"Cuando el deportista incorpora el entrenamiento psicológico, la salud mental es la correcta"
Este psicólogo lleva desde 1992 metiéndose en la mente de los deportistas para ayudarles a gestionar el estrés de la competición. Su mantra, el presente; el aquí y el ahora son la base
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ffbd%2F8f9%2Fcf6%2Ffbd8f9cf6f9bcdf48420d1ed2399cf5d.jpg)
Hace ahora tres años, la gimnasta estadounidense Simone Biles se rompió emocionalmente y se retiró de la competición en los Juegos de Tokio. Su mérito, más allá de lo deportivo (que es extraordinario), fue saber priorizar su salud mental y hablar abiertamente de que su cabeza no podía con la presión. No era la primera deportista de élite que revelaba sus problemas mentales —antes ya lo había hecho el nadador Michael Phelps—, pero sí la que provocó un enorme revuelo. "Una deportista que venía con medallas de Río de Janeiro, y que en la primera competición da un paso al lado y se retira, es muy significativo", confirma el psicólogo del deporte, Pablo del Río. "A partir de ahí, la salud mental en el deporte tuvo más eco dentro de los medios de comunicación que en el mundo del deporte, porque los que nos dedicamos a esto llevamos décadas trabajándola".
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fd16%2Ff34%2Ff99%2Fd16f34f993b46c1ba769095e80f4f243.jpg)
Del Río es el psicólogo de la comisión médica del Comité Olímpico Español (COE) desde los Juegos de Río, y los de París son sus quintos presenciales. Lleva desde el año 1992 entrenando la mente de deportistas de diferentes disciplinas, porque, "la salud mental, el equilibrio como tal del deportista, es uno de los primeros objetivos de cualquier programa de intervención".
De hecho, "cuando el deportista incorpora el entrenamiento psicológico, las habilidades psicológicas o su preparación integral, la salud mental es la correcta", un beneficio que alcanza también a su entrenador. Realmente, no hay fórmulas mágicas, de lo que se trata es de "entrenar al deportista y a su preparador para que tengan recursos suficientes para hacer frente a las situaciones que se presentan en el día a día".
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F7ae%2F798%2F767%2F7ae7987670bbf3a63106a1e2fbc206fb.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F7ae%2F798%2F767%2F7ae7987670bbf3a63106a1e2fbc206fb.jpg)
Pablo del Río se encuentra en París como miembro de la comisión médica del COE (integrada por tres médicos, tres fisioterapeutas y un psicólogo) —aparte, algunos equipos y federaciones han llevado a los JJOO a sus propios sanitarios— para asistir a los deportistas y otros integrantes de la delegación española que lo necesiten durante su estancia en la capital de Francia. Su mantra: vivir el presente, el aquí y ahora, porque perderse en otros tiempos es perder concentración y confianza.
PREGUNTA. ¿Cuál es su trabajo en los Juegos?
RESPUESTA. Además de atender a los deportistas con los que trabajo habitualmente, también estoy a disposición de toda la delegación para cualquier asunto que pueda surgir; por ejemplo, en ocasiones ocurren lesiones de última hora, durante un calentamiento, y el deportista no puede competir- decirle 'mañana no puedes competir' es algo tremendo -. Nos encontramos con frustración, cabreo y una fase de duelo del deportista y del entrenador difícil de entender y ahí está el psicólogo para echar una mano, porque muchas veces no comprenden el diagnóstico que dan mis compañeros médicos.
También hay deportistas que en los días inmediatos a la competición se prueban mucho, tienen una introspección constante, aparecen sensaciones que el fisio no sabe si son de tipo anatómico, fisiológico o psicológicas; La colaboración y el trabajo en equipo entre el psicólogo, el médico y el fisio hace que esos diagnósticos y esas intervenciones sean más fiables, precisas y, sobre todo, más rápidas, porque no hay tiempo que perder.
