Una de las mayores expertas en diabetes te explica por qué es un problema grave del siglo XXI
Charlamos con la profesora del University College de Londres sobre la diabetes en nuestra sociedad actual, la posibilidad de curarla, los nuevos fármacos inhibidores de GLP-1 y los retos contra la obesidad
La inglesa Rachel Batterham es una de las piezas clave en la lucha contra la obesidad en Europa, de hecho el pasado año recibió la distinción de la Excelentísima Orden del Imperio Británico de mano del príncipe Guillermo por sus servicios a las personas afectadas por esta enfermedad crónica.
Esta médico británica es profesora de Obesidad, Diabetes y Endocrinología en el University College de Londres. Hace años fundó el Centro Bariátrico para el Control del Peso y la Cirugía Metabólica de la Fundación del Servicio Nacional de Salud de los Hospitales del University College London. Y durante su carrera ha estudiado ampliamente la obesidad y ha contribuido al tratamiento clínico y la comprensión de las enfermedades relacionadas con la obesidad.
Batterham acaba de participar en el 60º congreso internacional de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes, que se ha celebrado la pasada semana en Madrid. Y de este destaca la también vicepresidenta internacional del equipo médico de Lilly como el avance más importante presentado que su compañía “ha compartido datos sobre varias moléculas interesantes de nuestra cartera de productos, incluidos datos de fase 3 sobre nuestra insulina de administración una vez a la semana, Efistora, que sería una opción de tratamiento importante para las personas con diabetes. De nuestra cartera de productos en fase 2, compartimos actualizaciones sobre orforglipron, un GLP-1 oral no peptídico, y retatrutida, una nueva molécula que activa los receptores GLP-1, GIP y glucagón. También compartimos un nuevo análisis de datos sobre la tirzepatida, en el que se analizó cómo difería la pérdida de peso en hombres y mujeres en nuestros estudios SURMOUNT”.
Además de estos avances, charlamos con la experta sobre la diabetes en nuestra sociedad actual, la posibilidad de curarla, los nuevos fármacos inhibidores de GLP-1 y los retos que enfrentamos con la obesidad, entre otras cuestiones.
PREGUNTA. ¿Es la diabetes uno de los problemas más graves del siglo XXI?
RESPUESTA. Sí. La diabetes es una enfermedad grave y crónica que puede acarrear complicaciones para la salud, como cardiopatías, insuficiencia renal o incluso amputaciones. Está estrechamente relacionada con la obesidad y representa uno de los mayores retos sanitarios en todo el mundo. Aproximadamente 537 millones de adultos (20-79 años) viven ya con diabetes, lo que provoca 6,7 millones de muertes al año.
Y lo que es más preocupante, se prevé que el número de diabéticos aumente a 643 millones en 2030 y a 783 millones en 2045.
P. ¿Será posible curar la diabetes algún día?
R. En Lilly llevamos más de 100 años investigando y desarrollando tratamientos para la diabetes, desde la comercialización de las primeras insulinas hasta la innovación que ofrecemos a las personas con diabetes y sus complicaciones. Un siglo de innovación ha cambiado lo que es posible, y hemos ayudado a millones de personas a controlar su diabetes, mejorando su salud, reduciendo las complicaciones y mejorando su esperanza de vida. Con Mounjaro hemos demostrado que podemos poner la diabetes de tipo 2 en remisión.
Me encantaría creer que algún día encontraremos una cura tanto para la diabetes de tipo 1 como para la de tipo 2. Hasta entonces, seguiremos superando a nuestros competidores. Hasta entonces, seguiremos innovando para encontrar medicamentos que ayuden a los diabéticos a llevar una vida larga y sana.
P. ¿Cree que un desarrollo farmacéutico tan importante vinculado a los inhibidores del GLP-1, como son Ozempic o Mounjaro, podría retrasar una posible cura de la diabetes?
R. La obesidad es un problema de salud grave y crónico con más de 200 complicaciones y cuanto más aprendemos sobre ella, más convencidos estamos de la urgencia de abordar esta enfermedad como causa de muchas otras patologías, como la diabetes de tipo 2, las enfermedades cardiovasculares, la esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica, la apnea obstructiva del sueño y muchas otras.
