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"Las posibilidades de tener disfunción eréctil se multiplican solo por cumplir años"
  1. Bienestar
entrevista a ignacio moncada

"Las posibilidades de tener disfunción eréctil se multiplican solo por cumplir años"

Como aclara el profesional, el envejecimiento, los malos hábitos y los problemas de salud asociados, como la hipertensión y la diabetes, aumentan el riesgo de padecerla

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La disfunción eréctil (DE) es un problema de salud que afecta a 2 millones de personas en España, especialmente a aquellas mayores de 60 años. Aunque muchas veces se trata como un tema tabú, la realidad es que esta condición tiene un impacto profundo no sólo en la salud física de quienes la padecen, sino también en su bienestar emocional y sus relaciones personales.

La disfunción eréctil afecta a la rigidez del pene, inhabilitando una erección con la suficiente para mantener una relación sexual satisfactoria. Este trastorno tan común, aunque podría parecer de poca importancia a priori, puede esconder una enfermedad más grave detrás, además de afectar la mayoría de las veces a la hora de tener una vida sexual normal. De todo ello habla el doctor Ignacio Moncada que, como buen médico, permitió abordar esta situación con una perspectiva amplia y profesional.

Como aclara a Alimente el experto, el envejecimiento, los malos hábitos y los problemas de salud asociados, como la hipertensión y la diabetes, aumentan el riesgo de disfunción eréctil. Sin embargo, de todos los factores, el más significativo es la edad, que aumenta linealmente la probabilidad de sufrirla por el mero hecho de cumplir más años.

La dificultad ocasional para mantener una erección puede darse de forma natural en cualquier persona. Sin embargo, es un signo de alarma cuando se mantiene en el tiempo y afecta a la calidad de la vida del individuo. Con ayuda del jefe de urología del Hospital Sanitas La Zarzuela y Presidente de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva, se profundiza en el problema, sus causas, los tratamientos disponibles y la importancia de romper el estigma alrededor de este trastorno.

Foto: Foto: iStock.

PREGUNTA. Hay distintos grados y tipos de disfunción eréctil según su origen, ¿en qué consiste cada uno de ellos y en qué se diferencian?

RESPUESTA. Claramente hay un grupo de causas que son más psicológicas. Hay individuos que tienen baja autoestima o tienen miedo a la relación sexual, por la razón que sea, y que sufren lo que llamamos ansiedad de ejecución. Tienen demasiada descarga de adrenalina y eso impide tener una erección normal fisiológicamente hablando.

Sin embargo, la mayor parte de pacientes que acuden a un especialista son del tipo de disfunción eréctil orgánica. Es decir, se trata de un problema físico que impide que haya la suficiente presión para producir una erección normal: las arterias que tienen que llenar el pene de sangre a presión funcionan mal, están dañadas. Se han estropeado por distintos factores que se relacionan muy estrechamente con las patologías cardiovasculares. Uno de ellos es la edad, pero hay otros muchos: la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, el tabaquismo, los triglicéridos, la obesidad, no hacer ejercicio…

P. ¿Por qué la DE está tan asociada con estos factores tan aparentemente dispares?

R. Son dispares, pero todos apuntan hacia el mismo sitio: la patología vascular. Son los mismos factores de riesgo que tienen los individuos para, por ejemplo, sufrir un infarto. Todas estas causas tratadas anteriormente fomentan que exista una enfermedad arterial. Efectivamente, hay mucha causa psicológica o mixta también. Hay muchos pacientes que empiezan teniendo un problema físico y eso deriva en otro emocional que hace que lleguen todavía más asustados. Un hombre que tiene problemas de erección tiene miedo cuando llega el momento de tener una relación sexual, piensa que eso no va a funcionar y que eso va a ser un desastre. Por eso, el abordaje del problema es desde las dos vías en la mayoría de los casos: hay que proporcionar un tratamiento farmacológico, pero también un apoyo psicológico que va a ayudar a que las cosas se superen mejor.

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P. Con el envejecimiento, el orgasmo masculino puede durar menos tiempo, con una disminución de la fuerza y el volumen de la eyaculación. ¿En qué medida influyen los cambios fisiológicos en personas mayores de 60 años en el desarrollo de DE?

