El ictus se ceba con los jóvenes en España: los factores que predisponen a su aumento
Cada año se producen en el país entre 110.000 y 120.000 nuevos casos de accidentes cerebrovasculares en toda la población
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El ictus es la primera causa de discapacidad y la segunda de mortalidad en España, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). Cada año, el país registra entre 110.000 y 120.000 casos nuevos. En muchas ocasiones, se asocia con la tercera edad, pero estos accidentes cerebrovasculares no se limitan a este grupo. Así lo explica María Rosa Herrero, coordinadora del grupo de estudio neurovascular de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica (Sedene): "De siempre se ha visto como una enfermedad que afecta a las personas mayores y el problema es que se sigue viendo así". Es más, un estudio publicado recientemente muestra cómo está en aumento.
Concretamente, este informe reciente se basa en datos de Estados Unidos, donde es la quinta causa principal de muerte. Los resultados muestran que entre 2011-2013 y 2020-2022, la prevalencia de estos accidentes aumentó en el país de manera general en un 7,8%. Si se desgrana por grupos de edad, la prevalencia en ese periodo entre adultos de 18 a 44 años creció un 14,6%. En las personas con menos de 65 años, la cifra es similar: un 15% aproximadamente. “Esto se corresponde con un aumento de los factores de riesgo cardiovascular entre los adultos más jóvenes en edad laboral durante las últimas décadas”, señala el documento.
En España también hay datos que cuantifican que el número adultos jóvenes que padecen un ictus crece y cómo afecta a esta población. El Ministerio de Sanidad incide en que, a pesar de que puede ocurrir a cualquier edad, en los últimos años se ha incrementado su incidencia en un 25% en personas de entre 20 y 65 años. En la misma línea, un estudio centrado en ictus en adultos jóvenes señala que la edad promedio de aparición de estos accidentes ha ido disminuyendo en los últimos años debido a un incremento en la prevalencia de factores de riesgo cardiovasculares.
En cuanto a las consecuencias, la SEN calcula que cada año mueren 3.000 jóvenes tras sufrir un accidente cerebrovascular.
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La sociedad sostiene que la inmensa mayoría de los casos se podrían evitar con una "adecuada prevención" de factores de riesgo y un estilo de vida saludable. Estos factores modificables son la hipertensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia, tabaquismo, obesidad, vida sedentaria, consumo de alcohol, terapias hormonales y enfermedades cardiacas previas.
Además, publicó en 2021 una serie de recomendaciones para la prevención del ictus. "La actuación sobre los hábitos de vida constituye una piedra angular en la prevención primaria y secundaria del ictus. La abstinencia o cese del hábito tabáquico, el cese del consumo excesivo de alcohol, evitar la exposición a estrés crónico, evitar el sobrepeso o la obesidad, seguir una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva y frutos secos, así como la práctica regular de actividad física son medidas fundamentales para reducir el riesgo de sufrir un ictus", concluye.
Síntomas de un ictus
La Clínica Universidad de Navarra detalla que un 30% de los pacientes pueden tener síntomas previos de aviso, de escasa duración, que son llamados ataques isquémicos transitorios.
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La sociedad científica de neurólogos incide en que generalmente estos síntomas se producen de forma "brusca e inesperada". Además, su tipología depende del área de cerebro que se ve afectada. Los principales son:
- Alteración brusca del lenguaje.
- Pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo —generalmente afecta a una mitad del cuerpo y se manifiesta especialmente en la cara y/o extremidades—.
- Pérdida brusca de coordinación.
- Alteración brusca de la visión.
- Dolor de cabeza muy intenso y diferentes a las cefaleas habituales.
El ictus es la primera causa de discapacidad y la segunda de mortalidad en España, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). Cada año, el país registra entre 110.000 y 120.000 casos nuevos. En muchas ocasiones, se asocia con la tercera edad, pero estos accidentes cerebrovasculares no se limitan a este grupo. Así lo explica María Rosa Herrero, coordinadora del grupo de estudio neurovascular de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica (Sedene): "De siempre se ha visto como una enfermedad que afecta a las personas mayores y el problema es que se sigue viendo así". Es más, un estudio publicado recientemente muestra cómo está en aumento.