Ante una distorsión perceptiva o una percepción de molestia para la que el médico o el fisio no encuentra una causa anatómica, hay que pensar que es una cuestión psicosomática, y para eso está el psicólogo, para reorientar, para hacer ver al deportista cuál es la realidad del caso.
P. Competir en unos JJOO es una situación muy exigente. Ser un deportista de élite requiere un equilibro psicológico muy importante y luego la presión debe de ser impresionante…
R. Desde fuera puede ser impresionante, pero una de las cosas que hago en este ciclo olímpico es desdramatizar los Juegos; lógicamente hay que ensalzarlos, porque son una competición única, pero no hay que dramatizarlos. Se dramatiza cuando desde las expectativas externas se comienza a hablar de medallas, sin ser conscientes de que las medallas, el resultado, no depende del deportista, ya que hay otros que entrenan y trabajan para lo mismo; si yo me preocupo de algo que no depende de mí, va a aparecer el estrés y la ansiedad, que en grado máximo, en niveles no controlados, son nefastos para el rendimiento.
"El resultado final no depende del deportista; entonces, vamos a controlar lo que depende de nosotros, y eso es el rendimiento"
El enfoque que le doy a los deportistas es una orientación hacia el rendimiento, hacia la tarea. El rendimiento en el deportista sí depende de ellos. Si el deportista compite contra él mismo para ser mejor, al final supera a los demás (tiene más probabilidades). El resultado final no depende del deportista; entonces, vamos a controlar lo que depende de nosotros, y eso es el rendimiento.
El trabajo del psicólogo no es solo para antes y durante la competición, también es necesario después, ya que, en el que pierde y no logra sus objetivos, aparece la frustración, y al que gana hay que enseñarle a manejar y a convivir con el éxito porque todo lo que le rodea, los medios, la sociedad, la familia le hacen la ola y si no es una persona equilibrada, que sepa de qué va esto —porque aquí todos tenemos fecha de caducidad, incluido el deportista—, y no sabe interpretar el éxito, lógicamente le va a repercutir en su vida personal.
Tener tiempo de rectificar, o no
P. ¿Hay algún tipo de deporte que sea especialmente sensible a los cambios psicológicos? ¿Existe un factor contagio en los equipos?
R. A nivel individual, cada deporte y cada deportista son un mundo; podemos decir, por ejemplo, que el tiro con arco es fácil porque, total, solo es un arco y una flecha, pero hay que dar en el blanco a 70 metros y puede que haya viento; en los deportes de posición, como judo, cometer un error implica irte a casa, mientras que en los de raqueta hay tiempo para rectificar y corregir el error.
En atletismo, una carrera de velocidad no tiene que ver con un triple salto o con un salto de longitud, donde hay diferentes ensayos y da tiempo a reevaluar, a analizar los saltos que vas haciendo, a tomar decisiones, a hacer ajustes; en marcha, tenemos unos marchadores extraordinarios -pienso que lo van a hacer muy bien-, pero, lógicamente, al final son 20 km y la prueba se resuelve en el último kilómetro, cuando hay unos cambios de ritmo en los que la gente va al máximo.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc26%2F9bc%2F7f9%2Fc269bc7f9bfa6dd15ff95042fde36f01.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc26%2F9bc%2F7f9%2Fc269bc7f9bfa6dd15ff95042fde36f01.jpg)
P. Entonces, ¿cómo tiene que pensar el deportista para encajar un resultado negativo?
R. La forma de interpretar una situación adversa y difícil con respecto al resultado es fundamental. Si el deportista está preparado para no pensar en el resultado, sino en su rendimiento, la situación cambia totalmente; pero si se va al resultado, y comienza a pensar "ya he perdido, no tengo nada que hacer; esto no hay quien lo remonte" se va de la competición, se va al futuro. Las personas, los deportistas, los entrenadores, cuanto más tiempo estemos en el presente, mejor, porque el aquí y el ahora es la base para que la concentración y el nivel de confianza funcionen al 100%. Si me voy al futuro, y pienso en que me voy de vacaciones, como serán, habrá buen tiempo... ¡ya me estoy amargando las vacaciones!
