Científicos españoles encuentran en sangre un biomarcador definitivo de progresión de alzhéimer
Los niveles elevados de la proteína GFAP en la sangre de personas con esta demencia se asocian a una evolución más rápida de la enfermedad y mayor deterioro cognitivo. El trabajo se ha publicado en Brain y abre la puerta a nuevas terapias
La enfermedad de Alzheimer representa uno de los mayores retos de salud actuales, cuando el envejecimiento de la población es generalizado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el año 2030, habrá en el mundo 56 millones de personas con alzhéimer, que superarán los 90 millones en 2050. En España, hay 800.000 enfermos y su impacto alcanza a más de cuatro millones (incluyendo a sus familiares y cuidadores). A partir de los 60 años de edad, el riesgo de desarrollar este tipo de demencia (la más frecuente) aumenta, un incremento que es muy llamativo rebasando los 85 años.
En los últimos meses, han aparecido prometedores fármacos que destruyen las placas de proteína amiloide, características del alzhéimer; sin embargo, los científicos, que celebran la llegada de opciones terapéuticas, advierten de que estos medicamentos solo actúan sobre un aspecto de la enfermedad (la amiloide, pero no la TAU). Por tanto, nuevamente, la detección temprana es primordial para tener margen para adoptar medidas orientadas a ralentizar la progresión.
El equipo científico de Fundación Cien-Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas, dependiente del Instituto de Salud Carlos III y respaldada por la Fundación Reina Sofía, ha confirmado en muestras de sangre de pacientes ingresados en el centro una conexión entre niveles altos de la proteína fibrilar glial ácida (GFAP) y el desarrollo de la enfermedad. El hallazgo establece por primera vez en personas la relación entre esta proteína y la activación de los astrocitos en el cerebro, clave en la inflamación que ocurre en la demencia. El descubrimiento se ha publicado en la revista Brain.
Los astrocitos, junto con las proteínas amiloide y TAU, son el tercer elemento implicado en el desarrollo de la EA
Según explican los autores, el estudio forma parte de la investigación sobre los astrocitos, que son unas células cerebrales que rodean las placas y los ovillos de proteínas amiloide y tau anormales características de la enfermedad. Los astrocitos son el tercer elemento del alzhéimer e intervienen en la inflamación cerebral. Estudios recientes sugieren que su activación es un eslabón necesario entre la patología amiloide y la tau que conduce a la muerte neuronal.
Correlación sangre-cerebro
El trabajo español se ha desarrollado a partir de muestras de sangre de 139 pacientes de la residencia del Centro Alzhéimer, Fundación Reina Sofía, donde también está la Unidad de Investigación en la Fundación Cien, y los análisis post mortem de sus cerebros. "Entre ambos exámenes tan solo han transcurrido 139 días de media, el plazo más corto descrito en la literatura científica", confirma a El Confidencial el neurólogo Pascual Sánchez Juan, director científico de la institución y del equipo investigador. "Este es un aspecto muy importante porque para ver la expresión que tiene una proteína circulante en la sangre en el cerebro es necesario que estén próximas en el tiempo".
Las muestras de sangre corresponden a tres etapas: al ingreso, en un momento intermedio y poco antes de fallecer. En ellas, los investigadores han encontrado que los niveles altos de GFAP se asocian a mayor progresión de la enfermedad, mayor deterioro cognitivo y menor peso del cerebro, además de relacionarse con la actividad de los astrocitos.
Sánchez Juan explica que, científicamente, "nuestro trabajo es relevante porque, por primera vez, demostramos que los niveles sanguíneos altos de la proteína GFAP se asocian a la activación de los astrocitos en el cerebro, algo que no se había demostrado antes en humanos y que ponen de relieve su papel en el alzhéimer".
El científico es prudente a la hora de confirmar si esto se implantará como un biomarcador en la práctica clínica, pero defiende su utilidad clínica, porque "nos ayuda a pronosticar el deterioro cognitivo y cerebral", concluye.
La enfermedad de Alzheimer representa uno de los mayores retos de salud actuales, cuando el envejecimiento de la población es generalizado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el año 2030, habrá en el mundo 56 millones de personas con alzhéimer, que superarán los 90 millones en 2050. En España, hay 800.000 enfermos y su impacto alcanza a más de cuatro millones (incluyendo a sus familiares y cuidadores). A partir de los 60 años de edad, el riesgo de desarrollar este tipo de demencia (la más frecuente) aumenta, un incremento que es muy llamativo rebasando los 85 años.
- El aviso de un especialista en demencias: "El alzhéimer es una enfermedad de jóvenes" Ángeles Gómez Fotografías: Ana Beltrán
- Consiguen por primera vez deshacer las placas del alzhéimer. ¿Y ahora? Álvaro Hermida
- La innovadora vacuna que puede ser clave para prevenir y reducir el alzhéimer Fran Sánchez Becerril