El 90% de los afectados de disfagia orofaríngea no tiene diagnóstico: síntomas y causas
Aunque sus signos son a menudo infravalorados por el paciente y el personal sanitario, se trata de una patología que disminuye notablemente la calidad de vida de quien la padece
El carraspeo o la tos durante o después de las comidas, infecciones respiratorias de repetición, pérdida de peso no buscada, febrícula vespertina, sensación de residuo en la garganta, limitación de movilidad bucal o incluso evitar un alimento que del que antes disfrutaba pueden ser algunos de los difusos síntomas de padecer disfagia orofaríngea.
Esto es, según Magdalena Pérez Ortín, vocal de la comisión de Laringología, Voz, Foniatría y Deglución de la SEORL-CCC, “la alteración en el transporte del alimento desde los labios hasta el esófago. Puede ser por alteración de la eficacia (el bolo no se transporta de una manera eficaz y por lo tanto no nos nutrimos correctamente) o por alteración de la seguridad (el bolo puede ir a vía respiratoria y producir complicaciones graves como las neumonías aspirativas)”.
Los datos refieren que en nuestro país, cerca de 2,5 millones de personas la padecen. Es muy habitual entre los mayores de 65 años, llegando a afectar a entre el 16 y 30 % de ellos. Un porcentaje que supera el 40% entre los pacientes ingresados en centros hospitalarios o en residencias.
La realidad es que se ha demostrado científicamente el impacto negativo de la disfagia en la calidad de vida de los pacientes que la sufren. “Es un factor independiente en cuanto a ingresos, reingresos hospitalarios, mayor estancia en centros de media estancia y mortalidad”, asegura Pérez Ortín.
Estas son algunas de sus causas
“Hay multitud de causas para padecer disfagia orofaríngea”, comenta la experta, quien señala que “las más frecuentes son las neurológicas como los ictus y las enfermedades degenerativas como esclerosis múltiple, Parkinson y Azheimer. No hay que olvidar las cirugías de cabeza y cuello, especialmente las oncológicas”. Tanto es así que, puede llegar a afectar al 85% de los supervivientes del cáncer de cabeza y cuello, para quienes aumenta el riesgo de malnutrición y atragantamiento.
A veces los síntomas son infravalorados tanto por el paciente como por los familiares e incluso por el personal sanitario
La especialista también señala otros motivos, como “las estancias en UVI y el propio envejecimiento, que acaba produciendo un deterioro de la coordinación deglutoria a veces agravado por otras comorbilidades como enfermedades pulmonares, cardíacas, diabetes....”
Mayor conciencia, mejor diagnosis
Uno de los mayores hándicaps de la disfagia orofaríngea es que es una patología infradiagnosticada. Tanto es así que el 90% de los afectados no tiene diagnóstico. La razones son varias, como indica la vocal de la vocal de la Sociedad Española de Otorrinonaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello.
“A veces los síntomas son infravalorados tanto por el paciente como por los familiares e incluso por el personal sanitario. Además, pueden confundirse con otras comorbilidades como las reagudizaciones del EPOC”. Por otro lado, la especialista asegura que cada vez hay mayor conciencia y existen más unidades de disfagia en los centros hospitalarios.
Equipos multidisciplinares
A la hora de tratar este problema de salud, es interesante contar con un equipo interdisciplinar, “siendo la rehabilitación logopédica y la adaptación dietética las bases fundamentales de la intervención inicial a disfagia orofaríngea”, según indica la especialista. “El tratamiento debe incluir la nutrición y bienestar del paciente, así como la rehabilitación y, si hace falta, la cirugía. El abordaje y la mejoría en estos pacientes dependen del origen de la lesión”, afirma la doctora Pérez Ortín.
Una parte importante de la recuperación, sobre todo en casos de cáncer de cabeza y cuello, tiene que ver con el trabajo colaborativo entre logopedas y otorrinolaringólogos. “Esta colaboración, que ya cuenta con una gran tradición en numerosos hospitales de nuestro país, ha demostrado ser beneficiosa tanto para los propios profesionales, como para los pacientes”, comenta el logopeda Javier Bueno.
El carraspeo o la tos durante o después de las comidas, infecciones respiratorias de repetición, pérdida de peso no buscada, febrícula vespertina, sensación de residuo en la garganta, limitación de movilidad bucal o incluso evitar un alimento que del que antes disfrutaba pueden ser algunos de los difusos síntomas de padecer disfagia orofaríngea.