Del cerdo...hasta los riñones (la gran esperanza para la enfermedad renal terminal)
Un exitoso trasplante en Estados Unidos es una prueba de que el xenotrasplante avanza y se perfila como una solución cada vez más real a la escasez crónica de órganos
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La escasez de órganos humanos es un problema crónico incuestionable que dificulta y ralentiza el proceso de trasplante en pacientes que lo necesitan. Incluso si fuéramos capaces de aumentar significativamente los índices de donación en nuestra sociedad, nunca serían suficientes para cubrir las necesidades que existen a nivel global.
Los xenotrasplantes -que es como se denomina a los trasplantes de células, tejidos u órganos entre especies distintas - se presentan así como una alternativa cada vez más realista a este dilema. Setenta años después de realizarse el primer trasplante de riñón, y seis décadas más tarde de la llegada de los medicamentos inmunosupresores -una clase de fármaco-, es optimista pensar que el trasplante de órganos de animales genéticamente modificados puede llegar a abrir un horizonte de posibilidades en la medicina.
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A este respecto, el Massachusetts General Hospital (MGH) - institución donde tuve la oportunidad de disfrutar de una beca Harvard Medical School como estudiante de medicina en el año 1998- ha llevado a cabo, hace unas semanas, un avance médico sin precedentes. Se trata del primer trasplante en el mundo realizado con éxito de un riñón de cerdo modificado genéticamente a un hombre con enfermedad renal terminal.
El paciente en cuestión es la tercera persona receptora de un órgano de cerdo modificado genéticamente, las otras dos recibieron el corazón y murieron poco después de sus trasplantes. De momento no se han observado síntomas de rechazo, el riesgo más importante que se cierne sobre este tipo de intervenciones. El órgano está cumpliendo correctamente sus funciones renales, según los médicos, que ya le han dado el alta al paciente.
Eliminar patógenos animales
El origen del riñón empleado en el trasplante procedía de un donante porcino que se modificó genéticamente mediante una compleja tecnología que permite eliminar los genes porcinos nocivos y añadir determinados genes humanos para mejorar su compatibilidad con el paciente. Asimismo, los científicos dejaron inactivos los retrovirus endógenos porcinos -genoma- en el cerdo donante para eliminar cualquier riesgo de infección.
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Porque uno de los principales obstáculos que ha tenido el xenotrasplante a lo largo de su historia ha sido el rechazo hiperagudo, o lo que es lo mismo, el proceso inmediato donde el propio sistema inmunológico del receptor reconoce rápidamente al órgano extraño y comienza a atacarlo. Afortunadamente, en las últimas décadas, ha habido un avance significativo en esta línea para superar esta respuesta inmunológica.
Se da la circunstancia de que el sistema Mass General Brigham arrastra una dilatada historia en innovación de este tipo de cirugías, puesto que allí también se realizó el primer trasplante de riñón humano del mundo con éxito, concretamente en Brigham and Women’s Hospital en 1954.
Del experimento a la realidad clínica
Según datos de la United Network for Organ Sharing (UNOS), más de 100.000 personas en Estados Unidos esperan un órgano para trasplante y 17 personas fallecen cada día esperándolo. El riñón es el órgano más demandado para un trasplante y se estima que las tasas de insuficiencia renal terminal aumentarán entre un 29% y un 68% en Estados Unidos de aquí a 2030, según la bibliografía publicada en el Journal of the American Society of Nephrology (JASN).
La intervención se realizó en el contexto de un protocolo conocido como uso compasivo concedido a pacientes con enfermedades potencialmente mortales sin opciones de tratamiento
Este nuevo avance médico plantea que los riñones porcinos modificados podrían ser la solución para aquellos pacientes en diálisis frente a la carencia de riñones humanos disponibles para trasplante.
Pero no hay que olvidar que la intervención se realizó en el contexto de un protocolo conocido como uso compasivo, concedido a pacientes con enfermedades o afecciones graves y potencialmente mortales para acceder a tratamientos, o ensayos experimentales, cuando no existen otras opciones de tratamiento o terapias comparables.
Por tanto, para que el procedimiento sea autorizado con carácter general harán falta aun muchos más ensayos.
La escasez de órganos humanos es un problema crónico incuestionable que dificulta y ralentiza el proceso de trasplante en pacientes que lo necesitan. Incluso si fuéramos capaces de aumentar significativamente los índices de donación en nuestra sociedad, nunca serían suficientes para cubrir las necesidades que existen a nivel global.