estudio afirma que un 55,8% de la población adulta residente en España presenta exceso de peso, y un 18,7%, obesidad. Y subiendo. Porque el World Obesity Atlas 2024 estima que en nuestro país este problema tiene una tasa de crecimiento anual del 0,9% anual.

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Evidentemente, no es un problema local. A nivel global, la prevalencia de obesidad se ha triplicado desde 1975 y, si no se realizan acciones especificas, continuará aumentando. El Estudio ENPE refiere que el 21,6% de la población entre 25 y 64 años tiene obesidad. De hecho, en la actualidad, se cree que más de 988 millones de adultos padecen obesidad, y se prevé que esta cifra pueda duplicarse para el año 2030.

Por qué luchar contra la obesidad

En primer lugar, para facilitar la vida de los pacientes. Conseguir que “las personas no se sientan estigmatizadas por padecer una enfermedad que se caracteriza por una alteración en la regulación de los mecanismos que controlan el peso corporal”.

Pero también hay una razón económica: “Se estima que la obesidad es responsable de aproximadamente el 7% del gasto sanitario. Un estudio publicado en la revista de la Sociedad Española de Cardiología estimó que la estabilización en la prevalencia del exceso de peso en niveles de 2016 permitirá ahorrar 3.000 millones de euros en sobrecostes directos acumulados hasta 2030”, según la portavoz de SEEN.

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Por otro lado, plantar cara a la obesidad desde las administraciones permitirá “identificar mejor y de manera más precoz a las personas con un mayor riesgo de desarrollar obesidad y sus complicaciones. Este es uno de los puntos más importantes. Las medidas preventivas clásicas que informan a la población de la necesidad de seguir una dieta saludable y hacer ejercicio físico se deben acompañar de estrategias que permitan identificar a las personas que, ante un mismo entorno, tienen un mayor riesgo de desarrollar obesidad”, concluye.

Las personas con obesidad no tienen una vida nada fácil. En primer lugar, porque su salud se resiente, como afirma Irene Bretón, coordinadora electa del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN): “Tienen un mayor riesgo de mortalidad y de presentar otras enfermedades, como diabetes, enfermedades cardiacas, digestivas, respiratorias, neoplásicas, entre otras, y una peor calidad de vida”.

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