La exposición a ciertos olores y feromonas acelera el proceso de envejecimiento

Un estudio encabezado por el profesor asociado Mike Garratt del Departamento de Anatomía de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) ha desvelado un aspecto fascinante de la biología de los mamíferos que conecta la exposición a olores y feromonas ( compuestos químicos secretados o excretados por individuos y pueden desencadenar una respuesta social en miembros de la misma especie) del sexo opuesto con el proceso de envejecimiento.

"Esto proporciona un ejemplo de cómo la información detectada por nuestros sistemas sensoriales (lo que vemos, oímos y olemos) puede tener efectos a largo plazo en nuestro cuerpo e incluso influir en la salud y el envejecimiento", afirma Mike Garratt en su trabajo publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B.

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Sarah Romero

Señales sensoriales

Para el estudio un equipo de investigadores de Otago y de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) probaron si la exposición a olores femeninos influía en la mortalidad y el envejecimiento reproductivo en un grupo de ratones macho. ¿Oler una nueva pareja potencial podría afectar a la duración de la vida de un animal?

Concretamente, establecieron cuatro grupos de experimentación que vivieron en estas condiciones desde los 10 a los 24 meses de edad: los machos que vivían solos; los ratones machos viviendo con dos hembras; los que viven solos pero expuestos al olor de dos hembras ausentes; y ratones machos viviendo con dos hembras mientras también están expuestos al olor de dos hembras que no se encontraban presentes.

Partiendo de esta hipótesis, los científicos descubrieron que simplemente exponer ratones macho al olor de hembras desconocidas durante la mediana edad y la vejez disminuía la cantidad de camadas que podían engendrar a lo largo de su vida; esto es, reducía su capacidad de reproducirse. Si a estos machos que olfateaban los olores de las hembras se les permitía aparearse, también era más probable que murieran antes que los machos que no olían a las hembras antes de aparearse. Parece que las señales sensoriales por sí solas son lo suficientemente potentes como para impulsar estos efectos del envejecimiento.

En resumen, sus hallazgos fueron sorprendentes, ya que los machos expuestos a señales olfativas femeninas desde la mediana edad hasta la vejez mostraron una fertilidad reducida en etapas posteriores de su vida. Esto es, percibir la presencia de hembras a través de señales olfativas pero no verlas físicamente, perjudicaba lo fértil que fueran los roedores en la edad adulta. Los ratones machos mayores generalmente tenían menos espermatozoides, testículos más pequeños y otros signos de fertilidad reducida en comparación con los más jóvenes. Y los machos que estuvieron expuestos a olores femeninos y también se aparearon mostraron una mayor tasa de mortalidad que los otros.

¿Los motivos de este descubrimiento?

Los investigadores realmente no están seguros de las razones subyacentes que expliquen este importante efecto, pero sugieren que la percepción sensorial de parejas potenciales desempeña un papel crucial en el equilibrio de las compensaciones en la historia de vida de los mamíferos.

"Nuestros resultados muestran que la exposición a los olores femeninos puede influir en el envejecimiento reproductivo y la mortalidad"

Humanos

¿Es extrapolable este resultado en todos los mamíferos, es decir, se equipararía a los humanos también? Los científicos exponen que la exposición a feromonas es muy importante para los ratones en el contexto de la reproducción, pero es posible que otras señales puedan influir en los seres humanos, como las que causan estrés crónico, lo que podría tener efectos generalizados en nuestra salud.

“Se sabe que las señales sensoriales influyen en la liberación de hormonas que pueden tener efectos fisiológicos a corto plazo en animales y humanos. Es posible que estos efectos se 'sumen' y se extiendan para influir en nuestra salud”, apuntó Garratt.