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Hiperacusia: la pesadilla de percibir los sonidos con más intensidad de la real
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ASOCIADO A TEA Y TDAH

Hiperacusia: la pesadilla de percibir los sonidos con más intensidad de la real

Síntoma asociado a síndromes y trastornos como el TEA, el TDAH o Williams, es raro que se presente de manera aislada. Suele ser crónico y afecta notablemente a la calidad de vida

Foto: Ruidos normales que llegan a ser insoportables. (EFE/Kiko Huesca)
Ruidos normales que llegan a ser insoportables. (EFE/Kiko Huesca)

Imagínese escuchar el sonido del tráfico intensificado hasta límites insoportables. Eso es lo que escuchan, y lo del tráfico es solo un ejemplo, las personas que sufren hiperacusia, es decir, “baja tolerancia o una mayor sensibilidad a los sonidos ambientales comunes del día a día”, según indica Faustino Núñez, presidente de la comisión de Audiología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) y FEA del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Central de Asturias, donde es responsable de la Unidad de Hipoacusia Infantil.

Las personas que padecen este problema perciben la intensidad de los sonidos mucho más alta de cómo debería ser. Y eso les lleva a “experimentar una molestia intensa o incluso dolor cuando se someten a ciertos sonidos de variada intensidad”. Es decir, no tienen porqué ser intensos, como secadores de pelo o aspiradoras. Basta con el del motor del frigorífico, por ejemplo.

No es fácil ofrecer un dato fiable o concreto de la prevalencia de la hiperacusia, porque varía mucho entre unos estudios y otros. Y entre unos países y otros. Algunos refieren apenas un 3,2%, mientras que otros (en concreto uno realizado en Finlandia) el 17,2% de la población. Lo que sí se sabe es que “suele ser un síntoma crónico y provoca una significativa alteración de la calidad de vida”, asegura Núñez.

Porque, en efecto, tal y como afirma el otorrinonaringólogo del Hospital Central de Asturias, la hiperacusia “es un síntoma que acompaña al Trastorno del Espectro Autista (TEA), al tinnitus o acúfenos, al síndrome de Williams y al Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). También puede asociarse con la epilepsia y la hipoacusia”.

Presencia aislada

Sin embargo, los estudios sobre el tema indican que la presencia aislada de la hiperacusia, sin asociarse a otros trastornos es rara. “Se puede encontrar en el postoperatorio de una otitis serosa, cuando los pacientes recuperan súbitamente la normal audición”, dice Núñez, para quien la hiperacusia es interesante como punto de partida para descartar la presencia de un TEA, TDAH o síndrome de Williams en quien lo padece.

Foto: Las pruebas se hicieron con mujeres que llevaban 25 semanas de gestación. (iStock)

Precisamente, quien suele mostrarlo son niños, aunque en su caso no tiene por qué ser definitiva. “La hiperacusia se desarrolla gradualmente en niños entre los 3 y los 4 años de edad. Sin embargo, puede ser parte del normal desarrollo auditivo que desaparecerá con la maduración del sistema auditivo central”, tranquiliza el médico.

Síntomas emocionales y físicos

La hiperacusia puede manifestarse, comenta Núñez, “en forma de irritabilidad y miedo que se refleja en las reacciones emocionales asociadas como ansiedad, incomodidad y pesadez aural evocadas por sonidos”. Peor también puede producir dolor: “Los individuos que lo experimentan refieren presión sobre los oídos y sensaciones de quemazón en y alrededor del oído, cara y cuello”.

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En este sentido, el otorrino afirma que “mediante resonancia magnética funcional se ha identificado que el dolor asociado a la hiperacusia puede involucrar los núcleos del trigémino, el córtex somatosensorial secundario y el tálamo, entre otras estructuras del sistema nervioso central”.

Hiperacusia y misofonía no son lo mismo

Aunque pueda llevar a confusión, ambas enfermedades son muy diferentes. La principal diferencia es que la misofobia “es un trastorno psiquiátrico, diagnosticable por medio de la clasificación de fobias específicas del DSM-IV, que se manifiesta por miedo a ciertos sonidos problemáticos para el sujeto. La misofonía se ha asociado con la incapacidad del sujeto para controlar accesos de ira e incluso furia cuando se expone a ciertos sonidos como la masticación o sonidos nasales producidos por otra persona”.

La presencia aislada de la hiperacusia, sin asociarse a otros trastornos, es rara

Lo peor que supone la hiperacusia es que no tiene tratamiento efectivo. "Existe una gran variedad de tratamientos documentados, que en diferentes combinaciones recurren a métodos psicológicos, toma de medicación o terapia sonora. Pero ninguna de las publicaciones científicas sobre el tema han descrito el desarrollo de un tratamiento específico para la hiperacusia.”, concluye Núñez.

Imagínese escuchar el sonido del tráfico intensificado hasta límites insoportables. Eso es lo que escuchan, y lo del tráfico es solo un ejemplo, las personas que sufren hiperacusia, es decir, “baja tolerancia o una mayor sensibilidad a los sonidos ambientales comunes del día a día”, según indica Faustino Núñez, presidente de la comisión de Audiología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) y FEA del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Central de Asturias, donde es responsable de la Unidad de Hipoacusia Infantil.

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