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En productos de limpieza, cortinas o la pared: los tóxicos que no sabes que tienes en casa y cómo reducirlos
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En productos de limpieza, cortinas o la pared: los tóxicos que no sabes que tienes en casa y cómo reducirlos

Las sustancias químicas están por todas partes. Una científica ambiental explica los peligros que supone la exposición a ciertos productos y qué alternativas se pueden utilizar

Foto: La pintura contiene tóxicos perjudiciales para la salud. (iStock)
La pintura contiene tóxicos perjudiciales para la salud. (iStock)

Eva Liljeström quería ser médico, lo tenía claro desde que era pequeña. Estudió bachillerato, se presentó a la Selectividad y no le dio la nota. Lejos de desanimarse, comenzó a plantearse qué podía estudiar y vio una licenciatura que le llamó la atención: Ciencias Ambientales. "Ya que no puedo dedicarme a cuidar de las personas, puedo proteger a los seres vivos", pensó.

Llegó el tercer curso y con el catedrático Nicolás Olea, actual director del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada, se despertó su vocación: "Fue en la asignatura de Toxicología Ambiental y Salud Pública, me di cuenta de que muchos de los productos que yo usaba en mi día a día podían estar afectando negativamente a mi salud".

Así fue como nació su proyecto Casa Sin Tóxicos, con el fin de ayudar a los demás a eliminar las "sustancias nocivas" en su día a día. Estas sustancias están presentes en cosmética, productos de limpieza o utensilios de cocina, entre otros.

"Cuando somos jóvenes pensamos que nada nos hace daño y la realidad es que nos exponemos a mil porquerías sin pensar en cómo nos está afectando a corto, medio y largo plazo. Cuando me quedé embarazada empecé a poner en práctica lo aprendido y limité mucho la exposición a productos de limpieza", expone Liljeström.

Foto: Josefa Lucena López es una de las cerca de medio millón de españoles que padecen algún grado de sensibilidad qsuímica y ambiental múltiple. (EFE)

"Hay enfermedades raras de origen desconocido y podrían ser una consecuencia de estar en contacto con tóxicos, los seres vivos no estamos diseñados para eliminarlos, ni tampoco los metales pesados. No tenemos que acostumbrarnos a la contaminación. Ya venimos con un kit de sustancias nocivas que vamos acumulando a lo largo de la vida, unas las eliminamos y otras son bioacumulables y persistentes. Nos parece normal abrir el bote de lejía y que nos piquen los ojos y la piel y no deberíamos normalizarlo", insiste la experta.

También comenta que el organismo intenta eliminar esas sustancias nocivas, pero a veces la carga tóxica es tanta que no es capaz: "Si nos exponemos tanto, imagínate lo que le pasas a tu bebé estando embarazada. Si hiciéramos un poco más de caso a las reacciones que tiene nuestro cuerpo, evitaríamos muchas exposiciones indeseadas".

Contaminantes orgánicos persistentes

Muchos de los productos que menciona Eva son los conocidos como contaminantes orgánicos persistentes (COP) y pueden comportarse como disruptores endocrinos, es decir, que son capaces de interferir en el metabolismo de las hormonas, pudiendo ocasionar daños sobre la salud.

Por este motivo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció en 2004 el Convenio de Estocolmo, instrumento jurídicamente vinculante cuyo objetivo era proteger la salud humana y el medio ambiente frente a los COP. Aunque, los COP iniciales eran 12 (como el Clordano o el Heptacloro) se han ido añadiendo otros a lo largo de los años (como los Naftalenos Policlorados o el Hexabromociclodecano).

"Es imposible" vivir 100% libre de tóxicos

Además, Eva cuenta cómo fueron sus inicios asesorando a personas que, como ella, querían disminuir los tóxicos en su hogar: "Empecé a distribuir sistemas de filtrado de agua, hacía venta directa y los clientes comenzaron a preguntarme más cosas sobre los tóxicos en la limpieza o la cosmética. A raíz de ese momento comencé a hacer visitas a domicilio y la gente me enseñaba qué gel usaba, con qué limpiaban y yo les proponía otras alternativas".

