El fármaco milagroso contra la obesidad se cuela en España: "Basta con saber a qué médico ir"
El medicamento está llegando a la sociedad española a través de vías no oficiales. La Agencia del Medicamento acaba de alertar sobre la situación
Germán tiene 47 años, es abogado y vive en el centro de Sevilla. Una vez al mes, más o menos, recorre los 20 kilómetros que separan su casa de Alcalá de Guadaira, el pueblo que le vio nacer. La excusa es comer con sus padres y tíos, pero lo cierto es que Germán no arranca el coche hasta que no recibe una llamada de la farmacia. "Es una farmacia a la que hemos ido toda la vida mi familia, me conocen desde pequeño y nos hacen algún favorcillo", dice a este periódico.
El favorcillo consiste en guardarle unas cajas de Ozempic, el medicamento para perder peso que ha hecho perder la cabeza a la sociedad estadounidense, de cuando en cuando. Germán no cumple los requisitos para tomarlo: no es diabético, ni obeso mórbido, ni tiene una receta que se lo prescriba. Tan solo tiene una explicación peregrina para justificarse: "Ahora peso 95 kilos, pero he llegado a 130. La última vez que fui al endocrino me dijo que tenía que perder peso si no quería acabar con diabetes, pero no me dio ningún medicamento. Toda mi familia tendemos a ser gorditos y acabar con diabetes, así que pregunté por el Ozempic este en la farmacia, porque dejar de comer no es fácil para mí. Si no es por este medicamento, nunca lo hubiera conseguido solo, pero voy a dejarlo en cuanto llegue a los 80, que es mi peso ideal", explica.
A Germán le cuesta en torno a 130 euros al mes mantener su peso a raya; no le importa, dice, porque se lo ahorra "en comilonas". Tampoco le preocupa estar inyectándose un medicamento que no está indicado para él: "Me fio al 100% de mi farmacéutica. Al final, como ella misma dice, estar muy gordo es un problema de salud mayor que lo que los efectos secundarios del Ozempic", remata.
El caso de Germán es uno de los cientos que está detectando la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) en los últimos meses: cada día hay más españoles que, frustrados por no poder perder peso, consiguen hacerse con un medicamento que no es para ellos. Lo que es peor: se lo quitan de las manos a los diabéticos en un escenario de escasez del fármaco. "Los medicamentos análogos del GLP-1 están autorizados para mejorar el control glucémico en el tratamiento de adultos con diabetes mellitus tipo 2 (DM2) no suficientemente controlada con dieta y ejercicio. Estos fármacos están indicados en monoterapia, o en asociación con otros medicamentos empleados en el tratamiento de la diabetes, pero solo están autorizados para el control del peso en determinadas situaciones", explicaba la agencia esta semana en una nota de prensa.
A grandes rasgos, Ozempic funciona imitando los efectos de una hormona natural llamada GLP-1, que se libera en el intestino después de comer. Esta hormona tiene un papel importante en el control del azúcar en la sangre y la sensación de saciedad. Cuando comes, el nivel de azúcar en tu sangre sube. El fármaco ayuda a estimular tu páncreas para que produzca más insulina cuando es necesario. Además de aumentar la insulina, Ozempic reduce la producción de glucagón, una hormona que hace que el hígado libere más azúcar en la sangre. Al disminuir el glucagón, se ayuda a mantener bajo el nivel de azúcar en sangre.
Por tanto, el medicamento ralentiza el proceso mediante el cual el estómago vacía los alimentos en el intestino. Esto te hace sentir lleno por más tiempo, lo que puede llevar a comer menos y, por ende, a perder peso. Actuando sobre el centro del apetito en el cerebro, ayuda a reducir el hambre, lo que también contribuye a una menor ingesta de alimentos.
Las tres vías de entrada
A cambio de confidencialidad, este medio ha contactado con varios farmacéuticos, usuarios, autoridades sanitarias e incluso traficantes de otras sustancias, como anabolizantes, para dibujar las vías por las que el medicamento está llegando a la sociedad. Se pueden dividir en tres grandes bloques: las farmacias, los médicos y el mercado negro.
María Dolores, una boticaria con casi años de experiencia al frente de una farmacia del norte de Madrid, explica la situación. "Todas las farmacias venden medicamentos sin receta, no importa lo que te digan", afirma a este diario. "Unas pueden limitarse a amigos y familiares, otras a sus clientes habituales, sobre todo los que tienen tratamientos crónicos... y hay otras, especialmente en el ámbito rural, donde la medicina y la farmacología se entienden de otra manera. Si a ti te llama un agricultor en mitad de la noche con grandes dolores por un accidente que ha tenido... pues muchas ven más humano darle un Nolotil que mandarle a Urgencias a 50 kilómetros del pueblo".
