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"La sanidad pública no puede atender todo, ni aunque todos los dermatólogos trabajásemos en ella"
  1. Bienestar
Entrevista Cristina Eguren

"La sanidad pública no puede atender todo, ni aunque todos los dermatólogos trabajásemos en ella"

Esperas interminables para una consulta con el dermatólogo son escandalosas para muchos ciudadanos. ¿Cómo se ha llegado a esto? La presidenta de la Asociación de clínicas privadas de dermatología (Demus) da respuesta a las polémicas más recientes

Foto: La doctora Cristina Eguren, presidenta de la Asociación de Clínicas Privadas en Dermatología (Cedida)
La doctora Cristina Eguren, presidenta de la Asociación de Clínicas Privadas en Dermatología (Cedida)

Cristina Euguren no viene de una familia con tradición médica. Era una buena alumna que se podía permitir estudiar lo que que quisiera. Su única vocación clara era la de servicio, así que cuando su madre le metió en la cabeza la idea de hacer Medicina, vio que era compatible con sus inquietudes. A la hora de plantearse qué especialidad hacer, su buena nota en el examente MIR le puso en el dilema de escoger entre dermatología —"una especialidad dinámica, resolutiva y quirúrgica que había conocido durante la carrera y me había encantado"— y endocrinología. El padre de una amiga, médico para mas señas, le dio el empujón definitivo: "Haz dermatología".

En 2006, cambió San Sebastian (su ciudad natal) por Madrid para hacer la especialidad en el Hospital de La Princesa, y en Madrid sigue. "No me equivoqué. Soy muy feliz siendo médico y la dermatología me ha permitido desarrollar mi vocación de servicio". A los 33 años, y con tres hijos muy pequeños (el mayor de tan solo 2 años), abrió su clínica privada. Tomó la decisión por el "maltrato que da la sanidad pública a los médicos" —no solo de sueldo, también de condiciones laborales y falta de reconocimiento profesional— y, aprovechando que "la dermatología es una disciplina de oportunidades, aposté por buscar mi oportunidad".

Foto: Aspirantes a MIR antes del examen. (EFE/Víctor Lerena)

Ahora tiene una consulta bien consolidada, preside la Asociación de Clínicas Privadas de Dermatología (Dermus) —que acaba de celebrar su XVI reunión científica, con la asistencia de médicos, gestores e industria—, por su clínica rotan algunos jóvenes MIR, trabaja mucho y le va bien.

Se revuelve ante la percepción -errónea- de que dermatología es una especialidad menor —"quien no aprecia su complejidad es por pura ignorancia"— y afirma que el interés hacia ella no es por moda y que viene de lejos, aunque es cierto que "ahora es la que antes se agota en la elección del MIR". Puntos a favor: "Es preciosa, permite combinar la medicina pública con la privada y conciliar la vida laboral y la personal".

"El intensivista salva más vidas que otros especialistas, pero estos pueden mejorar mucho la calidad de vida las personas"

A la crítica de que los dermatólogos tienen menos vocación médica responde: "¿Es que la vocación tiene que ir unida a un mayor sacrificio y a buscar las condiciones más duras? Para mí tiene tanto mérito el cardiólogo, como el neurocirujano o el dermatólogo. Algunos dicen que unos salvan vidas y otros no; pero la medicina no es solo salvar vidas; por supuesto que el intensivista salva más vidas que otros especialistas, pero estos pueden mejorar mucho la calidad de vida a las personas". Y esto lo sabe de primera mano, ya que en el Hospital Infanta Sofía creó una unidad para abordar los problemas cutáneos causados por los tratamientos oncológicos. "Desde luego que el oncólogo salva vidas, pero tratar las uñas de los pies infectadas, por ejemplo, permite al paciente pasear, y eso proporciona mucha calidad de vida".

Está claro que la dermatología es una especialidad que permite "crear las condiciones para echar a andar por tí mismo", pero "yo no le diría a un residente que coja dermatología para ganar dinero. Que lo haga porque le guste y se sienta identificado con ella".

placeholder La doctora Cristina Eguren en su consulta (Cedida)
La doctora Cristina Eguren en su consulta (Cedida)

PREGUNTA. Cuenta que durante su formación tuvo jefes muy estrictos y hay quien dice que los médicos jóvenes de ahora tienen la 'piel fina'. ¿Comparte la opinión?

RESPUESTA. No es cosa solo de los médicos; es un cambio generacional. Es cierto que algunas formas que tenían los jefes en el pasado hoy en día no son aceptables, pero ¿los médicos jóvenes tienen la piel más fina? Realmente es una generación diferente, con muchas cosas buenas y otras no tanto. Sí pienso que son más susceptibles ante la crítica y no siempre saben recibir la crítica constructiva; y tiene explicación: los residentes de dermatología son de los primeros del MIR, son brillantisímos y pocas veces han fallado. Cuando llegan a un hospital y el jefe les dice que algo que han hecho no está bien y deben hacerlo de esta otra forma, a veces, . les puede doler.

