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El pescado rico en proteínas y fósforo que tiene más omega-3 que el atún y cada vez se come menos en España
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El pescado rico en proteínas y fósforo que tiene más omega-3 que el atún y cada vez se come menos en España

Este pescado tiene un alto contenido en vitamina D, cuya función principal es ayudar al cuerpo a absorber y utilizar de forma eficiente el calcio y el fósforo

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En la dieta mediterránea, el pescado ha sido desde siempre un pilar fundamental, no solo por su sabor, sino también por los innumerables beneficios que aporta. Los expertos recomiendan consumir pescado entre dos y cuatro veces a la semana, y de esas, una debería ser pescado azul, una categoría en la que destacan el atún, el salmón o las sardinas. Estos pescados son ricos en nutrientes esenciales como las proteínas de alta calidad, los ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales. Sin embargo, a pesar de sus múltiples ventajas, el consumo de algunos de estos alimentos ha ido disminuyendo en España en los últimos años.

En un país con más de 8.000 kilómetros de costa, es sorprendente que la sardina, uno de los pescados más saludables y tradicionales, esté viendo cómo su consumo disminuye año tras año en España. A pesar de ser un superalimento por excelencia, rico en proteínas de alto valor biológico y en ácidos grasos omega-3, su presencia en las mesas españolas ha ido perdiendo terreno frente a otros productos del mar.

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La sardina ha sido parte fundamental de la dieta mediterránea desde tiempos inmemoriales. No es para menos, ya que, nutricionalmente, es un auténtico tesoro. Su contenido en omega-3 supera incluso al del atún, lo que la convierte en una aliada indiscutible para la salud cardiovascular.

Estos ácidos grasos esenciales, que el cuerpo no puede producir por sí mismo, ayudan a reducir los niveles de triglicéridos en sangre y a controlar el colesterol, dos factores clave en la prevención de enfermedades del corazón.

Foto: Un alimento sano, delicioso y fácil de preparar. (Pexels/Oleksandr P)

A pesar de todos estos beneficios, el consumo de sardina ha descendido de forma preocupante en los últimos años. En 2023, las familias españolas consumieron alrededor de 17,2 millones de kilogramos de sardinas frescas, un millón menos que el año anterior. Esta tendencia a la baja ha encendido las alarmas entre los expertos en nutrición, que insisten en la necesidad de incluir más pescado azul en la dieta para aprovechar sus extraordinarias propiedades.

Uno de los motivos que ha llevado a este descenso puede estar relacionado con la percepción que se tiene de las grasas en los alimentos. Aún persiste la idea errónea de que todas las grasas son malas. Sin embargo, las investigaciones más recientes han dejado claro que las grasas presentes en la sardina son insaturadas, es decir, las "grasas buenas" que protegen nuestro corazón y nos aportan energía de calidad.

Foto: Surtido de peces y marisco (iStock)

Otro factor que podría estar influyendo en la caída del consumo es el aumento de la oferta de otros tipos de pescado más populares y, en ocasiones, más fáciles de preparar o consumir. Aunque el atún sigue siendo una de las opciones más demandadas por los consumidores, tanto frescos como en conserva, la sardina tiene una ventaja nutricional significativa en cuanto a la cantidad de omega-3.

La realidad es que, por cada ración de sardinas, se puede cubrir casi la totalidad de la cantidad diaria recomendada de estos ácidos grasos, un hecho que pasa desapercibido para muchos.

Fósforo y vitamina D

En cuanto a los minerales, el fósforo es el más destacado en este pescado. Esencial para la salud de los huesos y los dientes, una sola ración de sardinas aporta más del 90% de la cantidad diaria recomendada de este mineral, siendo un excelente complemento para aquellas personas que desean mejorar su ingesta de nutrientes sin recurrir a suplementos.

Además, las sardinas contienen selenio, un oligoelemento fundamental para el mantenimiento del cabello y las uñas en buen estado, así como diversas vitaminas del grupo B, entre las que se encuentran la B12, B6, niacina y riboflavina.

Otro nutriente esencial que aporta la sardina es la vitamina D, cuya función principal es ayudar al cuerpo a absorber y utilizar de forma eficiente el calcio y el fósforo.

Esta vitamina es especialmente relevante en países como España, donde, a pesar de la abundancia de sol, la deficiencia de vitamina D es más común de lo que se cree. Incluir sardinas en la dieta puede ser una forma fácil y deliciosa de garantizar un adecuado nivel de esta vitamina clave para la salud ósea.

En la dieta mediterránea, el pescado ha sido desde siempre un pilar fundamental, no solo por su sabor, sino también por los innumerables beneficios que aporta. Los expertos recomiendan consumir pescado entre dos y cuatro veces a la semana, y de esas, una debería ser pescado azul, una categoría en la que destacan el atún, el salmón o las sardinas. Estos pescados son ricos en nutrientes esenciales como las proteínas de alta calidad, los ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales. Sin embargo, a pesar de sus múltiples ventajas, el consumo de algunos de estos alimentos ha ido disminuyendo en España en los últimos años.

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