La fundación española que trabaja para cuidar la salud de África
Recover, gracias a una red de hospitales aliados, ha traído a España a unos 180 pacientes para que puedan ser operados
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En Benín hay una media 0,62 médicos por cada 10.000 habitantes: en España tenemos 45,8. En Camerún, el salario mínimo interprofesional es de 55,30 euros, en nuestro país supera los 1.100 euros. En Costa de Marfil, por cada mil niños nacidos, fallecen 75, en España son 3. En este contexto, la Fundación Recover lleva trabajando 17 años con un objetivo: mejorar el acceso a la salud de las zonas de África donde hay más necesidad. Para ello, realizan cooperación sanitaria en un total de 11 países, pero con el foco puesto especialmente en estos tres mencionados.
Marta Marañón está al frente de esta organización, que se define como laica, independiente y sin ánimo de lucro. "Nuestra misión es mejorar las condiciones de vida de las personas en cuanto a su acceso a salud a través del fortalecimiento de los centros de salud y de las capacidades de su personal", resume.
Cuentan con un hándicap añadido: las poblaciones rurales acuden al médico solo si se encuentran en una "situación gravísima", no hay cultura de acudir al centro de salud y esto empeora en función del miembro familiar que sea. "La mujer es la última que accede porque tiene que mantener a toda la familia; incluso las niñas acuden menos que los varones", recuerda. Esto sumado a la malnutrición y las tasas de mortalidad infantil, junto con que son ellas las que tienen menos oportunidades para todo, han hecho que la fundación se centre especialmente en este doble público.
Para mejorar el acceso a la salud basan su trabajo en cuatro ejes. El primero es fortalecer los centros de salud a través de la incorporación y mejora de las infraestructuras, como puede ser las redes de oxígeno y de electricidad; y con más equipamiento, con el refuerzo de laboratorios, quirófanos, salas de parto…"Si solamente nos centráramos en esto mejoraríamos sus capacidades, pero no estaríamos velando por la sostenibilidad. En este caso, intentamos comprar a nivel local para que los técnicos de mantenimiento de las empresas proveedoras puedan mantener bien los equipos. Hemos visto muchas veces que se hacen donaciones increíbles, pero que no hay un solo profesional en el país que pueda arreglar la máquina. De esta manera no se es sostenible", afirma.
Cómo mejorar las capacidades de sanitarios en África
El segundo de sus objetivos se centra en el fortalecimiento de las capacidades de los sanitarios de estos lugares. Para ello se basan en el learning by doing. Es en este punto cuando los voluntarios cobran protagonismo. Marañón explica que estos sanitarios aportan un "valor incalculable". La mayoría son médicos, pero también hay matronas u otro tipo de enfermeros. "Ellos pueden colaborar mediante voluntariado de varias formas: hacer formación online, a través de la plataforma que nos cedió Quirónsalud, o mediante campañas formativas. A la vez que están haciendo, por ejemplo, una campaña u operando, están capacitando al personal de los centros. Esto está altísimamente valorado por el personal de los centros con los que colaboramos", asegura.
Con esta acción también siguen la línea de sostenibilidad que caracteriza su labor: "A la larga esto va a hacer que el centro de salud mejore y con ello, su atención a los pacientes". Más allá de las capacidades asistenciales, en la fundación también ayudan en con la gestión, un aspecto "fundamental".
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Además, también pueden ayudar a través de la plataforma de telemedicina, posible también gracias a la ayuda del grupo hospitalario privado. Se trata de un programa, dividido por especialidades, a través del cual los profesionales envían casos desde estos países subsaharianos para que desde España, u otros lugares, los facultativos voluntarios puedan dejar sus comentarios al respecto. "Allí lo que sucede es que en los centros con los que colaboramos son tan precarios que muchas veces el personal que hay ni siquiera es médico, es un enfermero, auxiliar o técnico de laboratorio que se está enfrentando a hacer diagnóstico de casos y está muy perdido, sobre todo en salud mental", explica.
Entonces, cualquier profesional puede subir los casos, también con radiografías e imágenes, y en 24-48 horas obtiene una respuesta. "Ya se han subido 3.000 y se ha capacitado a 400 personas a nivel local. Esto no sería posible sin el trabajo de los voluntarios", incide. De esta manera, en vez de poner el acento en el tratamiento, que es muy costoso, y no siempre tienen medios, se pone en el diagnóstico.
Las campañas de salud
El tercer de sus objetivos estratégicos consiste en campañas de salud, en colaboración con los centros sanitarios, con las que han llegado ya a 20.000 personas e indirectamente "a millones". Actualmente, la campaña bandera se ocupa de reducir la desnutrición infantil en África subsahariana. También tienen puesta en marcha otra materno-infantil para asegurar que durante la gestación, las mujeres tengan, al menos, tres ecografías, y que haya un seguimiento posparto.
