Más allá de la rodilla de Carolina Marín: las lesiones más impactantes de los deportistas de élite
Las exigencias del alto rendimiento provocan un fuerte estrés en las articulaciones y al final aparecen lesiones que pueden comprometer seriamente la carrera de los deportistas
La lesión de la articulación de la rodilla derecha de Carolina Marín nos ha impactado y ha dejado al descubierto hasta qué punto las lesiones articulares, también las de columna, pueden dar al traste con muchos años de entrenamiento y dedicación.
En nuestra consulta del Instituto Clavel hemos visto a deportistas profesionales devastados por no poder realizar la práctica deportiva tras una lesión de columna. Con frecuencia llevan mucho tiempo probando tratamientos no quirúrgicos que, desgraciadamente, también con frecuencia, no resultan efectivos.
Las lesiones que vemos son variadas, cervicales y lumbares. Pueden existir lesiones traumáticas directas, pero lo más frecuente es ver lesiones que son el resultado de traumatismos de baja intensidad o ejercicios mecánicamente estresantes repetitivos.
Lesión peculiar
Una de las lesiones más peculiares es la de la pars interarticularis en la columna lumbar. Esa porción de la lámina está diseñada para limitar los movimientos de flexión y extensión, y las exigencias mecánicas repetidas de muchos deportes en los que hay aterrizajes en extensiones forzadas, pueden conducir a la lesión que va desde la simple inflamación ósea hasta la rotura completa de la pars, que con el tiempo, además, puede llevar al desplazamiento de las vértebras, conocido como espondilolistesis, que es la lesión característica en algunos gimnastas que inician desde muy pequeños la actividad deportiva.
Pero las lesiones de la pars las hemos visto también en otros atletas de élite como los que se dedican al atletismo, los que realizan nuevos deportes como el skate o por supuesto los que se dedican al surf. En muchos casos, las lesiones de la pars, sobre todo si van acompañadas de espondilolistesis, van a requerir de una fusión lumbar. Nosotros, como alternativa, valoramos la posibilidad de realizar la reparación directa de la rotura de la pars mediante de la técnica de Buck, que es la colocación de un tornillo de fijación guiado por navegación y ejecutado por brazo robótico Mazor X, habiendo dibujado previamente la trayectoria en el software robótico. Con ello conseguimos realizar la cirugía de forma mínimamente invasiva con dos incisiones de menos de un centímetro a ambos lados, pero, sobre todo, reparamos la lesión de la pars sin fijar la columna.
Las lesiones más comunes
Lo más frecuente, sin embargo, es que las lesiones, al igual que pasa en la población general, sean de tipo muscular o ligamentoso sin que exista una rotura ósea ni discal. En esos casos, el tratamiento rehabilitador conservador sí que suele ser efectivo. Además, sabemos que en los centros de entrenamiento de alto rendimiento cuentan con los mejores y más experimentados especialistas fisioterapeutas en la materia.
Algunos golfistas sufren la degeneración de los últimos discos lumbares por el movimiento repetido de rotación y torsión del swing
Los saltadores de trampolín suelen sufrir lesiones discales lumbares que característicamente afectan a más de un disco a la vez. De la misma forma, algunos golfistas sufren la degeneraciónde los últimos discos lumbares por el movimiento repetido de rotación y torsión del swing.
El disco lumbar (y también el cervical) pueden romperse y dar lugar a la hernia de disco que puede llegar a curarse con tratamiento conservador. Sin embargo, en ocasiones es necesaria la cirugía para retirar la hernia discal y aliviar el dolor lumbar y ciático. Para ello, desde el Instituto, y en especial para estos deportistas, recomendamos la discectomía por endoscopia, dado que la lesión de los tejidos es mínima y la recuperación es muy rápida, y los deportistas pueden reiniciar la actividad deportiva de forma progresiva en pocas semanas.
En ocasiones, la lesión discal es más compleja y requiere intervenir todo el disco. En estos casos, recomendamos el reemplazo discal con prótesis de disco móvil para restaurar y mantener el movimiento de las vértebras (como así fue por ejemplo en un deportista de surf y otro de vela). Evitamos de esa manera la fusión o fijación de las vértebras, que podemos imaginar va a impedir desgraciadamente que el deportista de élite vuelva a la actividad.
Hemos tenido que intervenir a pacientes de lucha o escalada con lesiones cervicales. En el tenis hemos visto lesiones cervicales, aunque las más frecuentes son de tipo lumbar, afectando a los discos o a las facetas interarticulares.
No siempre hay recuperación
También pueden existir lesiones cervicales traumáticas directas de mayor o menor severidad según el grado de lesión de las estructuras. En ese sentido, recuerdo el caso de una nadadora de natación sincronizada que, en una de las acrobacias en la piscina, cayó sobre ella una compañera y le produjo una lesión cervical. Pueden ser solo ligamentosas, sin hernias, pero, incluso en esos casos, el atleta puede no recuperarse debido a los requerimientos que pueda suponer su actividad deportiva en competición. En este caso, la paciente requirió finalmente de cirugía para la solución del dolor cervical invalidante que le impedía la práctica deportiva.
Desgraciadamente, no en todos los casos conseguimos que los atletas y las atletas vuelvan a competir. Ese porcentaje de retorno a la actividad deportiva es muy variable.
Ya hemos visto por la reciente lesión de rodilla de Carolina Marín que el nivel de exigencia articular es elevadísimo en la alta competición. Es por ese motivo que cirugías bien ejecutadas y reparaciones conseguidas no siempre son garantía eterna de que el deportista pueda volver a competir con la máxima intensidad. Y en caso de que lo hiciera o consiguiera, la posibilidad de volver a lesionarse siempre está ahí como una espada de Damocles.
De hecho, el haber sufrido una lesión de articular o de columna, el haber tenido que someterse a una larga recuperación, el dolor experimentado durante ambos procesos y el miedo a poder tener una nueva lesión, hace que todo este trabajo físico deba de ir acompañado de un intenso trabajo psicológico para que el atleta sea capaz no solo de volver a la competición, sino también capaz de competir en condiciones. Por fortuna, estos deportistas son en su gran mayoría además de jóvenes, muy fuertes mentalmente.
En cualquier caso, nuestra recomendación como especialistas de columna es que la columna forme parte fundamental de la preparación de estos deportistas. Evidentemente, deben realizarse de ejercicios de fortalecimiento específicos a la práctica deportiva, pero deben también de identificarse apropiadamente los signos de alarma cuando estos se produzcan para evitar con ello lesiones mayores y procesos de recuperación demasiado largos y dolorosos.
La lesión de la articulación de la rodilla derecha de Carolina Marín nos ha impactado y ha dejado al descubierto hasta qué punto las lesiones articulares, también las de columna, pueden dar al traste con muchos años de entrenamiento y dedicación.
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