Tenemos 11 medicamentos potenciales contra la incretina en fase de desarrollo y nuestra ambición es ayudar a las personas a librarse de la diabetes, eliminar los graves problemas de salud causados por la obesidad y reducir el número de muertes relacionadas con las enfermedades cardiovasculares mediante la investigación de avances en nuestra área de grandes necesidades no cubiertas.
"La obesidad es un problema de salud grave y crónico con más de 200 complicaciones"
P. ¿Estamos apostando demasiado por los inhibidores GLP-1 como terapia?
R. Lilly está muy orgullosa de haber sido la primera empresa en comercializar insulina, y de haber presentado las primeras insulinas humanas y análogas y el primer agonista del receptor GLP-1. Estos avances en la ciencia y en el tratamiento de la diabetes han sentado unas bases sólidas para la próxima oleada de innovación.
Ya hemos presentado el primer medicamento de doble acción con GIP y GLP-1, y ahora investigamos cómo pueden interactuar estos medicamentos con otros receptores hormonales, como el glucagón, y otras moléculas, como los agonistas de acción prolongada del receptor de amilina. Estamos explorando la primera oportunidad de ofrecer medicamentos orales con una eficacia similar a la de los inyectables. Nos comprometemos a seguir encontrando nuevas soluciones para los diabéticos.
P. ¿Las empresas farmacéuticas exageran los beneficios de estos nuevos fármacos?
R. Hay más de mil millones de personas en el mundo que viven con obesidad y cerca de 8 millones en España. Como enfermedad, la obesidad tiene más de 200 complicaciones potenciales, entre ellas el aumento del riesgo de diabetes tipo 2 en un 243%; de cardiopatía coronaria en un 69%; y de hipertensión en un 113%. La obesidad también reduce la calidad de vida y está relacionada con la muerte prematura, ya que al menos 4 millones de adultos con sobrepeso u obesidad mueren cada año.
Debe ser una prioridad sanitaria y Mounjaro, como primer coagonista dual de los receptores GIP/GLP-1 aprobado, ofrece resultados sin precedentes en la reducción de H1Abc y la pérdida de peso, como se ha compartido públicamente con la comunidad científica y con los organismos reguladores de todo el mundo.
P. Cada vez es más común que la gente utilice estos fármacos como tratamiento con el único objetivo de la pérdida de peso, ¿es un riesgo para la salud general que la población general, sin ningún tipo de condición médica, utilice fármacos como el ozempic con este objetivo?
R. Como experta clínica, me preocupa profundamente el uso de medicamentos con fines cosméticos, o sin la atención médica adecuada, y estoy orgulloso de que Lilly haya adoptado una posición tan firme en este asunto: sencillamente, no promovemos ni fomentamos el uso no aprobado de nuestros medicamentos, que han sido investigados y aprobados para su uso en el tratamiento de enfermedades graves. No están aprobados, y no deben utilizarse, para la pérdida de peso cosmética ni por menores de 18 años.
La medicación es solo una parte de la solución; es preocupante el aumento de la desinformación sobre la pérdida de peso, especialmente en las redes sociales, que ofrece una solución rápida en lugar de una atención sanitaria integral que puede contribuir a mejorar la salud a largo plazo.
"Es preocupante el aumento de la desinformación sobre la pérdida de peso"
P. Desde hace algún tiempo llevamos oyendo hablar a expertos de la necesidad de modificar la idea que tenemos sobre el índice de masa corporal (IMC), que ha sido referente durante años, ¿qué nuevas perspectivas debemos atender?
R. En la actualidad, la inmensa mayoría de las personas con sobrepeso u obesidad no reciben ningún diagnóstico. Para diagnosticar la obesidad se utiliza el índice de masa corporal, que se calcula dividiendo el peso de una persona en kilogramos por el cuadrado de su estatura en metros. Esto se debe a que en grandes estudios epidemiológicos el IMC se correlaciona con el riesgo de desarrollar las complicaciones cardiometabólicas de la obesidad y la mortalidad.
