Tener (o no) unos pies cuidados puede marcar la diferencia entre una buena o una mala vejez
Callos y durezas, juanetes o neuroma de Morton son algunas de las dolencias más habituales en adultos mayores. La prevención es clave para llegar a la vejez con buena movilidad
“Los pies son para nuestro cuerpo como los cimientos para una edificación, es decir, su finalidad es proporcionar soporte o estabilidad al cuerpo”. Con estas palabras de David Muñoz González, especialista en Podología en el Hospital HM San Francisco, de León es sencillo hacerse a la idea de la importancia del cuidado de los pies a lo largo de la vida.
Sobre todo de cara a la vejez momento en el que muchos de los problemas a los que se deben enfrentar los adultos se ven agravados por enfermedades como la artrosis, que empeora notablemente la calidad de vida de las personas mayores. La razón más evidente es que ven mermada tanto su movilidad como su independencia.
Y es que algunas de las más habituales alteraciones podológicas suelen derivar en dolores, no solo en los pies, sino también en los tobillos, las piernas, las rodillas e incluso la cadera y la espalda. Porque un sencillo cayo o una ampolla provocada por un zapato, puede condicionar la pisada y, con ella, el resto del sistema músculo esquelético.
A pesar de todo ello, la realidad es que en nuestra sociedad, la concienciación sobre la salud podológica deja mucho que desear. Tanto es así que lo habitual es que las personas comiencen a cuidarse los pies a partir de los 65 años y no antes. Es desde esa edad cuando comienzan a acudir con regularidad a un podólogo.
Problemas más habituales
En efecto, son los seniors quienes más visitan a los especialistas en pies, tanto podólogos como traumatólogos. Precisamente son ellos quienes más problemas suelen presentar. Los más habituales son queratopatías (callos y durezas), uñas encarnadas (la uña del pie se introduce en la piel provocando dolor) o distrofias ungueales (a menudo provocadas por infecciones o traumatismos), así como las infecciones fúngicas.
También son habituales, según David Muñoz González, los hallux valgus, más populares como juanetes; la fascitis plantar y el neuroma de Morton (engrosamiento del tejido que rodea los nervios de los dedos de los pies): “Todas estas patologías son afecciones derivadas de la forma que tiene el pie, que una vez desarrolladas, con el paso del tiempo, se acrecientan provocando dolores”.
La importancia del calzado
Llevar calzado adecuado (no solo cómodo) es la clave de evitar todos estos problemas. Sin embargo, es más habitual de lo que parece elegir mal el zapato. Un estudio realizado por la Universidad de Extremadura afirma que la población adulta utiliza un número de calzado menor al que le corresponde. Lo que sucede a largo plazo es que “el pie se adapta al zapato, provocando ulceras y heridas”, según Patricia Palomo, autora de la investigación.
Por otro lado, “las personas mayores en muchos casos no se vigilan los pies con la frecuencia que deberían y muchos de ellos tampoco saben muy bien cómo medirse el número de zapato, de tal forma que siguen usando el mismo durante largo tiempo sin tener en cuenta si realmente se les está quedando pequeño”, concluye la experta.
Visitas periódicas al podólogo
Una de las formas más efectivas de evitar problemas y patologías de pies es la prevención, que pasa, según Muñoz González, por “llevarse bien con los pies, usar un calzado no agresivo, acudir periódicamente al podólogo y abogar por todos los tratamientos conservadores posibles antes que optar por la solución quirúrgica”.
Un estudio realizado por la Universidad de Extremadura afirma que la población adulta utiliza un número de calzado menor al que le corresponde
“Todo el mundo debería ser conocedor del tipo de pie que tiene y de cómo se comporta al caminar o realizar cualquier actividad física. Luego es labor del podólogo ofrecer al paciente un abanico de tratamientos conservadores a fin de prevenir que ciertas patologías sigan su curso y se agraven con el tiempo”, asegura el podólogo del Hospital HM San Francisco. Aunque hay veces que el dolor vuelve estos problemas incapacitantes, por lo que será el momento de enfrentarse a “tratamientos correctivos o quirúrgicos, aplicando técnicas lo menos traumáticas posibles”. Se tratará de este modo reducir el tiempo de postoperatorio.
“Los pies son para nuestro cuerpo como los cimientos para una edificación, es decir, su finalidad es proporcionar soporte o estabilidad al cuerpo”. Con estas palabras de David Muñoz González, especialista en Podología en el Hospital HM San Francisco, de León es sencillo hacerse a la idea de la importancia del cuidado de los pies a lo largo de la vida.