No es el párkinson: la enfermedad cerebral que es una de las mayores causas de muerte en España

Aunque muchos asocian los trastornos cerebrales con el Parkinson, lo cierto es que la demencia se ha convertido en una de las mayores causas de mortalidad en España. Según datos recientes, en 2023 la demencia fue la cuarta causa de muerte en el país, con más de 10.400 personas fallecidas por esta enfermedad. Sin embargo, el impacto va más allá de estas cifras, ya que se trata de una afección en aumento que afecta cada vez a más personas debido al envejecimiento poblacional.

La demencia no es una única enfermedad, sino un conjunto de trastornos que afectan la memoria, el pensamiento y el comportamiento, interfiriendo gravemente en la vida cotidiana. Entre los tipos más comunes se encuentra el Alzheimer, que representa entre el 60 y el 80% de los casos. En España, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), aproximadamente 800.000 personas sufren de Alzheimer, y cada año se diagnostican unos 40.000 nuevos casos. A medida que la esperanza de vida sigue aumentando, el número de afectados por este tipo de demencia podría crecer significativamente en las próximas décadas.

La demencia, y en particular el Alzheimer, plantea un reto sociosanitario de gran envergadura. No solo es la principal causa de discapacidad en las personas mayores, sino que también genera un coste económico elevado para las familias y el sistema de salud. El coste por paciente en España se estima entre 27.000 y 37.000 euros anuales, lo que supone un desafío adicional en términos de atención y recursos. A nivel mundial, este gasto ya ha superado los 800.000 millones de euros, con un aumento del 35% en los últimos cinco años.

Lo más preocupante es que, a pesar de su gravedad, el Alzheimer sigue siendo una enfermedad infradiagnosticada. La SEN estima que entre un 30% y un 40% de los casos no están detectados, lo que empeora cuando se trata de casos leves, donde el porcentaje de diagnósticos no realizados alcanza el 80%. Esto se debe, en gran parte, a que los primeros síntomas suelen confundirse con olvidos propios de la edad o el estrés diario.

La prevención es crucial

Por el momento, la ciencia no ha encontrado una cura para la demencia, pero existen tratamientos que pueden ralentizar su avance, especialmente si se detecta de manera precoz. De ahí la importancia de un diagnóstico temprano, que permitiría estabilizar a los pacientes en las fases iniciales de la enfermedad y mejorar su calidad de vida.

La prevención también juega un papel clave. Según la Sociedad Española de Neurología, adoptar hábitos de vida saludables podría reducir hasta un 40% los casos de demencia o, al menos, retrasar la aparición de sus síntomas. Mantenerse físicamente activo, seguir una dieta saludable y abandonar hábitos nocivos como el tabaquismo son algunas de las recomendaciones que podrían contribuir a combatir esta epidemia silenciosa.

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A medida que avanzan los años y el envejecimiento de la población continúa, la demencia y el Alzheimer se perfilan como uno de los grandes desafíos de nuestra sociedad, tanto a nivel sanitario como económico y social. Por ahora, lo más importante sigue siendo el diagnóstico precoz, los tratamientos que puedan frenar su progresión y el fomento de una vida saludable para retrasar el impacto de esta enfermedad que, según los expertos, solo seguirá creciendo en las próximas décadas.