La melatonina podría ser la respuesta a la lucha contra la obesidad

La obesidad y el sobrepeso han alcanzado proporciones epidémicas en todo el mundo. Tanto es así que según la OMS, nada menos que 2.000 millones de adultos sufren este problema, que lleva aparejado otras enfermedades de mayor gravedad. Y la tendencia es al alza.

En concreto en nuestro país, un estudio del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) publicado el pasado mes de octubre, cifraba en más del 55% de los adultos y aproximadamente un tercio de los menores de edad los pacientes con sobrepeso.

La gravedad de este problema ha ido provocando una enorme preocupación por parte de la a comunidad científica, lo que ha aparejado un importante aumento de la investigación en torno al mismo. Por ejemplo, desde hace unos años se investiga la importancia de la influencia de los ritmos circadianos en la obesidad.

Una revisión bibliográfica puesta en marcha por la Universidad de Ecuador en 2021, refería que la ruptura del ciclo sueño-vigilia puede alterar significativamente los ritmos circadianos tanto a nivel del sistema nervioso como a nivel de los tejidos periféricos hasta el punto de provocar sobrepeso, obesidad e incrementa la probabilidad de padecer síndrome metabólico.

La hormona de los ciclos sueño-vigilia

Apenas hace unas semanas, dos estudios liderados por la Universidad de Granada han abierto la puerta a una nueva esperanza en forma de melatonina, la hormona que regula los ciclos de día y noche o de sueño-vigilia. Según estas investigaciones, su administración crónica, combinada con exposición al frío leve, podría ser una herramienta eficaz contra la obesidad.

La melatonina también podría mejorar la atrofia de la fibra-muscular causada por la obesidad

Realizados en ratas obesas y diabéticas adultas de ambos sexos, los experimentos han descubierto que la administración de 10 mg por kilogramo de peso corporal al día durante 3 meses de melatonina, no solo previene la obesidad. Sino que además reduce la obesidad visceral alrededor de un 3 %, esto es, la grasa que se acumula en la parte profunda del abdomen, cerca de órganos vitales, y que puede provocar graves problemas de salud.

Entre otros resultados, también destaca que mejora la atrofia de la fibra-muscular causada por la obesidad, la transformación del tipo de fibra muscular en un fenotipo más oxidativo y más lento, y genera un aumento de la actividad y el contenido mitocondrial, lo que explica la reducción de la ganancia de peso.

Factores ambientales

Ahmad Agil, catedrático de la UGR que encabeza dichos estudios, subraya la importancia de los factores ambientales calóricos en la aparición de la obesidad. El experto se refiere a temas como el sedentarismo, el consumo de comida y bebida hipercalóricas, aislamiento del frío, manipulación industrial negativa de los alimentos con aditivos,edulcorantes y potenciadores del sabor.

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F. S. B.

Del mismo modo, Agil alude a la alteración de los ritmos biológicos circadianos por la excesiva y crónica exposición a la luz nocturna, la realización de trabajos nocturnos, la ingesta nocturna de alimentos, los trastornos del sueño, el estrés y la falta de exposición a la luz natural, que reduce los niveles endógenos de la melatonina.

Siguiente fase de investigación

“Nuestro principal reto es la aplicación de la melatonina y de otras estrategias, como el ayuno intermitente, en el campo de la medicina, especialmente para abordar la posibilidad desde una perspectiva de tratamiento de patologías como la diabesidad (obesidad central y su diabetes tipo 2) y sus complicaciones”, afirma el investigador, quien recuerda que estas patologías implican “un aumento del estrés oxidativo-mitocondrial, del daño mitocondrial y de la metainflamación asociada (inflamación de bajo grado de origen metabólico)”.

Los esperanzadores indicadores obtenidos en modelos preclínicos realizados hasta ahora, dice Ahmad Agil, “invitan a llevar la melatonina a la fase siguiente, con el fin de investigar cómo ayuda al mantenimiento de la homeostasis mitocondrial y, en mayor medida, si la terapia con melatonina permitiría retrasar o detener la obesidad y sus complicaciones, al impulsar su uso farmacológico crónico”.