"El deportista de alto nivel tiene herramientas para afrontar lo que le venga; lo que para una persona normal es presión, para ellos es un reto"
Vamos a disfrutar el proceso; los últimos días son también para disfrutar de la puesta a punto, de confiar en uno, de concentrarse en lo que depende de nosotros, y de uno mismo dependen el rendimiento y la tarea. Es tiempo de pensar como percibe la competición cada uno, que puede ser como un entretenimiento o como una amenaza. Lo percibe como una amenaza cuando piensa "no tengo recursos, me van a juzgar"…. Cuando la presión externa ejerce una influencia excesiva sobre el deportista.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F24b%2Ff65%2Fa03%2F24bf65a037231d8935f930ac01406d67.jpg)
Por eso yo hablo de desdramatizar, de normalizar. Hay que normalizar la competición, pero claro, esto no es igual para todos, porque hay deportistas para los que estos son sus cuartos Juegos y para otros son los primeros, y no tiene nada que ver. Cada deportista es un mundo y tiene una historia a la hora de enfocarle y marcarle objetivos. De hecho, la planificación que hago yo para los JJOO depende de la experiencia, del recorrido del propio deportista.
P. ¿El deportista de élite es una persona con una psicología especial?
R. El deportista de alto nivel tiene la ventaja de la experiencia porque compite a alto nivel desde que tiene 15 o 16 años. Así, cuando un deportista llega a unos JJOO tiene un bagaje amplio; aunque hay excepciones, como Alberto Ginés, que se colgó el oro la primera vez que la escalada se incorporó como disciplina olímpica, o Adriana Cerezo, que fue plata en taekwondo la primera vez que se clasificaba.
Además, el deportista de alto nivel tiene muchas herramientas para afrontar las diferentes situaciones que se le vengan encima, porque tiene recursos, y si, además, cuenta con una preparación psicológica, aún más. Tienen más herramientas y lo que para una persona normal es presión, para ellos es un reto, porque lo utilizan como un mecanismo para superarse a sí mismos.
P. París se presenta muy diferente a Tokio. ¿Cómo vivió aquella cita olímpica tan atípica?
R. El trabajo en equipo en Tokio fue maravilloso. Fue un espectáculo vivir como se coordinaron mis compañeros de la comisión médica con el resto de médicos de las delegaciones, aquello fue una piña. A Tokio fuimos con muchísima incertidumbre, con la pandemia de covid reciente, con unas vacunas, con test, sin saber qué podíamos hacer... aquello salió muy bien para las circunstancias en las que había que trabajar. Todos los días teníamos que hacer un test, con la angustia de que si dabas positivo te aislaban, te metían en un centro, y los últimos días, si dabas positivo, no podías regresar a España.
No fueron unos Juegos fáciles y tanto los deportistas como la delegación española entendieron a lo que se iba allí: a competir, a hacer un buen papel y a representar a nuestro país. Que es, en definitiva, lo que sienten los chicos en todos los Juegos y, por supuesto, también en París.
Hace ahora tres años, la gimnasta estadounidense Simone Biles se rompió emocionalmente y se retiró de la competición en los Juegos de Tokio. Su mérito, más allá de lo deportivo (que es extraordinario), fue saber priorizar su salud mental y hablar abiertamente de que su cabeza no podía con la presión. No era la primera deportista de élite que revelaba sus problemas mentales —antes ya lo había hecho el nadador Michael Phelps—, pero sí la que provocó un enorme revuelo. "Una deportista que venía con medallas de Río de Janeiro, y que en la primera competición da un paso al lado y se retira, es muy significativo", confirma el psicólogo del deporte, Pablo del Río. "A partir de ahí, la salud mental en el deporte tuvo más eco dentro de los medios de comunicación que en el mundo del deporte, porque los que nos dedicamos a esto llevamos décadas trabajándola".