"Los farmacéuticos reciben cajas de regalo con los pedidos especiales, a veces con fármacos"
No obstante, Dolores advierte que no vale con cualquier medicamento: "Nadie te va a dar un estupefaciente o un psicótropo por las buenas, porque son fármacos muy controlados. Hay otros en los que se hacen campañas específicas, como los antibióticos o los analgésicos más utilizados, en los que se hace especial hincapié, pero pasado un tiempo se vuelve a bajar la guardia. Hay que considerar cada situación individualmente: yo no te voy a dar un Ozempic porque me lo pidas, pero a lo mejor sí se lo voy a adelantar a un cliente que es diabético, que sé que lo estaba tomando, y no ha tenido tiempo para ir al médico a por la receta".
Las farmacias suelen hacer un pedido habitual, conocido como pedido Cofares, para rellenar su stock, pero no es la única vía. En ocasiones aparecen representantes de los fabricantes de medicamentos que hacen ofertas de todo tipo: "Yo he visto a la titular de mi farmacia hacer pedidos concretos en los que, además de los medicamentos, viene una cajita para la titular. Ahí van regalos de todo tipo; uno común son medicamentos como el Ozempic, que son muy escasos, para que la titular haga con ellos lo que quiera, están fuera del registro", explica una fuente farmacéutica.
"¿Inspecciones de Sanidad? Yo he trabajado 14 años en farmacias y nunca he visto una", confirma esta fuente.
Otra vía de acceso al medicamento viene por parte de los doctores. En el último año, pequeñas clínicas que ofertaban tratamientos de testosterona o medicina estética, han empezado a ofertar Ozempic en sus páginas web. Basta con introducir en Google las palabras "Clinica Ozempic" para ver las más destacadas. "Creo que en todas las farmacias sabemos el nombre de determinados doctores que se hinchan a prescribir un medicamento concreto. A mí me pasó hace unos años con la testosterona: empezaron a entrarme recetas de un día para otro y descubrí que habían abierto una clínica en el tercer piso del edificio. A mí me daba negocio, tampoco me voy a quejar (risas), pero me parecieron muchos hombres que necesitan terapia sustitucional", dice la farmacéutica Dolores.
"No creo que vayamos a descubrir aquí que en muchas clínicas se paga por la receta. Aquí no hemos llegado al nivel de Estados Unidos, donde algunos doctores daban un cuadro de síntomas al paciente para que lo rellenase y poder darle fentanilo o marihuana, pero sí es verdad que hay medicamentos estrella que no es tan fácil que te los prescriban en la Seguridad Social", continua la boticaria.
El mundo del fisioculturismo es una de las puertas de entrada del Ozempic ilegal
Por último está internet. A pesar de lo que pueda parecer, no es la vía favorita de los españoles, que recelan en su mayoría de comprar fármacos online. Curiosamente, como sabe Saúl G., un culturista valenciano de 39 años, "sí se fían de alguien que se lo da en la mano, aunque lo haya comprado por internet", afirma a este periódico. Saúl es uno de esos fortachones que están al fondo de los gimnasios, en la zona de peso libre. Es consumidor de esteroides anabólicos y, con el tiempo, también se ha convertido en el dealer de su gimnasio. "Esto es muy sencillo: cuando estás en el gimnasio, se te acercan chavales preguntando cómo pueden ponerse como tú. Yo al principio les explicaba, luego a uno le haces el favor de conseguir tal o cual cosa, y al final haces tú la compra y se lo pasas a ellos, siempre tiene que haber alguien como yo", afirma.
De algún modo, Saúl es una especie de farmacéutico de gimnasio. Sabe en qué fase está cada compañero (volumen, definición, precompetición...), qué fármacos utiliza cada uno y cómo les ha funcionado. Así, en función a su experiencia, recomienda uno u otro producto a sus clientes: "Para perder peso hay mil cosas: clembuterol, berberina, hincharte a diuréticos... yo desde hace un año también recomiendo (vende) Ozempic, porque va como un tiro. Pierdes fuerza y no estás para matarte a entrenar, pero te quitas 10 kilos de encima en un mes", afirma Saúl.
El valenciano reconoce que tiene un proveedor en Bulgaria que le consigue cualquier medicamento: "¿Que si son auténticos? No lo sé, probablemente no sean tan potentes como el original, pero tampoco hacen daño, que es lo importante". "Ahora me piden mucho Ozempic porque está de moda, muchos para dárselo a un familiar con problemas de peso. De todos modos, ahora estoy vendiendo más Wegovy, que es lo mismo pero específicamente para quemar grasa. ¡Y es todavía más caro!".
Wegovy llegará al Sistema Nacional de Salud durante el mes de mayo por 128 euros la pluma, el mismo precio que Ozempic. Con esta medida, Sanidad espera contener la alta demanda de Ozempic y conseguir que las existencias puedan ser destinadas a las personas con diabetes tipo 2, para los que está indicado, y no para personas que quieren perder peso rápidamente.
Germán tiene 47 años, es abogado y vive en el centro de Sevilla. Una vez al mes, más o menos, recorre los 20 kilómetros que separan su casa de Alcalá de Guadaira, el pueblo que le vio nacer. La excusa es comer con sus padres y tíos, pero lo cierto es que Germán no arranca el coche hasta que no recibe una llamada de la farmacia. "Es una farmacia a la que hemos ido toda la vida mi familia, me conocen desde pequeño y nos hacen algún favorcillo", dice a este periódico.