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Cómo protegerse de las infecciones vaginales (muy frecuentes en verano)
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AUMENTAN EN UN 50%

Cómo protegerse de las infecciones vaginales (muy frecuentes en verano)

El calor y la humedad producida por los baños en playas y piscinas y por el sudor, junto con la ropa, más ajustada y de tejidos sintéticos, propicia el crecimiento de hongos y bacterias

Foto: (Alejandro Martínez Vélez / Europa Press)
(Alejandro Martínez Vélez / Europa Press)

En la mucosa vaginal hay una serie de microorganismos que habitan de manera natural y sin causar ningún tipo de daño. Esta microbiota se puede alterar por diversos factores internos (como la edad y el embarazo) y externos. Es entonces cuando actúan como irritantes, causando infecciones vaginales.

Durante el verano, los factores externos que afectan a esos microorganismos son más frecuentes. Y es que el calor y la humedad ofrecen el ambiente propicio para el crecimiento de hongos y bacterias; al igual que el uso de ropa ajustada sintética como los bañadores. Para rizar el rizo los irritantes como el cloro o la sal pueden alterar el pH vaginal y la flora normal.

Esa es la razón de que sea más habitual que aparezcan estas infecciones en esta época. Hasta tal punto es así que, según la Sociedad Española Ginecología y Obstetricia (SEGO), durante la época estival las infecciones vaginales se incrementan en un 50%.

De hecho, llegan a suponer hasta entre un 10% y un 20% de las consultas de Atención Primaria durante esos meses, según afirma María Ysabel Río Álvarez, médica de familia y miembro del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Síntomas que alertan de su presencia

Las infecciones vaginales más habituales durante el verano con la vulvovaginitis candidiásica; la vaginosis bacteriana; y vulvovaginitis por Trichomonas vaginalis, que pueden presentar una buena variedad de síntomas a los que conviene estar atenta porque ofrecen pistas para acudir al médico.

El calor y la humedad ofrecen el ambiente propicio para el crecimiento de hongos y bacterias

Entre esos síntomas que pueden alertar sobre su presencia, la médica de familia señala: “Picazón y ardor en la zona vaginal, secreciones anormales, olor desagradable, dolor y molestias al orinar o al tener relaciones sexuales, enrojecimiento e hinchazón de la vulva y/o vagina”.

Posibles complicaciones

Es importante acudir al médico para que nos ponga un tratamiento (antifúngicos, antibióticos o antiprotozoarios) porque ignorar o no tratar adecuadamente estas infecciones puede llevar a importantes complicaciones. La especialista se refiere a “la enfermedad inflamatoria pélvica (infección del cuello uterino, útero, trompas de Falopio y ovarios), que es dolorosa y puede causar daños a largo plazo”.

Foto: El contenido de la caja de Selfkit. (Cedida)

Además, pueden causar “problemas de fertilidad; complicaciones en el embarazo (aumento del riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer y otras alteraciones perinatales); mayor riesgo de contraer otras infecciones, incluidas las de transmisión sexual; e impacto psicológico (los síntomas persistentes y recurrentes pueden afectar el bienestar emocional y la calidad de vida de estas pacientes)”.

La médica de familia recuerda que la falta de curación de una de estas patologías puede llevar a la paciente a tener “infecciones recurrentes, que pueden dar lugar a la colonización de bacterias procedentes de la vagina a los órganos reproductivos superiores”.

Más vale prevenir: es sencillo

En efecto, mantener estas infecciones del tracto urinario femenino a raya no es complicado. Una de las claves es mantener una higiene íntima adecuada y evitar el uso excesivo de productos que puedan alterar el equilibrio natural del pH vaginal. Así como usar ropa interior de algodón y evitar la ropa ajustada y sintética.

Es recomendable también cambiarse de traje de baño después de cada baño, para evitar la humedad en la zona vaginal. Además de hidratarse y llevar una dieta saludable. Y mantener relaciones sexuales seguras, porque usando preservativos se reduce el riesgo de enfermedades de transmisión sexual.

Más habituales en mujeres que en hombres

Río Álvarez confirma que las infecciones del tracto urinario no son exclusivas de las mujeres, aun que sí más comunes, por “razones anatómicas: la uretra es más corta en las mujeres, lo que facilita el acceso de las bacterias a la vejiga. Además, está más cerca del ano, lo que aumenta la posibilidad de colonización de bacterias procedentes del recto”.

“Las infecciones recurrentes pueden dar lugar a la colonización de bacterias procedentes de la vagina a los órganos reproductivos superiores

También hay motivos fisiológicos: “Las fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual, el embarazo y la menopausia pueden afectar el equilibrio de la flora vaginal y aumentar la susceptibilidad a las infecciones”, afirma la experta, que añade “los métodos anticonceptivos: El uso de diafragmas y espermicidas puede aumentar el riesgo de ITU en mujeres”, concluye.

En la mucosa vaginal hay una serie de microorganismos que habitan de manera natural y sin causar ningún tipo de daño. Esta microbiota se puede alterar por diversos factores internos (como la edad y el embarazo) y externos. Es entonces cuando actúan como irritantes, causando infecciones vaginales.

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