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Dieta y actividad física personalizadas: dos buenos apoyos de las cardiopatías congénitas
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Dieta y actividad física personalizadas: dos buenos apoyos de las cardiopatías congénitas

Mantener hábitos saludables ayudan a empoderar a este tipo de pacientes para que mantengan el control de su salud

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Algunas enfermedades están ya presentes en el ser humano desde el mismo momento de su gestación. Es el caso de las cardiopatías congénitas cuyo origen se encuentra en defectos estructurales del corazón y de los grandes vasos como resultado de un desarrollo embrionario alterado. “Se presentan desde el nacimiento e incluso antes, desde la etapa fetal, y constituyen la primera causa de muerte en el primer año de vida. Sin embargo, sólo en el 40%-50% de los casos serán sintomáticas durante las primeras edades de la vida y algunas cardiopatías congénitas son de desarrollo posnatal”, indica la doctora Pastora Gallego, presidenta de la sección de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Esta enfermedad posee una prevalencia estimada entre 4 y 10 casos por cada 1.000 nacidos vivos, constituyen las malformaciones más frecuentes y, al menos, 6 de cada 1.000 afectados presentan una cardiopatía moderada o grave. “En un 80-85% de los casos se diagnostican con ecocardiografía durante la vida fetal. Más del 90% sobreviven hasta la edad adulta y se estima unos 120.000 casos son atendidos en el Sistema Nacional de Salud”, indica Gallego.

Los procedimientos empleados para reparar las cardiopatías congénitas pueden realizarse mediante la introducción de catéteres y dispositivos a través de la punción percutánea en un vaso de la ingle o el cuello (cateterismo terapéutico) o mediante cirugía abierta (cirugía correctora o cirugía paliativa). “Casi todos los pacientes que sobreviven presentan lesiones residuales, secuelas o complicaciones que pueden tener un carácter evolutivo durante la vida adulta como son alteraciones electrofisiológicas, enfermedad valvular, cortocircuitos persistentes, disfunción miocárdica, lesiones vasculares, problemas derivados de materiales protésicos, complicaciones infecciosas, fenómenos tromboembólicos o alteraciones totalmente extravasculares que afectan a múltiples órganos o sistemas”, sostiene la presidenta de la SEC.

En el manejo de la enfermedad durante los primeros meses de vida, la alimentación y la nutrición se convierten en pilares básicos para el crecimiento y el desarrollo adecuado de los niños. “Si un niño no se alimenta correctamente, existe riesgo de desnutrición, lo que provoca una alteración en el tamaño y la composición del cuerpo debido a un aporte insuficiente de nutrientes, porque estos niños gastan más energía de la que consumen”, manifiesta el doctor Ángel García, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Infanta Sofía. Además, la desnutrición fomenta una alteración en el sistema inmunológico, lo que puede causar más riesgo de desarrollar infecciones y tiene asociado un incremento de las hospitalizaciones.

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El experto del Infanta Sofía aconseja a las madres que la leche materna sea la alimentación elegida durante la lactancia por sus numerosas ventajas nutricionales, inmunológicas (defensas contra infecciones) y de apego con la madre. “Esta dolencia tiene el inconveniente de que exige mayor esfuerzo en la succión y hay que aceptar que las tomas serán más lentas y más frecuentes para evitar la fatiga”, añade el doctor García. Los niños pequeños con cardiopatías no suelen requerir dieta sin sal estricta como los adultos, “pues la alimentación sería más insípida provocando la disminución del apetito; pero en ocasiones podemos recomendarla, sobre todo en niños mayores y adolescentes”, afirma.

Los avances en el diagnóstico y tratamiento de los niños con cardiopatía congénita o adquirida han permitido que se consigan niveles de calidad y esperanza de vida similares a los de los menores que no las padecen. Sin embargo, a la hora de decidir si un niño puede hacer deporte, “hay que valorar a cada individuo ya que existen casos en los que ésta debe ser limitada e incluso prohibida. El médico de familia, el cardiólogo o médico deportivo deben consensuar su decisión con la familia y el propio paciente”, dice el cardiólogo del Infanta Sofía.

Hábitos de vida saludables

En los adultos que sufren esta enfermedad, la nutrición juega también un papel crucial en su manejo y tratamiento. “Una buena nutrición contribuye a fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la recuperación postoperatoria y mantener un peso corporal saludable, lo cual es vital para la función cardíaca”, señala Federico Gutiérrez Larraya, jefe del Servicio de Cardiología Pediátrica del Hospital Universitario La Paz. En el acompañamiento a los pacientes que padecen este tipo de dolencias es esencial la labor que realizan los nutricionistas especializados en cardiopatías congénitas, quienes trabajan estrechamente con los médicos y enfermeros y con las familias, para diseñar planes alimentarios que satisfagan las necesidades específicas de cada paciente, asegurando un equilibrio óptimo de calorías, proteínas, vitaminas y minerales esenciales.