R. En una medida enorme. Nosotros decimos que la edad es el factor de riesgo número 1. Si se hace una estadística y se miran las probabilidades de tener DE con 25 años o con 70, aumenta esa probabilidad por 25, simplemente por haber cumplido esos años. Es una curva que va incrementándose linealmente con la edad y se multiplica por el mero hecho de envejecer. Sin embargo, no sólo ocurre con la erección, también para correr más rápido, tener más fuerza o para aprender cosas nuevas. La edad es un factor que hace que las personas vayan perdiendo facultades físicas, entre otras, esta.

Imaginemos que tengo 70 años y no tengo ninguna patología de las descritas anteriormente, tengo 25 veces más probabilidades de tener problemas de erección. La edad no se puede controlar o disminuir, pero sí se puede envejecer de forma más saludable. El estilo de vida mejora mucho la probabilidad de que eso no ocurra. Hacer ejercicio, controlar y prestar atención a otras patologías como la diabetes o el colesterol, manejar una hipertensión a tiempo… Envejecer sano es fundamental para poder mantener una actividad y una vida sexual más normal.

P. ¿Qué impacto emocional tiene la DE en individuos de edad avanzada?

R. Mucha gente piensa que las personas mayores necesitan menos la sexualidad que la gente joven. Eso no tiene por qué ser así, al contrario. Las personas mayores necesitan mucho más el calor, la intimidad, el contacto físico… Es una parte de su relación y de su estado de salud. Cuando un hombre tiene problemas de erección y tiene pareja, muchas veces se aísla, piensa en evitar la actividad sexual de muchos modos y genera un distanciamiento. La otra persona, que también tiene su edad, piensa que ya no gusta, que es mayor, que ya no le quiere… y tampoco comparte sus inseguridades, se aísla también. Muchas veces, en muchos problemas de personas mayores existe esta falta de comunicación, este aislamiento que lleva a que las personas se separen o comiencen a hacer su vida. Es una tónica muy común que empeora considerablemente la calidad de vida. Lo que hay que hacer es hablar con la pareja, coger al toro por los cuernos y decir: “está pasando esto, vamos al médico, vamos a ver qué tal, a ver qué me dice, qué podemos hacer, qué tratamientos hay o si tiene algún tipo de arreglo”.

Actualmente hay tratamientos eficaces y seguros. Buscar una solución para la disfunción eréctil equivale a que yo me voy haciendo mayor y, si tengo presbicia y no veo bien, ¿qué hago, no leo? No, me pongo unas gafas. Esto es exactamente lo que debe hacer un individuo que tiene problemas de erección, que tiene una edad: “Vamos al médico, me van a dar una medicación, me van a ayudar a tener una erección mejor”. Hay medicinas que dilatan esas arterias que están funcionando mal, permiten que entre la sangre con más presión en el pene, permiten tener una erección más normal y que uno pueda disfrutar de una sexualidad más natural. Este tratamiento no tiene más implicaciones, es como cualquier otro que uno utiliza para fallos que podrían ser, entre comillas, normales con el envejecimiento, pero que hay manejo y hay soluciones.

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La Viagra es el primero que salió, se aprobó en 1998. Se han cumplido 25 años de este medicamento que ha cambiado el panorama. Verdaderamente fue la segunda revolución sexual. La primera fue la píldora, uno no podía tener relaciones sin miedo al embarazo. En la segunda, se recupera la capacidad de tener erección que se había perdido por la razón que sea. Este fármaco ha ayudado a muchos hombres y sus parejas a recuperar una intimidad y una sexualidad más normal. Luego han salido muchos otros remedios y alternativas quirúrgicas. Un hombre que entra en la dinámica de ir a su médico con este problema tiene soluciones para cada caso, hay soluciones para todos los casos.

Las bombas de vacío, por ejemplo, existen desde hace mucho tiempo, aunque yo soy más partidario de los tratamientos farmacológicos. La pega que presentan los medicamentos convencionales es que hay que tomarlos como mínimo una o dos horas antes de la relación sexual para que se absorba y potencie la estimulación. De alguna manera, hay que programar la actividad sexual y se pierde la espontaneidad. Quizás en una pareja estable es más factible, pero si se tiene una actividad sexual más espontánea y menos predecible hay otras alternativas que pueden venir mejor. La novedad más reciente es un líquido que se administra en aerosol y con efecto mucho más inmediato. Se llama Bandol, se pone en la boca y tiene efecto a los 10 minutos. Aunque salió hace un tiempo, se ha reformulado hace poco para aumentar la rapidez de su eficacia.