Recientemente, han incorporado una centrada en la salud mental, pues apenas hay personal cualificado en psiquiatría ni en psicología. "Está estigmatizada, no se distingue entre una enfermedad grave y una menos grave. Estamos intentando hacer salud mental comunitaria para sensibilizar sobre la necesidad de ver como algo normal este tipo de problemas", asevera.
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La cuarta campaña se ha implantado este mismo año y aborda la prevención de riesgo cardiovascular, pues, como ocurre con la salud mental, no hay sensibilización alguna sobre el riesgo ni sobre hábitos de vida saludable.
180 pacientes operados en España gracias a Recover
Otra de las grandes acciones que centran la labor de Recover es traer pacientes que no tienen oportunidad de ser intervenidos en sus lugares de origen. Esto es posible gracias a una red de hospitales aliados que, tal y como recuerda Marañón, está abierta a cualquier centro que quiera colaborar. "Lo hacen de manera altruista o con una especie de tarifa ONG", afirma.
Un ejemplo de ello lo vivió Marañón en primera persona: "Tuve la ocasión de visitar a un chico de 18 años que padecía un caso traumatológico de cadera complicadísimo. La cirujana, Inmaculada Gómez Arrayás, me decía que era una de las operaciones más complicadas que había tenido que hacer. A él le cambió la vida: ahora quiere estudiar medicina y ser traumatólogo. Es una de esas historias que notas que le está cambiado la vida porque le hacían bullying en la escuela y no podía jugar al fútbol que era su pasión. Ahora va a poder caminar e incluso correr".
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Este no es el único caso de éxito que están consiguiendo. La directora general describe con especial cariño el proyecto NUTRI-m, que se empezó a pilotar en 2021 y con el que ya se ha llegado a casi 5.000 niños (desde recién nacidos hasta los cinco años) a través de 12 centros de salud en Benín, Costa de Marfil y Camerún. Se trata de un programa informático donde se recoge una serie de parámetros, como la talla o el peso. De acuerdo con los estándares de la Organización Mundial de la Salud, esta herramienta detecta si el niño se encuentra en una situación nutricional normal —que suele ser el 50% de los casos—, si sufre desnutrición crónica o desnutrición aguda.
En función de los resultados, se marca un seguimiento médico, cuyas citas se recuerdan por vía SMS. Marañón comenta que en África el móvil está muy extendido y que incluso en las familias con menos recursos suele haber uno. Pero esto implica una serie de acciones paralelas. Muchas veces el teléfono lo tiene el marido, por lo que hay que asegurarse de involucrarle para que se haga corresponsable. Y no es la única cuestión a tener en cuenta: "Sobre todo en las zonas rurales no tienen el concepto que tenemos del calendario occidental. Les dices dos semanas y no saben bien cuánto es. Por ejemplo, la semana pasada me contaban que en una de estas zonas, para que una mujer supiera que su niño tenía que ir al centro en 15 días, los profesionales decían que es lo que tarda en germinar un grano de maíz. Una vez germinado, ya sabía que tiene que acudir".
Además, a ser un proyecto integral, el centro de salud también se desplaza a las comunidades para hacer talleres de sensibilización. Entre otras cosas, se les enseña "de manera muy gráfica" cómo enriquecer y diversificar su dieta, siempre con alimentos locales.
¿Quién hace posible la Fundación Recover?
Detrás de todo este trabajo se encuentran el interés y la ayuda de varios colectivos. En primer lugar, los mecenas, los aliados y colaboradores. En segundo lugar, aunque la directora puntualiza que no menos importante, los más de 1.000 socios que cada año que apoyan con una aportación mensual. Junto a ellos se encuentran el equipo de la propia fundación, con un total de 11 personas, y los voluntarios. "Sin ellos nosotros no podríamos tener tanto impacto", reflexiona.
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Pero necesitan más para poder llevar a cabo su trabajo. Más aliados, más colaboradores, más socios particulares y, por supuesto, más voluntarios. "Su valor es incalculable para nosotros, son necesarios para que nos asesoren con los proyectos", sintetiza. Además, necesitan la difusión, algo "vital" para que se les conozca y poder tener más ayuda.
En Benín hay una media 0,62 médicos por cada 10.000 habitantes: en España tenemos 45,8. En Camerún, el salario mínimo interprofesional es de 55,30 euros, en nuestro país supera los 1.100 euros. En Costa de Marfil, por cada mil niños nacidos, fallecen 75, en España son 3. En este contexto, la Fundación Recover lleva trabajando 17 años con un objetivo: mejorar el acceso a la salud de las zonas de África donde hay más necesidad. Para ello, realizan cooperación sanitaria en un total de 11 países, pero con el foco puesto especialmente en estos tres mencionados.