Una dieta equilibrada y nutritiva es esencial para mantener una buena función cardíaca y prevenir complicaciones. Esto implica un enfoque cuidadoso en la elección de alimentos, asegurando una ingesta adecuada de nutrientes esenciales y evitando aquellos que puedan agravar la condición. “Estos pacientes precisan un plan especializado que considere sus necesidades individuales, restricciones dietéticas y preferencias personales, asegurando que reciban todos los nutrientes necesarios para un crecimiento y desarrollo óptimos. Además, los cardiópatas parecen tener un riesgo cardiovascular ateroesclerótico mayor que los no cardiópatas congénitos, asociado a un perfil metabólico de mayor riesgo, pero además por concurrencia del resto de factores conocidos, fundamentalmente el sedentarismo, pero también la hipertensión y otros hábitos no saludables”, agrega el cardiólogo del Hospital Universitario La Paz.

Foto: Las personas que adoptan ocho hábitos de vida saludables en la mediana edad pueden esperar vivir más que quienes no lo hacen, según muestra una nueva investigación. (Pexels)

Los alimentos que benefician a los pacientes con cardiopatías congénitas son aquellos ricos en nutrientes y bajos en grasas saturadas y sodio: frutas y verduras frescas, granos enteros, proteínas de calidad a partir del pescado y el pollo, y fuentes saludables de grasas como el aceite de oliva en cantidades menores, aguacate... “Esta alimentación ayuda además a mantener un peso saludable y apoyan la salud cardiovascular. También, se deben evitar alimentos altos en grasas trans y saturadas, como frituras, productos de pastelería industrial y comidas rápidas, así como aquellos con alto contenido de sodio, como embutidos y alimentos procesados. También es esencial reducir el consumo de azúcares añadidos”, destaca el doctor Gutiérrez.

El ejercicio es otro de los soportes en los que se apoya el día a día de los pacientes con cardiopatías congénitas, y la regla general es que debe realizarse, pero siempre bajo supervisión médica y siguiendo pautas individualizadas. “La actividad física ayuda a mejorar la capacidad cardiovascular, la fuerza muscular y el bienestar psicológico. Los tipos de ejercicio recomendados varían según la condición específica del paciente y su estado de salud y las circunstancias temporales (como es el hecho de que haya una actividad quirúrgica o intervencionista cercana), pero suelen incluir actividades de baja a moderada intensidad como caminar, nadar o andar en bicicleta”, declara este experto. Siempre con un plan de ejercicio supervisado regularmente por parte de los departamentos de enfermería, rehabilitación, cardiólogo y fisioterapeuta, para que el ejercicio sea seguro y beneficioso.

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En relación con el consumo de alcohol, la presidenta de la SEC recuerda que no debe recomendarse: “Sin embargo, al consumo de vino tinto se le ha relacionado con posibles beneficios cardiovasculares en base al contenido en Taninos y Resveratrol que podrían inhibir o atenuar la disfunción endotelial. Pero, procurando un consumo moderado de alcohol. Una o dos copas de vino tinto al día pueden no resultar perjudicial, pero sin abusar de las bebidas alcohólicas que pueden aumentar la presión arterial y generar arritmias cardíacas”.

El último elemento que a los pacientes con cardiopatías congénitas les ayuda a mejorar su salud es mantener una buena higiene del sueño: “dormir siete horas de calidad permite recuperarse de la fatiga física y psíquica acumulada durante el día y reestructura las funciones vitales. Es conveniente cenar temprano, ligero, y evitar los excitantes”, aconseja la doctora Gallego. Incorporar estas pautas tanto de nutrición como de actividad física y de sueño ayudan a empoderar al paciente en el control de su salud.

Algunas enfermedades están ya presentes en el ser humano desde el mismo momento de su gestación. Es el caso de las cardiopatías congénitas cuyo origen se encuentra en defectos estructurales del corazón y de los grandes vasos como resultado de un desarrollo embrionario alterado. “Se presentan desde el nacimiento e incluso antes, desde la etapa fetal, y constituyen la primera causa de muerte en el primer año de vida. Sin embargo, sólo en el 40%-50% de los casos serán sintomáticas durante las primeras edades de la vida y algunas cardiopatías congénitas son de desarrollo posnatal”, indica la doctora Pastora Gallego, presidenta de la sección de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

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