Claves para sortear la otitis del bañista o del nadador
Muy habitual en verano por el incremento de temperaturas y de la frecuencia de los baños en playas, ríos o piscinas, su principal síntoma es un dolor intenso que aumenta al tocarse la zona
Con la llegada del verano, los baños en playas y piscinas se convierten en parte de la cotidianidad. Sobre todo para los pequeños de la casa, que además están de vacaciones. La parte mala de la diversión en el agua es que también se multiplica lo que se llama ‘la otitis del nadador’ o ‘del bañista’, una de las causas más habituales de consulta médica durante el periodo estival, sobre todo en la población pediátrica.
Es lo que se denomina otitis externa, más habitual en esta época porque, como explica Julio Maset, experto médico de Cinfa, “durante el periodo estival, se conjugan dos factores que constituyen, literalmente, un perfecto caldo de cultivo para las bacterias”.
El experto se refiere “al aumento de las temperaturas y la mayor disposición de tiempo libre, que nos llevan a poder disfrutar más a menudo de refrescantes chapuzones en las piscinas, el mar, el río o cualquier otro medio acuático, lo que puede producir un exceso de humedad en el conducto auditivo”.
Ese exceso de humedad provoca que la piel que recubre el oído externo se reblandezca y se descame. Y además, favorece la proliferación de los gérmenes -generalmente, bacterias-, que, en la piel macerada del oído, se multiplican con facilidad y pueden originar la infección e inflamación del conducto auditivo externo.
Estos son sus síntomas
El dolor del oído es el principal síntoma, asegura Luis Lassaletta, presidente de la comisión de Otología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC). Y afirma que es algo que “ocurre en todas las otitis”.
“En este caso en concreto, además de dolor espontáneo, se produce más dolor al tocarnos el oído, cuando tiramos de la oreja o cuando tocamos los cartílagos del oído. En esos casos, duele muchísimo. A veces también se puede acompañar de lo que llamamos otorrea o supuración del oído. Sale un líquido viscoso, verdoso o amarillento o a veces blanquecino, que refleja que hay una infección en el oído”.
Tratamiento contra el dolor
A estos síntomas, Julio Maset añade “picor, sensación de taponamiento e inflamación y/o enrojecimiento del conducto auditivo”. Todos ellos, además del dolor, aumentan significativamente, tanto cuando se traga, pero también cuando se mastica.
El principal síntoma es el dolor intenso, que aumenta al tocarnos el oído, tragar y masticar
Si se dan estos síntomas y sobre todo, el dolor intenso, es conveniente acudir al médico o pediatra para que prescriba el tratamiento apropiado, que suele tener dos vías. Por un lado, es posible que se receten antibióticos en gotas para a directamente en el canal auditivo. Pero sobre todo se trata el dolor y en el control del dolor mediante analgésicos.
Recomendaciones para prevenirla
Hay algunos trucos que pueden ayudar a evitarla. Por ejemplo, secándose bien los oídos después del baño. Y hacerlo con la esquina de una toalla o paño limpio y no con bastoncillos, que pueden erosionar la piel que recubre esa zona del oído. Maset también aconseja inclinar la cabeza hacia los dos lados para facilitar que el agua salga del interior del canal auditivo.
Estas precauciones pueden ponerlas en marcha todos los bañistas. Pero especialmente aquellos que sepan que tienen cierta facilidad para a sufrir este tipo de infecciones. Lassaletta se refiere fundamentalmente a “personas que ya están operadas del oído o que tienen conductos estrechos que predisponen a que se acumule el agua. En estos casos sí que es importante prevenirlo evitando la entrada de agua en el oído”, destaca el experto.
“Se consigue empleando tapones, fundamentalmente tapones a medida. Y, sobre todo en los niños, es interesante complementar los tapones usando un gorro de baño para evitar a toda costa que entre el agua en el oído”, concluye el presidente de presidente de la comisión de Otología de la SEORL-CCC.
Con la llegada del verano, los baños en playas y piscinas se convierten en parte de la cotidianidad. Sobre todo para los pequeños de la casa, que además están de vacaciones. La parte mala de la diversión en el agua es que también se multiplica lo que se llama ‘la otitis del nadador’ o ‘del bañista’, una de las causas más habituales de consulta médica durante el periodo estival, sobre todo en la población pediátrica.