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El neurocientífico español que te explica cómo mantener una buena salud cerebral a lo largo de tu vida
  1. Bienestar
ENTREVISTA A DIEGO REDOLAR

El neurocientífico español que te explica cómo mantener una buena salud cerebral a lo largo de tu vida

Qué pasa cuando nos enamoramos, cómo se almacenan los recuerdos o qué factores intervienen en las decisiones de compra son algunas de las preguntas a las que este experto da respuesta en su último libro

Foto: Diego Redolar. (Imagen cedida)
Diego Redolar. (Imagen cedida)

"Gracias al cerebro, de manera especial, adquirimos sabidurías y conocimientos, y vemos, oímos y sabemos lo que es repugnante y lo que es bello, lo que es malo y lo que es bueno, lo que es dulce y lo que es insípido […] Y gracias a este órgano nos volvemos locos y deliramos, y los miedos y terrores nos asaltan […] Debemos soportar todo esto cuando el cerebro no está sano […] Y en este sentido soy de la opinión de que esta víscera ejerce en el ser humano el mayor poder". Con estas líneas, recogidas en el libro Sobre la enfermedad sagrada de Hipócrates, se inicia el primer capítulo del libro La mujer ciega que podía ver con la lengua (Grijalbo, 2024), escrito por el doctor en Neurociencia Diego Redolar (Teruel, 1974).

A lo largo de sus páginas, Redolar habla de manera pormenorizada de neuroplasticidad, emociones y razonamiento o cuáles son los mecanismos que ayudan a entender cómo y por qué tomamos decisiones, entre otros temas. Asimismo, ofrece consejos para ayudar a los lectores a promover diariamente un estado cerebral saludable.

PREGUNTA. Este es un libro de neurociencia, pero, no solo, también de biología, anatomía, filosofía o psicología… porque el cerebro no es ajeno al funcionamiento del resto del cuerpo.

RESPUESTA. Para entender el cerebro hay que abordarlo con una mirada amplia, integrativa y desde disciplinas como la psicología, la propia medicina o la biología, pero, también, desde la filosofía e incluso desde la ética. De hecho, la neurociencia, en aspectos de gran calado a nivel ético, incluso normativo, legislativo, puede nutrir a estas disciplinas y viceversa. Por ejemplo, en relación con la toma de decisiones, conocer cuándo madura el cerebro para poder tomar decisiones adecuadas, si un cerebro enfermo debe tener el mismo trato desde el punto de vista legal de uno que no… Tener una mirada global, al final, nos ayuda a entender la complejidad del cerebro humano.

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Diego Redolar. (Imagen cedida)

P. Es extraordinario que un conjunto ordenado de células con determinadas propiedades electrofisiológicas y complejos procesos de comunicación química generen conductas, procesos cognitivos o estados mentales.

R. Analizar cómo se almacena la memoria, cómo pensamos o incluso cómo tenemos consciencia de nosotros mismos es extraordinario. La consciencia es un fenómeno que depende del cerebro, incluso nuestra percepción del mundo. Cuando observamos el mundo que nos rodea, la mesa que tenemos delante, la persona con la que hablamos, los colores, pensamos que es la realidad, pero es la construcción que hace nuestro cerebro de la información que recibimos.

P. ¿Cada cerebro construye la realidad dependiendo de cómo es?

R. La construcción de la realidad la compartimos como especie, pero hay diferencias individuales relacionadas con cómo introducimos nuestra propia historia personal. Nuestros recuerdos los construimos y reconstruimos. Continuamente, incluimos cosas nuestras, incluso que no existen. Moldeamos esa realidad del recuerdo biográfico y, por ejemplo, las personas que participaron en un suceso hace veinte años pueden contarlo de manera diferente. ¿Cómo puede ser? Si todos lo experimentaron. Pues porque construimos esa realidad y las personas introducimos experiencias, trozos de nosotros mismos, etc.

