Qué es exactamente la punción seca, cuándo debe utilizarse y para qué sirve realmente
Se trata de una técnica rápida y sencilla con la que se consigue recuperar la funcionalidad del músculo y reducir la sintomatología
Tumbado sobre la camilla, con los ojos cerrados, espera con cierta inquietud el momento en que el instrumento se introduzca en su dermis. De manera precisa y rápida la profesional sujeta con su mano una aguja alargada y fina con la que traspasa la piel de la paciente hasta alcanzar de manera certera el punto exacto del músculo. El pinchazo provocará un espasmo muscular, con el objetivo de acabar con el dolor.
Se trata de una práctica cada vez más extendida en las consultas de los fisioterapeutas y se conoce como punción seca. “Una técnica de fisioterapia que busca tratar el punto gatillo, característica principal del síndrome de dolor miofascial, a través de la introducción de una aguja en el músculo esquelético, concretamente en ese punto”, explica César Fernández de las Peñas, catedrático de Fisioterapia en el departamento de Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Rehabilitación y Medicina Física de la Universidad Rey Juan Carlos de Alcorcón, en Madrid.
Una de las ventajas de utilizar este método estriba en su eficacia y precisión, “ya que nos permite abordar el punto gatillo miofascial de forma rápida y sin apenas costes, recuperando así la funcionalidad del músculo y reduciendo la sintomatología del paciente antes que con otras técnicas”, asegura Fernández. Una práctica que está indicada en cualquier patología donde el músculo pueda contribuir en el proceso de recuperación.
A menudo se compara la punción seca con la acupuntura, dado que ambos procedimientos utilizan la misma aguja, pero la filosofía que hay detrás de cada una de ellas es diferente. Esa distinción en la aplicación de ambas técnicas radica en tres factores bien definidos, según el catedrático de Fisioterapia: “Primero, los puntos de aplicación, pues los puntos gatillo no son los puntos de acupuntura; segundo, la técnica de aplicación, ya que la acupuntura introduce múltiples agujas durante periodos de tiempo largos, pero la punción seca usa una aguja y no se mantiene durante minutos como la acupuntura; y en tercer lugar, aunque se trata un aspecto muy importante, porque los principios de tratamiento son totalmente distintos, dado que la acupuntura se basa en la Medicina Tradicional China y la teoría de meridianos y energía, mientras que la punción seca se basa en la Medicina Occidental y la neurociencia”.
La punción seca está bastante difundida en la práctica clínica en España. Un recorrido que se inició en los 90 y que a partir del año 2000 experimentó un auge exponencial “debido a los buenos resultados obtenidos con su aplicación. Su uso está muy extendido y normalizado en la profesión en nuestro país, siendo la fisioterapia española una de las principales potencias en la investigación y docencia en la aplicación de esta maniobra y su concepto”, manifiesta Miguel Ángel Lérida Ortega, supervisor del Servicio de Rehabilitación del Hospital San Agustín de Linares (Jaén) y vicepresidente del Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía.
Existe abundante literatura científica, a través de ensayos clínicos, revisiones y metaanálisis, que soporta y evidencia la validez, la eficacia y, sobre todo, la eficiencia de esta maniobra y que ha ayudado a dejar atrás la desconfianza de algunos sectores sobre su efectividad. “Hoy en día cada vez menos profesionales cuestionan los beneficios de esta herramienta, siempre y cuando se aplique de manera correcta”, apunta.
La utilización de esta técnica requiere por parte del profesional una acreditación específica para su realización. En primer lugar, tiene que ser Graduado Universitario en Fisioterapia. Y si no ha recibido una formación en la técnica durante el Grado, deberá adquirir los conocimientos específicos sobre la Punción Seca en una formación de posgrado. “Hoy son muchas las Universidades y empresas de formación que tienen en su oferta los cursos de esta técnica, máster o expertos en cuyo contenido se incluyen módulos sobre la misma”, apunta el vicepresidente del Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía.
Como cualquier intervención en medicina y fisioterapia, la punción seca debe aplicarse con rigor y con precaución. Por ejemplo, hay personas en las que no se recomienda su empleo como pacientes con problemas mentales, pacientes con alteraciones sensitivas y pacientes en los que se podría aplicar dependiendo de la situación clínica, como son pacientes epilépticos, diabéticos, etc. “La decisión o no de aplicar punción seca se basa en un razonamiento clínico exhaustivo que todo fisioterapeuta debe aplicar durante la anamnesis”, afirma Fernández.
En el uso de la punción seca es esencial la disposición del paciente a que el profesional utilice o no esta técnica en el tratamiento de su dolencia. Por eso es conveniente, antes de su uso, consultar a la persona si tiene miedo a las agujas, “porque la belonefobia (así se conoce a esta situación) es la primera de las contraindicaciones a esta técnica”, comenta Lérida. Una oposición que no suele ser habitual entre los usuarios de estas consultas “puesto que más del 90 % de los pacientes dan su consentimiento a la aplicación de esta técnica y el nivel de satisfacción es muy alto, existiendo muy pocos abandonos, tras comprobar el beneficio de su aplicación”, agrega este especialista.
Tumbado sobre la camilla, con los ojos cerrados, espera con cierta inquietud el momento en que el instrumento se introduzca en su dermis. De manera precisa y rápida la profesional sujeta con su mano una aguja alargada y fina con la que traspasa la piel de la paciente hasta alcanzar de manera certera el punto exacto del músculo. El pinchazo provocará un espasmo muscular, con el objetivo de acabar con el dolor.
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