La estrecha relación entre el estrés crónico, la depresión y la enfermedad de Alzheimer
Varios estudios demuestran que sufrir estrés crónico y depresión al mismo tiempo pueden llegar a cuadriplicar las posibilidades de sufrir esta enfermedad del deterioro cognitivo
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Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) de 2022, en España, más de 800.000 personas padecen la enfermedad de Alzheimer. Un número aterrador que se completa con otro aún peor facilitado el pasado mes de noviembre por la Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (Ceafa).
Esta organización advirtió de que el número de pacientes de esta enfermedad podría triplicarse antes de 2050. Ante esta perspectiva, es fácil entender que ya en 2019, el Ministerio de Sanidad comunicara, en el Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias, que “el abordaje de las demencias es una prioridad de salud pública y un problema social y sanitario de primer orden”.
De ahí, la importancia de tratar de encontrar tanto sus causas como sus posibles modos de prevención. Es ahí donde el estrés hace su aparición: “Varios estudios indican que el estrés crónico aumenta el riesgo de deterioro cognitivo leve y enfermedad de Alzheimer”, afirma Teresa Moreno, neuróloga especialista en Demencias de la Clínica Neuromed y miembro del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología.
En concreto, investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) publicaron el pasado noviembre un estudio que muestra que el riesgo Alzheimer se duplica en pacientes con estrés crónico, así como en aquellos que padecen depresión, respecto a los que no tienen ninguna de estas afecciones.
Efectos que suman
“Hay un nuevo hallazgo que es el posible efecto aditivo (suma de ambos efectos) del estrés crónico y la depresión, sobre el riesgo de deterioro cognitivo leve y la enfermedad de Alzheimer”, afirma la neuróloga. En efecto, ese mismo estudio refiere que en los pacientes con estrés crónico y depresión a la vez, el riesgo de padecer Alzheimer se cuadriplica en estos casos.
Con el aumento de la angustia y la liberación de exceso de cortisol de manera aguda, la memoria episódica se deteriora
Lo explica la neuróloga: “Se ha demostrado que las personas en estados de estrés pueden experimentar depresión acompañada de atrofia neuronal en el hipocampo”. Y continúa: “Se ha demostrado que los adultos que han sufrido abusos graves en la primera infancia que implican estrés, tienen una reducción del 12% en el hipocampo izquierdo (zona del cerebro encargada de la memoria), en comparación con personas que no han experimentado abuso”.
Cómo se ve afectado el cerebro
Según Teresa Moreno, “el estrés crónico puede afectar al cerebro de diferentes maneras. La activación del eje del estrés (hipotálamo-pituitaria y eje suprarrenal) aumenta los niveles de cortisol, que pueden cruzar la barrera hematoencefálica e impactar en las zonas implicadas en la memoria: la amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal”.
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Por otro lado, “Se ha descubierto que con el aumento de la angustia y la liberación de exceso de cortisol de manera aguda, la memoria episódica se deteriora”. Es decir, que en momentos de estrés, se pierde memoria y capacidad de concentración. “Si es ocasional, este efecto es reversible”. Pero no sucede lo mismo con el estrés crónico, es decir, “el que provoca cambios fisiológicos o anatómicos en el cuerpo de manera permanente”.
Más factores de riesgo
Uno de los factores de riesgo más importantes en la demencia y el Alzheimer es la edad. También lo es el género porque, según afirma la especialista en Demencias de la Clínica Neuromed, “en las mujeres, el efecto del estrés también está relacionado con el nivel de determinadas hormonas, que interaccionan con el cortisol”.
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Es evidente que ni edad ni género son modificables. Por eso, la prevención debe centrarse en otros factores de riesgo conocidos, como son la somnolencia diurna excesiva y comorbilidades como trastornos respiratorios, diabetes, trastornos cerebrovasculares e hipertensión. Algunos de estos factores son modificables y, por lo tanto, algunos casos de demencia podrían prevenirse”, concluye Teresa Moreno.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) de 2022, en España, más de 800.000 personas padecen la enfermedad de Alzheimer. Un número aterrador que se completa con otro aún peor facilitado el pasado mes de noviembre por la Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (Ceafa).