"Que seamos una especie social explica muchas cosas de la organización de nuestro cerebro"

P. Sostienes que uno de los elementos que ha favorecido la evolución del cerebro humano son las presiones sociales, pero también la dieta es una predictora del tamaño cerebral

R. Que seamos una especie social explica muchas cosas de la organización de nuestro cerebro. La especie humana coopera, tenemos un cerebro orquestado para la cooperación, y esto lo potencia. Pero también la dieta ha tenido un papel crítico en la evolución del sistema nervioso, porque es un órgano que requiere un gasto enorme de energía y, si tenemos los nutrientes necesarios, podemos gastar más energía. Proteínas, glucosa e hidratos de carbono han sido elementos claves para la evolución del sistema nervioso.

P. Desde hace algunos años el concepto de plasticidad cerebral está de moda. Al profundizar en su estudio se ha determinado que esta no se restringe a una etapa del ser humano, sino que le acompaña a lo largo de la vida, porque un cerebro adulto es capaz de aprender cosas nuevas todos los días. ¿Influye de alguna manera en esta evolución la genética o más el ambiente?

R. La neuroplasticidad es un fenómeno que no se restringe únicamente al desarrollo o a etapas iniciales de la vida, sino que está presente durante todo ella. Cómo aprendemos, cómo consolidamos la nueva información y cómo la almacenamos en nuestra memoria depende de estructuras como el hipocampo, que tiene mucha plasticidad.

La genética tiene un papel importante a la hora de responder al fenómeno de plasticidad porque hay diferencia en determinados genes que hace que unas personas tengan más o menos plasticidad. Aunque hemos detectado algunos genes importantes, todavía falta mucha información para dibujar el mapa que recoja cuáles de ellos son críticos para la plasticidad cerebral y cómo hay diferentes polimorfismos o variantes en las diferentes personas. Sin embargo, sobre lo que sí tenemos más información es en cómo afecta el ambiente y también nuestros hábitos. Por ejemplo, vivir eventos traumáticos en la infancia temprana alterará algunos mecanismos de plasticidad y nos hará más vulnerables, por ejemplo, a enfermedades como la ansiedad o la depresión mayor.

Foto: Foto: iStock.

P. Entonces, de alguna manera, el ambiente puede ser enemigo o aliado

R. Efectivamente. El ambiente muchas veces nos proporciona un factor que mejora esa plasticidad y otras muchas funciones, pero a la vez también puede tener efectos deletéreos. Esto es así porque el desarrollo de nuestro cerebro es muy largo, no termina hasta los 20 o 25 años. Por qué: para dejar que el ambiente influya. Eso es beneficioso, pero también tiene inconvenientes.

P. En la época actual de las nuevas tecnologías, ¿se puede valorar de qué manera están afectando a la plasticidad de nuestros cerebros?

R. Nos faltan todavía estudios longitudinales que nos permitan poder recabar más información sobre el calado que puede tener tanto la implementación de las nuevas tecnologías digitales en el día a día como la inteligencia artificial. ¿Qué sabemos hoy? Que el uso de tecnologías está cambiando la manera que tiene nuestro cerebro de procesar. Antiguamente, el acceso a la información era muy puntual y qué hacíamos; potenciábamos los mecanismos que almacenaban esa información. Ahora tenemos acceso a mucha información de manera rápida, lo que está favoreciendo los procesos paralelos y, sobre todo, las funciones cognitivas que nos permiten seleccionar la opción más adecuada.

Cuando hablamos de cambios, me refiero a los que se producen en el sistema nervioso; no en la estructura que es más difícil. En esta área se han detectado muy pocos cambios. Por ejemplo, se ha observado que la representación neuronal que tienen los dedos índices y el pulgar de la mano en la corteza motora en nativos digitales es mayor que en personas que no han nacido digitalmente. Simplemente, porque los utilizan más. Que esto pueda tener repercusiones, seguramente lo veremos en el futuro.

En relación con la IA ya hay algún estudio que demuestra que el hecho de utilizarla mal en contextos como, por ejemplo, de aprendizaje, hace que se aprenda peor, con lo cual el problema estará en si nosotros delegamos demasiado en estas tecnologías digitales o en la IA.