Pero es una generación con unos valores de sostenibilidad, con un gran empeño para conciliar la vida profesional y personal, y a mí me parece muy bien. En el pasado hemos aguantado y hecho burradas que yo no exigiría que otros las hicieran. La nueva generación, cuando exige calidad de vida, hace bien, en mi opinión; ahora bien, tiene que entender que eso viene de la mano de trabajar mucho.

P. Usted sostiene que la sanidad pública maltrata a los sanitarios. ¿Puede ser determinante para que los nuevos dermatólogos se inclinen por la medicina privada?

R. Desde luego que es una de las razones determinantes, y es tremendamente preocupante. El mayor problema que tiene actualmente el sistema nacional de salud (SNS) es el maltrato a los profesionales, y eso va a redundar en toda la población. Por otra parte, a la privada no le viene bien tener un mal sistema público salud; son sistemas complementarios, porque hay cosas que el SNS, por bueno que sea y pague bien a sus profesionales, no va a poder atender, ya que todo tiene un limite. En el caso concreto de la dermatología, no se puede atender absolutamente a todo, no hay dermatólogos suficientes aunque todos trabajásemos en la pública. Tiene que haber unos criterios de inclusión para ver patologías graves (melanoma, enfermedades inflamatorias) y dejar fuera otras afecciones más banales, que también hay que tratarlas. ¿Donde? En la privada.

"En la privada el paciente es el que acude con una patología, y cliente es el que va por una cuestión estética. El primero no paga IVA y el segundo sí"

Todos entendemos que cuando hay algo grave, o que requiere unos medios específicos, tenemos el derecho de asistir a la Seguridad Social, pero hay cosas más leves que cada uno debe decidir si quiere solventar o no y si quiere pagar o no. Pero las dos tienen que ir de la mano. Lo que no puede ser es que haya listas de espera de más de un año y que patologías relevantes tengan que ser tratadas en la privada porque no llegan a la pública. Eso son distorsiones del sistema, y mucho de eso viene por el maltrato al profesional, no solo económico, sino también personal.

P. En la medicina pública se habla de pacientes y, a menudo, en la privada de clientes…

R. A la privada también llegan personas con problemas graves. En la privada, legalmente, paciente es el que acude con una patología, y cliente es el que va por una cuestión estética. Y eso implica una relación contractual diferente; con el paciente se tiene una relación de medios y con el cliente, de fines. Es decir, al paciente yo no le puedo prometer que le voy a curar su enfermedad, por ejemplo un acné; yo le tengo que prometer que voy a poner todos los medios necesarios y posibles para resolver su patología. Sin embargo, cuando la persona acude por un tratamiento estético, por ejemplo, inyectarse bótox, ahí lo que tengo es una relación de fines, y lo que yo le explico es que va a obtener un resultado determinado, y para ello tendré que crear las expectativas adecuadas a ese resultado. Por último, el tratamiento estético lleva IVA, y es cliente; y tratamiento médico no lleva IVA, y es paciente.

Yo estoy especializada en acné y rosácea, y vienen pacientes a los que su médico de familia no ha querido derivar al especialista. Quizá, ese médico piense que la enfermedad no es tan grave como para mandarla a un dermatólogo, que tiene la consulta muy saturada. En casos graves, hay pacientes que quieren ir a un dermatologo muy especializado y asumen pagar por la atención a ese médico.

La cuestión es que entre todos deberíamos decidir cuál ha de ser la cartera de servicios.

Esto a la pública y esto a la privada

P. Sí; de eso se lleva mucho tiempo hablando, pero nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato…

R. Claro. ¿Y al final, de quien depende? De los médicos, y eso es un error, porque un médico de familia va a tener la manga más ancha que otro, o también depende de la lista de espera que tenga el hospital al que deriva. Eso es injusto para todos. Se debería decir lo que se tiene que incluir en cada una de las especialidades. Por ejemplo, la tricología, una alopecia androgénica no, pero a partir de cierto grado sí. O no, todos los casos quedan excluidos. Pero alguien tiene que poner el cascabel al gato.

Foto: Ayudas y subvenciones para ir al dentista: requisitos, qué cubre y quiénes pueden solicitarlas. (iStock)

No hay dinero suficiente para abarcar todo en todas las especialidades, y tenemos que elegir qué priorizamos y que todo el mundo debe tener cubierto (vacunas, un brote severo de psoriasis, un cáncer, un infarto, etc) y lo que no. Eso debería estar establecido y que la decisión no recayese en el médico; muchas veces es muy desagradable decirle a alguien en la pública: esto no se lo hago.

P. También han sido los médicos los que nos han creado la necesidad de ciertas prácticas, por ejemplo, vigílarse los lunares. Para esto, y otras cosas menos serias, muchas personas contratan un seguro privado y utilizan el sistema público para enfermedades importantes. Luego, incluso en el sistema privado, las esperas también son largas (en dermatología, por ejemplo). Al final, todos los canales acaban estando saturados…

R. Es cierto, pero es que el profesional también se encuentra con las malas condiciones que imponen las aseguradoras. Yo abrí mi consulta privada porque lo que pagan los seguros de salud es tan poco, que en un momento dado dices, ya no lo aguanto más. Si los seguros pagaran mejor, habría más médicos trabajando con ellos y las listas de espera serían menores.