P. Según los estudios, la prevalencia mundial aumenta con la edad. Para los hombres de 60 a 69 años es del 20%-40%, mientras que para los mayores de 70 se sitúa entre el 50%-100%. Sin embargo, la preocupación de estos individuos es mucho menor en comparación con los adultos y jóvenes que la sufren. ¿Por qué crees que la DE afecta más, pero, preocupa menos a los pacientes mayores de 60 años?

R. Un hombre más mayor acepta con más naturalidad tener problemas de erección. Lo acepta porque entiende que, al igual que su vista está cansada, no puede correr como corría antes o no puede levantar el mismo peso, su función sexual también se deteriora. Eso no quiere decir que deba abandonarla, simplemente quiere decir que es más común y, por tanto, no lo lleva con tanta ansiedad y tanta preocupación como una persona de 35 años que tiene una sexualidad más amplia. Ese joven que tiene problemas de erección lógicamente tiene un efecto emocional más importante, acude más al médico y está más preocupado.

Hay que tener en cuenta que la propia OMS reconoce que la salud sexual es un derecho básico del individuo y que forma parte de la salud integral. Por lo tanto, una persona que está sana, pero no tiene una salud sexual normal, no está realmente sana: tiene un problema de salud. Hay que abordarlo y las instituciones y mecanismo de la seguridad y la sanidad debe ocuparse de ese tema. Es un tema de salud pública.

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P. ¿Qué riesgos en la salud de las personas mayores de 60 años puede tener el padecer DE y, sin embargo, no darle demasiada importancia y no acudir a un especialista?

R. Un individuo que tiene un problema de erección o de disfunción eréctil es un individuo que tiene una patología cardiovascular por definición. Lo que se piensa es que sus arterias no funcionan bien. Si sus arterias que llevan la sangre al pene no desempeñan correctamente su función, es probable que las arterias coronarias, las arterias que llevan la sangre al cerebro, o las arterias que lleven la sangre a las piernas tampoco lo hagan. Por lo tanto, un individuo con una patología de disfunción eréctil debe de ir al médico porque si no acude a un profesional muchas veces está obviando la necesidad de un estudio y evitar problemas más graves, especialmente cardiovasculares.

Estuve asesorando durante un tiempo a la Agencia Española del Medicamento, dentro de la EMA (Agencia Europea del Medicamento) y hubo un momento en el que los fabricantes de Viagra perdían la patente. Entonces, propusieron que fuera un medicamento OTC, para el que no se necesitara receta. La viagra es un medicamento muy eficaz y seguro, pero después de estudiarse la propuesta, se desechó. El motivo es que lo que hacía era evitar que muchos hombres con problemas de disfunción eréctil fueran al médico para que les explorara e hiciera la prescripción.

P. ¿En qué medida influye la pornografía y el acceso a internet en el desarrollo de DE?

R. Muchísimo. El porno está afectando mucho. Cuando uno tiene una estimulación sexual, tiene que ser suficiente para producir una erección, digamos liberar los neurotransmisores que hay en el pene y que provoque la dilatación de las arterias que se llenarán de sangre. Cuando uno está saturado porque ve mucho porno, porque el que ve busca una intensidad mayor…etc. muchas veces la relación sexual ya no le estimula lo suficiente y ya no consigue una erección. Yo creo que el porno está haciendo mucho daño, no estoy en contra de él, pero simplemente digo que perjudica, a menudo, la relación sexual. Hace que el nivel de excitación que se tiene y que se requiere tenga que subir y eso es, muchas veces, muy difícil. Yo creo que moderarlo o incluso evitarlo puede ser beneficioso, yo se lo recomiendo a mis pacientes muchas veces: “procure tener menos masturbación, menos porno y reservar la relación sexual en pareja”. No digo que la gente no tenga que masturbarse ni mucho menos, pero sí que en exceso puede afectar negativamente a su relación sexual de pareja, que es lo más importante incluso.

