Las claves de Jorge Carrasco para gestionar la ansiedad

El estrés y la ansiedad son dos de los grandes desafíos con los que se encuentran los profesionales de la salud mental. La sociedad avanza a un ritmo vertiginoso y situaciones como la presión social, la incertidumbre económica, las demandas laborales o determinadas situaciones familiares y personales, impactan directamente en el bienestar de las personas. Así lo demuestran los datos recogidos en el VII Estudio de salud y vida de Aegon que confirman que ha aumentado hasta un 72% el número de españoles que dice haber sufrido estrés o ansiedad en el último año. Aunque esta situación solo les ha sucedido unos pocos días al año, el 23,5% dice haberse encontrado estresado o ansioso más de la mitad de los días del año.

El especialista en Psicología Humanista Jorge Carrasco señala a El Confidencial que la ansiedad ha conquistado los primeros puestos en el ranking de popularidad en nuestra sociedad. “Aunque ya sea parte integrante de muchos hogares, sigue siendo una gran desconocida. Conocemos los famosos ‘cuadros de ansiedad’, pero no la naturaleza de la ansiedad en sí”, explica.

Para Carrasco, la ansiedad no representa un estado emocional transitorio, sino un estado mental caracterizado por un pico de estrés persistente o cronificado que desencadena respuestas fisiológicas en nuestro cuerpo. “Es como el testigo del coche que indica que el motor tiene una avería. Tapar el testigo para que no nos incomode su luz no reparará el problema”, ejemplifica el también CEO Instituto de Desarrollo Interior.

Señala que dejar de juzgar las cosas que nos pasan como “negativas” es clave para comprender y transitar los distintos desafíos de nuestra existencia. Asimismo, dejar de juzgar la ansiedad como “algo malo que nos pasa” es un paso fundamental para soltar la “mentalidad de lucha” con la que nos adentramos en ella, pues es precisamente la lucha el alimento que la mantiene vigente.

“Para comprender la naturaleza de la ansiedad necesitamos considerar también la depresión, pues ambas representan las dos caras de la misma moneda, y se han convertido ya en uno de los trastornos psicoemocionales más prevalentes en nuestra actualidad. Mientras que la depresión ralentiza el biorritmo, la ansiedad lo acelera. La depresión nace de una mente que descansa en el lamento de un pasado irrecuperable, generando una mirada desesperanzada de la vida, mientras que la ansiedad es una proyección mental obsesiva hacia un futuro incierto que activa una alarma constante en nuestro sistema nervioso central”, desarrolla, al tiempo que añade: “En ambos estados la mente ha perdido la conexión con el instante presente, negando así su capacidad de equilibrio, bienestar y potencial creativo”.

Carrasco explica que la ansiedad siempre descansa sobre una mentalidad inconsciente que dice: "El futuro se presenta como un desafío o una amenaza, suscitando en mí la sensación de incapacidad para afrontarlo”. “Intentar paliar los síntomas sin cambiar la mentalidad y la actitud que produjo dicha enfermedad es como intentar parar la proyección de una película tirando piedras a la pantalla”, destaca.

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Por todo ello, destaca que “se nos ha educado para buscar soluciones externas a problemas internos. La medicina convencional está orientada a tratar la sintomatología, no a deshacer dicha mentalidad. No estoy en desacuerdo con el consumo de medicamentos en ciertos casos, pero sí con el uso abusivo e irresponsable que hacemos de ellos como solución a todo lo que nos pasa”.

Consejos para gestionar la ansiedad

Con estas premisas señala que para poder transitar la ansiedad con éxito es clave aprender a abordar los problemas desde prácticas y metodologías que, en lugar de reprimir su sintomatología, ayuden a deshacer el camino andado. Y para todo ello, Carrasco da los siguientes consejos:

1. Detectar los síntomas a tiempo: La ansiedad, mayoritariamente crece de manera silenciosa y progresiva y nos damos cuenta de que la tenemos encima cuando ha cobrado fuerza en nosotros; identificar sus síntomas es vital para tratarla antes de que se descontrole.
2. Reconecta con el presente: Adquirir el hábito de entrenamiento mental como es la meditación, dirigido a reorientar la mente en el instante presente puede ser un precursor importantísimo para bajar los niveles de cortisol elevados al que nos exponemos en nuestro día a día, y aumentar la serotonina y la oxitocina para mejorar nuestra salud psicoemocional.
3. Hábitos saludables: Los estimulantes son un alimento fundamental para mantener la ansiedad viva en nosotros, la cafeína, el alcohol, las drogas, el azúcar o una mala alimentación, entre tantos, son precursores que debilitan nuestro equilibrio interior. Por el contrario, el deporte, la conexión con la naturaleza, la lectura, y una alimentación saludable nos ayuda a fortalecer nuestro sistema inmune y nuestro bienestar psicoemocional de manera estable.
4. Sanar nuestro pasado: Las memorias traumáticas pasadas almacenadas en nuestro subconsciente, son las principales precursoras de nuestras dolencias presentes. Aprender a perdonar nuestro pasado nos ayuda a cambiar la mentalidad inconsciente, reactiva y destructiva, por una percepción consciente, compasiva y constructiva tanto del mundo como de nosotros mismos. Este es uno de los enfoques más eficaces para liberarnos de las limitaciones pasadas que nos impedía experimentar el poder creativo que subyace en todos nosotros.
5. Invertir en nuestro autoconocimiento: Hemos sido educados para conquistar el mundo exterior, hemos adquirido conocimiento del mundo; sin embargo, poco sabemos de nuestro universo interior.

Carrasco destaca que apostar por formación orientada al autoconocimiento, “a la conquista de la salud emocional y a descubrir nuestra naturaleza espiritual, se ha convertido en un bien necesario. No solamente puede ayudarnos a mejorar nuestra salud, inspiración y aumentar nuestra energía, sino que también nos ayuda a recuperar la serenidad del espíritu y a restablecer la comunicación con nuestro Maestro interior”.