¿El futuro de la medicina estética será arreglar los desastres que ella misma ha generado?
La democratización de la medicina estética, unida a su mayor aceptación social y al incremento de las 'caras Ozempic' hacen que crezcan los tratamientos inyectables, aumentando también el número de casos de síndrome 'overfilled'
Todos vemos personas excesivamente tratadas que misteriosamente acaban pareciéndose entre sí. En EEUU están preocupados con el síndrome “overfilled” que consiste en caras excesivamente “rellenadas” que de forma paradójica no tienen un aspecto más joven. Por otro lado, cada vez más personas de menos de 25 años se están poniendo labios, remodelando la nariz y potenciando los pómulos. ¿Qué pasará con esas caras cuando tengan 50 años?
En mi opinión hay tres cambios fundamentales en la medicina estética de nuestro entorno. En primer lugar, se ha democratizado enormemente. Hasta hace pocos años, esta rama de la medicina estaba reservada para las clases altas de la sociedad. Hoy el abanico de personas que pueden acceder a infiltraciones o tratamientos con láseres sin tener un gran presupuesto ha crecido de forma importante. El segundo gran cambio es que realizarse tratamientos estéticos se ha convertido en algo socialmente aceptado. Las mujeres ya dicen que se pinchan y no tienen pudor en decir con quién. Y los hombres no sienten ninguna vergüenza en mostrar los resultados de su injerto capilar. En tercer lugar, hay que añadir que muchos pacientes acuden a consulta con la llamada “cara Ozempic” que consiste en la pérdida de grasa de la cara producida por estos magníficos nuevos fármacos contra la obesidad. La eficacia y la seguridad de estas nuevas medicaciones son muy altas, consiguiendo pérdidas de peso importantes y una mejora del estado de salud general. Pero al disminuir la grasa de la cara, nuestro aspecto es más envejecido. ¿Y cuál es la solución? ¡Más rellenos!
Estas tres tendencias, la democratización, la aceptación social de la medicina estética, y la “cara Ozempic”, hacen que cada vez más personas se planteen mejorar físicamente. Los datos son sorprendentes: el 46,6% de la población española se hizo un tratamiento de medicina estética en 2023, según el informe ‘Percepción y uso de la Medicina Estética en España 2023’, que presentó recientemente la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). Los cinco tratamientos más demandados en España en 2023 fueron la luz pulsada intensa (IPL), rellenos con ácido hialurónico, mesoterapia, plasma rico en plaquetas (PRP) y toxina botulínica.
Todos los profesionales hablamos de resultados naturales. Pero, ¿qué es un resultado natural? ¿Qué no lo note nadie? Malo si no lo nota nadie ¿Qué no te digan que te han tratado? Puede ser, pero es muy subjetivo, y lo que para un paciente o un médico puede ser un resultado natural, para otro puede ser un resultado grotesco. En este sentido te recomiendo este artículo de El Confidencial titulado Elogio de la belleza dermatológica y la búsqueda natural de la perfección.
El título de este artículo resalta que el futuro de la medicina estética consistirá en parte en solucionar los desastres producidos por técnicas realizadas de forma frívola y poco rigurosa. Esta idea me la dio el otro día una muy inteligente paciente mía cuando comentaba que había visto que abríamos clínica en Marbella. Y creo que es un comentario muy brillante. Determinados tratamientos, especialmente los rellenos, pueden dejar secuelas a medio y largo plazo.
Es cierto que existe un “antídoto” frente al relleno más utilizado (ácido hialurónico). Este “antídoto” es la hialuronidasa, que al inyectarse en el acúmulo de ácido hialurónico logra eliminarlo de forma muy eficaz. Pero como dicen los americanos; “there is no free lunch”: la infiltración de hialuronidasa también tiene sus posibles efectos secundarios y según se ha demostrado en un estudio publicado hace pocas semanas hasta en un 20% de los casos producen “hundimiento” y pérdida de volumen en la zona tratada. Por eso no hay que usarla con demasiada alegría. Nosotros la inyectamos con control ecográfico para tener más precisión y menos necesidad de producto.
Conclusión
Todos queremos morir jóvenes lo más tarde posible. Sabemos que la belleza y la juventud atrae, seduce, acerca y alegra el espíritu. Y hoy podemos aprovecharnos de los enormes avances de la medicina estética, porque es cierto que en ocasiones para tratar el alma es necesario tratar nuestra cara: vernos bien nos hace sentir mejor.
Pero estos nuevos tiempos requieren voces que destaquen la prudencia, el sentido común, la discreción y el rigor de esta fascinante rama de la medicina, que puede ayudar mucho a mejorar el bienestar general de nuestros pacientes si se practica de forma apropiada.
Todos vemos personas excesivamente tratadas que misteriosamente acaban pareciéndose entre sí. En EEUU están preocupados con el síndrome “overfilled” que consiste en caras excesivamente “rellenadas” que de forma paradójica no tienen un aspecto más joven. Por otro lado, cada vez más personas de menos de 25 años se están poniendo labios, remodelando la nariz y potenciando los pómulos. ¿Qué pasará con esas caras cuando tengan 50 años?
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