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P. ¿En qué consiste el tratamiento profesional que se aplica a las personas con disfunción eréctil?

Hay un grupo especial de pacientes, personas jóvenes que tienen este tipo de problemas en los que la disfunción eréctil se ha convertido en una cosa que les afecta mucho. Para ellos utilizamos una pauta de tratamiento que es distinta a la que prescribimos para un hombre de 60 años que tiene una pareja estable. Recetamos quizás la misma medicación, pero pautas de tratamiento distintas. Algunas son una medicación, que normalmente es una pastilla, de una dosis pequeña diaria. Otras veces se requiere una dosis más alta a demanda. En definitiva, hay varias pautas de tratamiento. Unas de ellas se acompañan además con un apoyo psicológico más intenso o incluso nosotros mismos podemos dar un consejo sexual básico y es suficiente. En las personas más mayores es menos necesario porque normalmente el impacto psicológico es menor. Ellos entienden que es porque tienen un problema más físico. Hay distintas pautas de tratamiento y un manejo personalizado en cada caso. Lo que hay que hacer es acudir a un especialista que sea capaz de escuchar al paciente, entender cuál es el problema e iniciar un tratamiento continuado y no puntual.

Hay una cosa que muchas veces la gente desecha. La gente piensa que no es una cosa buena y es la cirugía. Hay muchos hombres… Imaginemos a un hombre de 65 años con patología cardiovascular, tiene su medicación… Lleva 5 años tomando unas pastillas y ya no le funcionan. Su patología sigue y va a peor progresivamente… Muchas veces, les recomendamos una cirugía y el implante de la prótesis de pene. Hay muchos que se niegan al principio. Pero, si tienen artrosis y no pueden andar, no eligen ir en una silla de ruedas si pueden ponerse una prótesis de rodilla. Bueno, pues con esto igual. Muchas veces, nosotros ofrecemos eso y los pacientes piensan que no es un tratamiento que merece la pena hacer, pero yo sí que lo hago. Es muy eficaz y sé que los que están operados están muy contentos porque arreglan el problema de una vez por todas. Tenemos medicación, ayuda psicológica, bombas de vacío, tratamientos pinchados intracavernosos y, finalmente, cirugía.

El implante de la prótesis es un tratamiento muy eficaz que aporta mucha satisfacción a los clientes y también a sus parejas. Se trata de sustituir o meter dentro del pene, lo que podría asemejarse a la cámara de una rueda que está pinchada. Le ponemos un mecanismo que hace que, uno voluntariamente pueda tener una erección, apretando una pequeña bomba que ponemos en el escroto. Cuando termina, le da a un pequeño botón y desaparece por completo. Es un tratamiento establecido desde los últimos años y es una alternativa para aquellos que no consiguen tener una erección ni siquiera con medicación.

P. Sin embargo, uno de los mayores retos parece ser el diagnóstico. Muchos hombres de distintas edades no acuden al médico a tiempo o incluso evitan hablar del tema y prefieren automedicarse. ¿Cómo podemos combatir la incomodidad y el tabú y mejorar la concienciación sobre la disfunción eréctil y su tratamiento?

R. Bueno, yo creo que este tipo de iniciativas en las que intentamos convencer a la gente de que tener problemas de erección no es normal. Es común, es frecuente y le pasa a muchas personas, pero no es normal. Normal es poder funcionar sexualmente. Si uno tiene esto, lo que tiene que hacer es ir al médico porque le va a poner en una senda de mejor salud general. También le va a poder ayudar a tener una sexualidad más sana y eso le va a beneficiar desde el punto de vista del bienestar global. Y porque va a estar más contento probablemente manteniendo una relación de pareja mucho más sana y mucho más estable. En definitiva, no ir al médico es un problema. Si a alguien le pasa, vaya al médico porque tenemos tratamientos y buenas noticias: hay soluciones y no son pocas.

La disfunción eréctil (DE) es un problema de salud que afecta a 2 millones de personas en España, especialmente a aquellas mayores de 60 años. Aunque muchas veces se trata como un tema tabú, la realidad es que esta condición tiene un impacto profundo no sólo en la salud física de quienes la padecen, sino también en su bienestar emocional y sus relaciones personales.

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