"La adicción al juego se ha convertido en una crisis sin fronteras": alertan de una amenaza contra la salud pública
'The Lancet Public Health' denuncia los daños que conlleva esta patología e insta a regulaciones más estrictas a través de colaboración internacional
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Problemas físicos y mentales, rupturas, mayor riesgo de suicidio, problemas financieros, aumento de la delincuencia… estas son algunas de las consecuencias del impacto del juego de azar en la salud de las personas. Una comisión de The Lancet Public Health ha reunido a un grupo multidisciplinar de expertos en la materia que considera que esta adicción supone una "amenaza para la salud pública", por lo que controlarla requiere una "ampliación sustancial y un endurecimiento de la regulación de la industria del juego". Más allá de las normativas promovidas por los países de manera individual, estos miembros creen necesarios controles mundiales más estrictos, pues a fin de cuentas afecta a todas las sociedades. "La adicción al juego se ha convertido en una crisis sin fronteras", asegura Kristiana Siste, comisaria de la Universidad de Indonesia.
"La comisión insta a los responsables políticos a tratar el juego como un problema de salud pública, al igual que con otros productos adictivos y nocivos, como el tabaco y el alcohol", sintetiza Malcolm Sparrow, comisario de la Escuela Kennedy de Harvard. El experto opina que la industria sigue promoviendo el juego como un "entretenimiento inofensivo", mientras que los países están experimentando “amenazas cada vez mayores”.
Por tanto, estos expertos piden una regulación "eficaz" sobre el juego en todos los países, independientemente de si está permitido legalmente. Esto incluye, por tanto, la reducción de la exposición y la disponibilidad de juegos de azar mediante restricciones, o incluso prohibiciones, en el acceso, la promoción, el marketing y el patrocinio. Además, también plantean incluir la provisión de apoyo y tratamiento universal y accesible para todos los afectados por el juego, junto con campañas de concienciación.
Más allá de las leyes estatales, los especialistas apuestan por un liderazgo mundial para garantizar que la adicción al juego se priorice como un problema de salud pública. Además, instan a desarrollar una alianza internacional para abogar por la reducción de los daños de esta patología, que debería estar formada por personas con experiencia al respecto, así como por organizaciones e investigadores.
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Al respecto, Aidée Baranda, investigadora del departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad del País Vasco, sostiene que esta propuesta representa un "reto importante". "El juego, su regulación, práctica, e incluso percepción que se tiene del mismo, dependen en gran medida del contexto cultural de cada país. Diseñar políticas universales y alcanzar consensos homogéneos puede enfrentar grandes desafíos", defiende, en declaraciones a la agencia SMC.
Responsabilidad individual VS enfoque colectivo
El informe de la comisión también plantea inquietudes sobre cómo el sector del juego de azar "socaba" la ciencia legítima sobre su impacto, a la vez que replantea los debates sobre el juego para promover la responsabilidad individual y la libertad del consumidor e influye en los procesos políticos en torno a la regulación del juego.
Hibai González, profesor de la facultad de Información y Medios Audiovisuales de la Universitat de Barcelona, recuerda que el discurso del juego responsable ha sido una perspectiva "ampliamente utilizada" por la industria. De manera resumida, consiste en hacer recaer en el consumidor la culpa de su conducta. De esta manera, los problemas relacionados no conforman un problema social, sino una realidad individual. El informe rechaza esta perspectiva.
"Como consecuencia, la responsabilidad no solo recae en el individuo 'irresponsable', sino en la confluencia del sector de la industria del juego y sus reguladores, que han de velar por la protección del consumidor y la comercialización de productos de juego que no sean un riesgo para la salud pública", resume en declaraciones a SMC.
¿Cuántas personas tienen problemas con el juego?
Tras una revisión sistemática y un metaanálisis para la comisión, se estima que aproximadamente 448,7 millones de adultos en todo el mundo experimental al menos un síntoma conductual o una consecuencia adversa personal, social o de salud por el juego. De ellos, 80 millones padecen trastorno del juego o juego problemático. En España, un 58,1% de la población de 15 a 64 años ha jugado con dinero en el último año en 2022, según un informe publicado por el Ministerio de Sanidad.
Más allá de analizar el comportamiento en adultos, el nuevo documento estima que el trastorno del juego podría afectar al 26,4% de los adolescentes que juegan utilizando el casino o tragaperras online. Precisamente, este grupo junto con los niños y las personas de grupos socioeconómicos desfavorecidos son los que corren más riesgo de padecer esta adicción.
Siste pide una especial protección en los niños pues, según comenta, la exposición temprana aumenta al riesgo de desarrollar trastornos relacionados con el juego más adelante. La comisión, de manera general, considera que los daños causados por el juego son más importantes de lo que se creía y que estos se han agravado también por la "expansión mundial y la transformación digital" de toda la industria.
Problemas físicos y mentales, rupturas, mayor riesgo de suicidio, problemas financieros, aumento de la delincuencia… estas son algunas de las consecuencias del impacto del juego de azar en la salud de las personas. Una comisión de The Lancet Public Health ha reunido a un grupo multidisciplinar de expertos en la materia que considera que esta adicción supone una "amenaza para la salud pública", por lo que controlarla requiere una "ampliación sustancial y un endurecimiento de la regulación de la industria del juego". Más allá de las normativas promovidas por los países de manera individual, estos miembros creen necesarios controles mundiales más estrictos, pues a fin de cuentas afecta a todas las sociedades. "La adicción al juego se ha convertido en una crisis sin fronteras", asegura Kristiana Siste, comisaria de la Universidad de Indonesia.