Por qué ser demasiado positivo es malo para tu salud: ¿qué es la positividad tóxica?
Tener una mentalidad positiva es una herramienta estupenda para la vida pero llevarlo al extremo puede hacernos más mal que bien
Ser una persona positiva resulta atractivo para los demás y hay muchos estudios que han demostrado que las personas que adoptan una actitud más positiva y optimista cuando el escenario es oscuro, suelen estar menos estresadas y menos deprimidas que el resto. Pero, cuando has tenido un mal día, un mal mes o incluso, un mal año, es probable que alguien te haya dicho que 'todo sucede por una razón', 'mira el lado positivo'; sin embargo, lejos de ayudar, se trata de una forma de psicología positiva claramente tóxica y que va demasiado lejos, al menos en lo que hace referencia a nuestra salud.
Es el fenómeno cultural en el que la positividad se generaliza excesiva e ineficazmente en todas las situaciones. Se trata de una mentalidad que anima a todo hijo de vecino a suprimir o descartar emociones y experiencias que se perciben como negativas, como la tristeza, la ira o el duelo y transformarlas en todo lo contrario: alegría, energía o nuevas oportunidades -sin importar lo difícil que sea la situación, ya sea la pérdida de un familiar o un despido, por ejemplo-. Si bien la intención detrás de promover la positividad suele ser bien intencionada, la positividad tóxica puede crear expectativas poco realistas sobre cómo debemos manejar los desafíos o retos de la vida.
Desventajas de ser excesivamente positivo
Tener una perspectiva positiva de la vida es bueno para el bienestar mental. El problema es que la vida no siempre es positiva. Nos ocurren cosas que nos aportan dolor o emociones desagradables, pero arrinconar cualquier rastro de emoción que no sea estrictamente algo feliz no es saludable. La positividad puede volverse dañina cuando no es sincera o incluso deslegitima sentimientos reales de ansiedad, miedo, tristeza. Entre lo que representa esta positividad tóxica se encontrarían frases que seguro has escuchado alguna vez, como: “podría ser peor”, todo pasa por algo”, “deja a un lado las penas y concéntrate en las cosas buenas que tiene la vida”, “aprovecha que estás enfermo para aprender algo nuevo”, “puedes tener más hijos” (cuando alguien acaba de perder a su bebé), “mira el lado positivo”, “sigue adelante”, “agradece lo que tienes”... parece que la expectativa de que uno siempre debe estar alegre, ser optimista y feliz, independientemente de las circunstancias, es la presión vital que debemos soportar.
Y es que, las intervenciones de psicología positiva tienden a beneficiar más a quienes en general ya están psicológicamente sanos. Si estás lidiando con una gran desgracia, es bastante probable que no tengas los mismos beneficios de esta psicología positiva que alguien que realmente está bien. Es un mensaje demasiado simplista que a menudo se transmite a millones de personas en todo el mundo (sobre todo a través de las redes sociales). Resulta contraproducente.
Riesgos
Una interpretación optimista forzada de nuestras experiencias junto con la supresión de las emociones negativas puede causar un daño real. Y es que, si bien las personas dicen tales frases porque creen que son reconfortantes, realmente representa una forma de evitar el dolor de la otra persona. (¿No has elegido ser feliz?).
Demasiada positividad es tóxica porque puede perjudicar a las personas que están pasando por momentos difíciles. Puede hacer que sintamos que estamos haciendo algo mal al no poder encontrar una forma de sentirnos positivos ante la tragedia; es más, ese tipo de positividad lo único que hace es evitar esa emoción tan intrínsecamente humana y, además, previene el crecimiento personal, ya que al intentar evitar que sintamos cosas dolorosas, nos niega la capacidad de afrontar sentimientos que son un reto en la vida y de los que podemos aprender y crecer como personas. Y la autocompasión es vital para la salud mental.
"No siempre es útil mirar el lado bueno"
Esto sin contar con que un exceso de optimismo ante una tragedia, es algo muy cruel para el que la sufre. Parece que estar triste es algo inherentemente malo y puede amplificar ese sentimiento de desazón, afectar a la autoestima y disparar trastornos de ansiedad. Las personas que se sienten presionadas a sonreír ante la adversidad pueden tener menos probabilidades de buscar apoyo por sentirse avergonzadas por no poder estar felices, tal y como le comunican esas personas hiperpositivas. Intentar ignorar las emociones negativas y no conseguir estar positivos, puede hacernos sentir que algo está fallando en nosotros mismos (baja autoestima).
Así que la clave para lidiar con esta situación es el equilibrio: plantear una perspectiva positiva con la aceptación y el compromiso con cómo son realmente las cosas en estos momentos. Y recordar que está bien no estar bien y que todo pasa con tiempo suficiente. No hay que negar que estamos mal; nos puede generar un estrés excesivo si no controlamos las emociones negativas. Simplemente hay que controlarlas sin intentar aparentar que no existen. Hay que ser realistas. Estaremos mejor.
Ser una persona positiva resulta atractivo para los demás y hay muchos estudios que han demostrado que las personas que adoptan una actitud más positiva y optimista cuando el escenario es oscuro, suelen estar menos estresadas y menos deprimidas que el resto. Pero, cuando has tenido un mal día, un mal mes o incluso, un mal año, es probable que alguien te haya dicho que 'todo sucede por una razón', 'mira el lado positivo'; sin embargo, lejos de ayudar, se trata de una forma de psicología positiva claramente tóxica y que va demasiado lejos, al menos en lo que hace referencia a nuestra salud.