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Diego Redolar. (Imagen cedida)

P. Hablas de emociones. ¿Se puede razonar dejando aparte las emociones?

R. Es difícil. Las emociones aportan al razonamiento y este al procesamiento emocional. Sabemos que pacientes que tienen alteración del procesamiento emocional poseen un razonamiento deficitario y en personas que su razonamiento es incorrecto, la información emocional también lo es. Por tanto, esa interacción entre las estructuras de la corteza implicadas en el razonamiento y las del sistema límbico, asociadas en el procesamiento de la información emocional como la amígdala, es clave para poder alcanzar un equilibrio que, al final, es bidireccional.

P. ¿Qué debemos hacer para mantener una buena salud cerebral a lo largo de nuestra vida?

R. En Occidente cada vez vivimos más. Tenemos acceso a una atención médica que hace que nuestro cuerpo funcione durante más tiempo, pero el cerebro ¿funciona igual que el resto del cuerpo? Estamos viendo que no. Hay algunos factores que son importantes para tener una buena salud cerebral. Entre estos elementos existe ya mucha evidencia científica. Uno de ellos es el ejercicio físico que, además de tener efectos positivos a nivel cardiovascular, también repercute claramente en el funcionamiento cerebral. El ejercicio físico potencia la formación de nuevas neuronas en el cerebro adulto de estructuras que son esenciales para la plasticidad y el aprendizaje, como es el hipocampo, lo que hace que nuestras capacidades cognitivas se potencien.

El sueño es un factor a tener en cuenta. Durante el sueño más profundo, denominado de ondas lentas, limpiamos la basura metabólica que se ha acumulado durante todo el día. Si no la limpiamos bien, esto puede poner en peligro nuestra función cerebral en el momento, durante la vida adulta, pero también aumentar el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.

La dieta es otro componente importante. Se sabe que algunos alimentos ricos en ciertos ácidos grasos que, por ejemplo, están presentes en el lino, ayudan a tener un buen desarrollo cerebral. Antioxidantes que están en las frutas rojas o algunos componentes que están en metilxantinas, como el café o el chocolate, benefician la salud cerebral. Hay que evitar el consumo de carnes, sobre todo de carnes rojas, y potenciar la dieta basada en vegetales.

Tener una red de apoyo es uno de los factores que más minimiza el efecto del estrés sobre la salud cerebral. Cada vez existen más pruebas del beneficio que aporta una red de apoyo en el funcionamiento de nuestro cerebro.

Por último, la meditación, prácticas como el yoga o el mindfulness, favorece los mecanismos atencionales y la respuesta cerebral al estrés. No solo mejora nuestra salud cerebral, sino también nuestra salud mental y el riesgo de sufrir depresión mayor o ansiedad.

P. ¿Qué aprendizajes va a adquirir el lector cuando cierre la última página del libro?

R. La implementación de hábitos que, desde la evidencia científica, sabemos ayudan a tener una buena salud cerebral, mejorar la calidad de vida y prevenir los efectos deletéreos de las enfermedades degenerativas para tener un buen envejecimiento cerebral.

"Gracias al cerebro, de manera especial, adquirimos sabidurías y conocimientos, y vemos, oímos y sabemos lo que es repugnante y lo que es bello, lo que es malo y lo que es bueno, lo que es dulce y lo que es insípido […] Y gracias a este órgano nos volvemos locos y deliramos, y los miedos y terrores nos asaltan […] Debemos soportar todo esto cuando el cerebro no está sano […] Y en este sentido soy de la opinión de que esta víscera ejerce en el ser humano el mayor poder". Con estas líneas, recogidas en el libro Sobre la enfermedad sagrada de Hipócrates, se inicia el primer capítulo del libro La mujer ciega que podía ver con la lengua (Grijalbo, 2024), escrito por el doctor en Neurociencia Diego Redolar (Teruel, 1974).

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