El problema del IMC es que no distingue de dónde procede el peso, por lo que una persona musculosa, como un jugador de rugby, tendrá un IMC elevado. Sin embargo, la obesidad es una enfermedad de exceso de tejido adiposo y el riesgo depende de dónde se localice el tejido adiposo, siendo el tejido adiposo del abdomen el que presenta mayor riesgo. En la actualidad, la comunidad clínica tiende a utilizar el IMC y otras medidas que evalúan la localización del tejido adiposo. La forma más sencilla de hacerlo es utilizar la relación cintura-estatura. Una persona con una relación cintura-estatura superior a 0,5 corre el riesgo de padecer una enfermedad cardiometabólica.
P. ¿Y cuáles son los grandes retos a la hora de aplicar nuevas estrategias?
R. Aunque varios países y sociedades profesionales reconocen la obesidad como una enfermedad crónica, la mayoría de los profesionales sanitarios, los responsables políticos y el público en general siguen considerando la obesidad como una elección de estilo de vida y estigmatizan a las personas obesas.
Cambiar la narrativa sobre la obesidad es fundamental para que las personas con obesidad reciban la atención que merecen por su enfermedad. En la actualidad, los profesionales sanitarios suelen ignorar el sobrepeso y la obesidad y se centran en tratar las complicaciones derivadas del exceso de tejido adiposo en lugar de tratar la causa principal. Medir y registrar el IMC y la relación cintura-estatura en la atención primaria y secundaria debe convertirse en algo tan rutinario como controlar la tensión arterial de una persona. Una vez que se diagnostica obesidad a una persona, hay que ofrecerle terapias basadas en la evidencia que incluyan intervenciones nutricionales, actividad física, farmacoterapia y cirugía bariátrica en función de su enfermedad. El tratamiento debe ser de por vida, como ocurre con otras enfermedades crónicas.
En el caso de la diabetes tipo 2, a pesar de los grandes avances en los tratamientos, casi la mitad de los pacientes tienen una HbA1c por encima del nivel recomendado, lo que les pone en riesgo de desarrollar complicaciones y de muerte prematura. Por desgracia, la inercia terapéutica, es decir, no aumentar o cambiar el tratamiento cuando una persona no alcanza su objetivo terapéutico, es muy frecuente. Los datos científicos demuestran claramente que controlar la HbA1c en una fase temprana de la enfermedad mejora los resultados a largo plazo, por lo que debe prestarse más atención al control intensivo precoz de la diabetes de tipo 2
P. En países como España llevamos años intentando concienciar sobre hábitos saludables para evitar la obesidad y la diabetes. Sin embargo, la obesidad en la población general y la infantil en particular no para de crecer. ¿Qué cree que se debería hacer para fomentar la educación y la concienciación, tanto de los profesionales sanitarios como de la población en general?
R. Necesitamos tanto prevención como tratamiento para incidir en la prevalencia de la obesidad en España. Las políticas que permiten a las personas tener acceso a alimentos sanos y asequibles y a la actividad física, junto con la educación, son fundamentales. Es especialmente importante centrarse en los niños y adolescentes en lo que respecta a su exposición a alimentos poco saludables con alto contenido energético. La prevención requiere un enfoque sistémico integral que contemple todos los aspectos de la vida de una persona. La obesidad es una enfermedad multifactorial con un fuerte componente genético, y a las personas que ya la padecen debemos ofrecerles un tratamiento eficaz, no culparlas ni estigmatizarlas. Desgraciadamente, la obesidad suele interpretarse erróneamente como una mera elección de estilo de vida que las personas deben gestionar de forma independiente. Esta idea errónea socava la complejidad y gravedad de la enfermedad.
Las terapias para el control de la obesidad pueden contribuir significativamente a abordar la enfermedad y sus complicaciones asociadas. Sin embargo, es imprescindible que estos medicamentos se utilicen correctamente dentro de una estrategia sanitaria integral.
La inglesa Rachel Batterham es una de las piezas clave en la lucha contra la obesidad en Europa, de hecho el pasado año recibió la distinción de la Excelentísima Orden del Imperio Británico de mano del príncipe Guillermo por sus servicios a las personas afectadas por esta enfermedad crónica.
- Douglas A. Melton: "¿Cómo vamos a fabricar células para tratar a 8 millones de diabéticos?" Álvaro Hermida
- Obesidad: ¿Cómo podemos reducir el estigma? Dr. Ángel Durántez
- La española que alerta de que nos estamos alejando de la dieta mediterránea: "Aumenta la obesidad" Javier Granda Revilla