"Yo utilizo los aceites esenciales para elaborar mi propia cosmética o sustituir los productos de limpieza tradicionales", ilustra como uno de los métodos para reducir la compra de estos productos nocivos.

Sin embargo, la científica ambiental asegura que vivir 100% libre de tóxicos "es imposible", y lo ejemplifica con su exposición al radón (un gas radiactivo e invisible que se libera naturalmente de la tierra): "En mi zona hay mucho y soy consciente, así que puedo elegir y decidir. Para minimizar la exposición a este gas, ventilo mi casa al menos una vez al día".

¿Dónde están los tóxicos en tu casa?

Igualmente, Liljeström afirma que la tendencia es pensar que la contaminación está en la calle: "Fuera hay aire o lluvia y el aire se renueva, pero en una casa hay cuatro paredes. Se acumulan muchas sustancias químicas, y otras, como restos de microbios, ácaros u hongos, en muy poco espacio. No entendemos que no es necesario utilizar ese spray para limpiar el tapizado del sofá en el que luego apoyas a tu bebé. Inhalamos los productos, los ponemos en contacto con nuestra piel y, encima, no nos protegemos con mascarilla para limpiar. Eso al final irrita las vías respiratorias y acaba afectando al sistema nervioso central".

Aunque admite que ella tenía un armario lleno de ese tipo de productos, recuerda una vez más que no es recomendable: "Es peligrosísimo. Compramos preguntándole a los vecinos qué usan para limpiar y cometemos barbaridades. También es común limpiar con la misma ropa con la que te metes luego en la cama y las sustancias nocivas, que son miles, se quedan en los tejidos".

Foto: Los científicos alertan de que el bisfenol A en contacto con alimentos es un riesgo para la salud. (iStock)

La especialista especifica dónde podemos encontrar tóxicos: "La mesa en la que estás apoyada seguramente tenga un recubrimiento de melamina [que es un material sintético], el teclado del ordenador tendrá un retardante de llama, la pintura de las paredes, el polvo de las vigas de madera, los esmaltes de los tejidos de las cortinas, el mimbre barnizado de una cesta decorativa o una botella de plástico reutilizable, que tiene Bisfenol A [una sustancia química industrial que se ha utilizado para fabricar ciertos plásticos y resinas desde los años cincuenta]".

Efectos de vivir rodeados de tóxicos

En cuanto a las consecuencias que tiene rodearse de sustancias químicas nocivas, la científica ambiental tiene claro que la principal es enfermar. "Muchas veces buscamos el placer a corto plazo, como en tener la cara perfecta, pero sin pensar qué lleva esa crema. A largo plazo se pueden desarrollar sensibilidad química múltiple, cáncer de mama, hipotiroidismo o enfermedades autoinmunes", apunta.

De hecho, el pasado mes de enero, se publicó un estudio en la revista Environmental Health Perspectives sobre contaminantes y cáncer. El trabajo, liderado por el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, el Instituto Catalán de Oncología, la Universidad de Granada y el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada, evaluó la carga hormonal total en sangre de más de 300 mujeres con y sin cáncer de endometrio. Los resultados mostraron una asociación entre la exposición a disruptores endocrinos y un mayor riesgo de desarrollar cáncer de endometrio.

Eva Liljeström quería ser médico, lo tenía claro desde que era pequeña. Estudió bachillerato, se presentó a la Selectividad y no le dio la nota. Lejos de desanimarse, comenzó a plantearse qué podía estudiar y vio una licenciatura que le llamó la atención: Ciencias Ambientales. "Ya que no puedo dedicarme a cuidar de las personas, puedo proteger a los seres vivos", pensó.

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