"Yo monté mi consulta privada no para huir de la medicina pública, sino para huir de los seguros. Lo que pagan por paciente es vergonzoso"

Monté mi consulta privada no para huir de la medicina pública, sino para huir de los seguros. Lo que pagan por paciente es vergonzoso. Lo seguros se tienen que plantear porqué hay esas listas de espera y porque no quieren trabajar los médicos.

P. Si hay cosas que se deberían atender en la privada pero no en la pública, tendríamos pacientes de dos velocidades: el que puede y el que no. Es como todo; el que puede, se lo paga. Se crea una desigualdad…

R. Sí. Lo que hay que exigir son más medios en la pública, que para eso todos pagamos impuestos, para que aseguren unas buenas condiciones a los profesionales para que quieran quedarse. A las aseguradoras, que son privadas, no les podemos exigir nada, y tendrán que analizar porqué la gente se está yendo. Pero, como ciudadanos, tenemos que exigir que mejoren las condiciones materiales y humanas de los hospitales.

La solución pasaría por delimitar bien la cartera de servicios y pagar mejor a los profesionales; además, que todos los ciudadanos recibamos la misma atención.

placeholder Foto: Reuters
Foto: Reuters

¿Retener a los especialistas en la pública?

P. ¿Se debería obligar a los especialistas que se forman en el sistema público -en este caso, a los dermatólogos – a que permeneciesen unos años en la pública, en lugar de marcharse inmediatamente a la privada? Sería como devolver a la sociedad parte de lo que ha invertido en su formación…

R. Eso lo que haría es empeorar aún más sus condiciones en los años de obligatoriedad. Lo que hay que hacer es seducir a los dermatoólgos para que se quieran quedar. Además, durante la formación, se trabaja mucho y se saca adelante mucho trabajo. Es mano de obra barata, así es que al final de su formación, el especialista ya ha devuelto lo invertido en él. Creo que tendría el efecto totalmente contrario.

Y estos argumentos valen para todas las especialidades.

"Están proliferando cursos y pseudomásteres de especialistas en dermatología, y dermatólogo solo se es por vía MIR"

P. ¿El intrusismo es un problema en dermatología?

R. El gran problema es que están proliferando cursos, pseudomásteres y especialistas en dermatología. Se llaman así. La única manera de ser dermatólogo es haciendo el MIR. Hay profesionales en la calle que cuelgan en la pared el título de experto en dermatología, y eso confunden totalmente al usuario. Hacen todo tipo de actos dermatológicos, y algunos revisten gravedad. Habría que exigir a las autoridades que prohiban todo este tipo de formaciones que incitan a la confusión sobre la cualificación profesional que tiene la persona para hacer ciertos procedimientos. Dermatólogo es el que hace dermatología via MIR; el resto, no debería existir.

Hay que darle a las cosas la importancia que tiene. Todas las profesiones tienen una parte mecánica que cualquiera puede aprender, pero el resto es lo que justifica la especialidad.

Con respecto al intrusismo, más que en la parte estética, yo pongo el foco en la parte dermatológica. En redes sociales se ven muchos mensajes que inducen a la confusión, y hay que educar a la población en que lo barato sale caro.

P. ¿A qué medicos iria por la sanidad pública y por la privada?

R. Mi primera intención es ir a la pública, y voy a la privada cuando quiero un profesional muy concreto y cuando no quiero esperar. Yo he pagado en oftalmología y también lo haría en endocrinología. Pero puede ser cualquier especialidad.

Los criterios deben ser que todo lo importante esté cubierto por la seguridad social, y que el ciudadano pague si quiere premura en el tiempo o si quiere un especialista muy concreto.

P. ¿Le gustaría que sus hijos fueran médicos?

R. Yo no voy a promocionar que sean médicos; si lo quieren, les voy a apoyar y no se lo voy a quitar de la cabeza, pero no les voy animar activamente. Creo que la medicina es dura. Llegar a donde estoy yo, es duro, y reconozco que soy una absoluta privilegiada. En general, la vida del médico puede ser muy complicada, ya que conlleva mucho esfuerzo y poca remuneración…

Cuando llegue el día, ayudaré a mis hijos en su decisión, pero no les voy a animar. Yo lo que quiero es que sean felices y en la medicina se puede ser feliz, pero no es la forma más fácil de ser feliz

Cristina Euguren no viene de una familia con tradición médica. Era una buena alumna que se podía permitir estudiar lo que que quisiera. Su única vocación clara era la de servicio, así que cuando su madre le metió en la cabeza la idea de hacer Medicina, vio que era compatible con sus inquietudes. A la hora de plantearse qué especialidad hacer, su buena nota en el examente MIR le puso en el dilema de escoger entre dermatología —"una especialidad dinámica, resolutiva y quirúrgica que había conocido durante la carrera y me había encantado"— y endocrinología. El padre de una amiga, médico para mas señas, le dio el empujón definitivo: "Haz dermatología".

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