¿Tu hijo con discapacidad será independiente?: "Marta no sabía ni cruzar la calle sola. Ahora comparte piso y trabaja"
¿Es fácil para las personas con discapacidad intelectual encontrar trabajo? En este centro de bienestar psicológico y social ofrecen servicios de intermediación laboral o vida autónoma para este colectivo
Marta es de Toledo, pero lleva viviendo en Madrid unos años. Normalmente, las personas se trasladan a la gran ciudad por una oportunidad laboral o, simplemente, para estudiar. Sin embargo, su objetivo era otro: aprender a vivir sola con su discapacidad intelectual. A sus 25 años comparte piso, y, como cuenta su madre, Lola, eso ya es un gran logro.
"Al estar en provincia, te limita mucho la trayectoria. Por eso, decidimos que Marta se viniera a Madrid, a una residencia universitaria en la que nos ayudaron mucho, porque no sabía ni cruzar un semáforo, ni estar sola por la ciudad. Fue una decisión difícil, pero con el paso de los años muy positiva. Teníamos que fomentar mucho sus habilidades sociales", confiesa Lola a este periódico.
Su trayectoria de estudiante en primaria no fue fácil. Aunque no repitió ningún curso, el colegio sugería a la familia que era lo que debía de hacer: "No queríamos. En la educación se tiende muchas veces a que los niños repitan y pierden tiempo, el crecimiento está en sus grupos de edad y en lo que el ambiente les pueda favorecer. Nosotros luchamos porque estuviera dentro del aula".
Por ese motivo, cuando terminó la Educación Secundaria Obligatoria, con 16 años, comenzó una formación profesional básica ya en la capital. Ahora, algunas mañanas acude a clase para ser auxiliar veterinaria, mientras todas las tardes trabaja en Zara. "Me encanta mi trabajo, aunque es un poco agobio porque hay mucho que hacer. Me costó un poco adaptarme, como dos meses, sobre todo a los horarios", explica Marta.
Pese a que ahora comparte piso, no siempre ha sido así. Este año es especialmente importante para Marta, ya que desde septiembre vive sin cuidadora. Como cuenta su madre, el siguiente paso será la independencia total. Para ello, todos los martes, durante cuatro horas, acude a su casa su asistente personal de vida independiente que le enseña, entre otras cosas, a cocinar. "Esta figura actúa en el entorno de la persona y eso da seguridad. El objetivo no es que haga unos platos como los de Masterchef, sino que se sepa exprimir un limón o pelar una patata", reseña Lola.
La persona encargada de esa función, que se llama María, es de SumaMente, el centro de bienestar psicológico y social de la Fundación Juan XXIII. La entidad trabaja desde hace más de 55 años para la inclusión social y laboral de personas en situación de vulnerabilidad psicosocial, especialmente discapacidad intelectual y/o enfermedad mental.
El espacio, que se inauguró el pasado mes de junio, quiere llegar a todos los públicos, aunque ahora aproximadamente el 70% de sus pacientes tiene un diagnóstico de discapacidad. "Nos abrimos a otros colectivos, podemos ser el sitio de muchas personas, independientemente de si tienen discapacidad o no. Para nosotros es muy importante que nadie se quede sin ayuda porque no tenga una buena situación económica, en ese caso estudiamos la renta de la persona y vemos qué podemos hacer", expone Mamen Gómez, la directora de SumaMente.
De esta manera, trabajan los aspectos psicológicos, pero también los sociales. Desde la entidad se enfocan en "áreas clave", como la esfera intrapersonal, familiar, laboral y social, "abarcando así todas las dimensiones vitales". Entre los servicios que ofrecen, destaca el de información y orientación; el de intermediación laboral y empleo con apoyo o el de autonomía y vida independiente.
Precisamente Valentina también hace uso de algunos servicios. Tiene 20 años y hace dos semanas que consiguió su primer empleo. Es en una tienda de ropa que le encanta, y cuando supo que iba a comenzar a trabajar allí sintió nervios y euforia. Ana es su preparadora laboral y acompaña a la joven a su puesto de trabajo hasta que ella lo necesite. "Al principio fue un poco raro, ahora estoy más cómoda y abierta a los compañeros y a los clientes", dice Valentina. En este caso, su contrato es indefinido.
En cuanto a poner en contacto a empresas y trabajadores en situación de vulnerabilidad psicosocial, el centro facilita la inclusión laboral y el mantenimiento en el puesto de trabajo.
"Son muchas las compañías con las que hacemos acuerdos. La mayoría de personas desconoce lo que hacemos y es fácil caer en decir frases como que las empresas no están concienciadas. Es verdad que tienen que hacer esfuerzos, que acuda un preparador lo pueden percibir como algo intrusivo, pero el 99% de las veces que contratan a personas con discapacidad es un éxito. Hay mucho estigma, aunque ahora hay mayor conciencia, queda mucho por hacer", asegura Mamen.
Por su parte, Priscila Pereira Do Carmo, psicóloga y responsable de los servicios sociosanitarios de SumaMente, manifiesta que si no se producen más acuerdos, es por "miedo a lo desconocido". "No somos un sitio al uso, nos centramos en la prevención y para eso hacen falta muchos recursos".
Para finalizar, la directora comenta que necesitan "mucho apoyo" de la administración pública: "Nosotros estamos volando solos y a veces emprendemos proyectos sin red". A su vez, recalca que discapacidad intelectual y enfermedad mental "no van siempre de la mano": "La gente está equivocada".
Marta es de Toledo, pero lleva viviendo en Madrid unos años. Normalmente, las personas se trasladan a la gran ciudad por una oportunidad laboral o, simplemente, para estudiar. Sin embargo, su objetivo era otro: aprender a vivir sola con su discapacidad intelectual. A sus 25 años comparte piso, y, como cuenta su madre, Lola, eso ya es un gran logro.