Comer menos cantidad de este tipo de carne podría prevenir la diabetes tipo 2
También podría prevenir decenas de miles de casos de enfermedades cardiovasculares y cáncer colorrectal, entre otras afecciones
Los perritos calientes, el bacon o el salami son alimentos muy reconocibles y habituales en la cultura alimentaria estadounidense que se ha ido trasladando poco a poco a otras culturas del mundo. Sin embargo, la evidencia más reciente sugiere que este tipo de carne estaría también asociado a un mayor riesgo de enfermedades en ascenso como la diabetes tipo 2. La diabetes es un problema de salud pública creciente sobre todo en Estados Unidos, que afecta a millones de personas y supone una carga importante para el sistema de salud. Si bien los factores genéticos desempeñan un papel en el desarrollo de la diabetes, el estilo de vida y las elecciones dietéticas son determinantes críticos que pueden influir en su aparición y progresión.
Cambios en la dieta
Ahora, un equipo de la Academia Global de Agricultura y Sistemas Alimentarios de la Universidad de Edimburgo, junto con la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill, ha desarrollado una herramienta de simulación para estimar los efectos en la salud de la reducción del consumo de carne procesada y carne roja sin procesar. Han publicado sus conclusiones en la revista The Lancet.
Los investigadores utilizaron datos de una encuesta nacional de salud de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) para crear una muestra simulada y representativa de la población adulta de EE. UU., una microsimulación de más de 242 millones de personas.
Los investigadores descubrieron que el estadounidense promedio consumía unos 29 gramos de carne procesada al día y cerca de 50 gramos diarios de carne roja no procesada. En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó oficialmente la carne procesada como 'cancerígena' y un metanálisis de 2021 encontró que comer 50 gramos de carne procesada cada día aumentaba el riesgo de cáncer colorrectal en un 18 por ciento. ¿Cómo afectaría la reducción del consumo de carne procesada y carne roja no procesada en el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer colorrectal, diabetes y muerte en los adultos?
Al reducir...
Los datos arrojaron que reducir el consumo de carne procesada en un 30 por ciento (el equivalente a unas 10 lonchas de bacon por semana) también conduciría a decenas de miles de casos menos de enfermedades cardiovasculares y cáncer colorrectal, afirman los investigadores. Concretamente, esta disminución de unos 61 gramos de carne procesada semanal podría prevenir 352.900 casos de diabetes tipo 2, 92.500 casos de enfermedades cardiovasculares, 53.300 casos de cáncer colorrectal, y 16.700 muertes por cualquier causa. Incluso si el consumo de carne procesada se redujera sólo en un 5 por ciento (en Estados Unidos), los modelos sugieren que todavía habría beneficios para la salud pública, aunque en menor medida.
“Organizaciones nacionales e internacionales han recomendado reducir el consumo de carne para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, incluido el cambio climático. Nuestra investigación encuentra que estos cambios en las dietas también podrían tener importantes beneficios para la salud en los EE. UU., por lo que es claramente beneficioso para las personas y el planeta", apunta Lindsay Jaacks, presidenta personal de Salud y Nutrición Global de la Universidad de Edimburgo y una de las autoras del estudio.
"La Asociación Estadounidense del Corazón recomienda limitar la carne procesada a unos 100 gramos por semana"
Su efecto en la salud
A pesar de que cada vez hay más hallazgos que vinculan el consumo con efectos crónicos en la salud, la ingesta nacional de carne procesada en Estados Unidos no ha disminuido en las últimas dos décadas. Este tipo de carnes contribuyen al riesgo de diabetes a través de varias vías bioquímicas y fisiológicas: primero, tienen un alto contenido de grasas saturadas que pueden provocar resistencia a la insulina, una afección en la que las células del cuerpo responden menos a la insulina, lo que dificulta la regulación de los niveles de azúcar en sangre; segundo, el sodio y los conservantes, ya que la ingesta elevada de sodio puede provocar hipertensión y daño a los vasos sanguíneos, que son factores de riesgo de diabetes.
Además, los conservantes como los nitratos y nitritos se han relacionado con la resistencia a la insulina y la inflamación; tercero, las carnes procesadas contienen altos niveles de AGE (productos finales de glicación avanzada), que son compuestos dañinos que se forman cuando las proteínas o grasas se combinan con los azúcares. Los AGE contribuyen al estrés oxidativo y la inflamación, los cuales están implicados en el desarrollo de la diabetes.
Los perritos calientes, el bacon o el salami son alimentos muy reconocibles y habituales en la cultura alimentaria estadounidense que se ha ido trasladando poco a poco a otras culturas del mundo. Sin embargo, la evidencia más reciente sugiere que este tipo de carne estaría también asociado a un mayor riesgo de enfermedades en ascenso como la diabetes tipo 2. La diabetes es un problema de salud pública creciente sobre todo en Estados Unidos, que afecta a millones de personas y supone una carga importante para el sistema de salud. Si bien los factores genéticos desempeñan un papel en el desarrollo de la diabetes, el estilo de vida y las elecciones dietéticas son determinantes críticos que pueden influir en su aparición y progresión.
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