¿Tomas probióticos con L.Casei? Puede que no te hagan el efecto deseado, según un estudio

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La creciente oferta de productos anunciados como probióticos ha generado confusión entre los consumidores, ya que muchos de ellos no especifican claramente para qué sirven o qué beneficios ofrecen. Aunque se presentan como soluciones para la salud intestinal, es común encontrar probióticos que no indican la cepa que contienen o la función específica que cumplen en el organismo.

Esta falta de información puede llevar a un uso inadecuado de estos productos, impidiendo que se obtengan los beneficios reales que ofrecen. Un reciente estudio, publicado en la revista Frontiers, ha puesto en duda la eficacia de los probióticos, como el popular Actimel y sus versiones comerciales de L.Casei (Lacticaseibacillus casei), para lograr los efectos deseados en la salud intestinal. Pero sí pueden servir para otro tipo de patologías.

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El estudio no pretende desacreditar la existencia de estos probióticos en los supermercados, sino explicar la necesidad de conocer para qué sirve cada cepa bacteriana y sus efectos en nuestra salud. Aunque estos productos se presentan como aliados de la flora intestinal y el sistema inmunológico, la investigación muestra que no todas las cepas bacterianas son igual de efectivas y que su uso podría no ser tan beneficioso si no se eligen adecuadamente.

La importancia de conocer las cepas

Los especialistas en farmacia y química medicinal de la Universidad de Washington que han realizado el estudio destacan que la clave está en la selección de la cepa específica que responda a la necesidad concreta de cada persona. El consumo indiscriminado de probióticos podría no brindar los beneficios esperados si no se tienen en cuenta estas diferencias. Es fundamental considerar que, al igual que con los medicamentos, la elección de la cepa debe estar vinculada a la afección que se busca tratar, como el síndrome del intestino irritable o la mejora del sistema inmunológico.

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¿Qué pasa con los L.Casei?

En los resultados de la investigación, tras el análisis de 228 ensayos, los investigadores encontraron evidencia tanto de “especificidad de cepa como de especificidad de enfermedad para la eficacia de cepas de probióticos” en concreto. En el caso de la cepa L. casei DN114001, que se encuentra en los productos tipo Actimel, así como otras especies de Lactobacillus, como Lactobacillus acidophilus CL1285, Lactobacillus casei LBC80R y Lactobacillus rhamnosus CLR2, se mostró eficaz “para prevenir la diarrea asociada a antibióticos en adultos”. Otras cepas de Lactobacillus no mostraron tal eficacia.

De esta forma, se evidencia que la elección de los probióticos debe ser tratada con la misma cautela que un tratamiento médico. “No esperaría que alguien tomara medicamentos para el corazón si tuviera dolor de espalda”, señaló la dietista Megan Hilbert para Express.co.uk. En este medio también recogieron que otros estudios indican que las cepas como Lactobacillus y Bifidobacterium han demostrado eficacia en mantener un intestino sano, mientras que otras como Bacillus coagulans y Saccharomyces boulardii son más eficaces para condiciones específicas como el intestino irritable o la ansiedad.

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Una mirada más crítica al consumo de probióticos

La investigación publicada en Frontiers concluye que es necesario un enfoque personalizado en el consumo de probióticos para garantizar que se obtengan los beneficios deseados. Los consumidores deben buscar asesoramiento profesional y no dejarse guiar únicamente por campañas publicitarias o recomendaciones populares, ya que, sin la elección adecuada, el efecto de estos productos podría ser nulo o incluso contraproducente.